Chile es un rebelde del fútbol. Tiene rasgos de equipo grande, que no se cree inferior a ningún otro rival. Lo demostró en la fase de grupos: ante Australia fue superior, aunque evidenció una falencia en defensa en cuanto al juego aéreo debido a la baja estatura de sus centrales; contra España cambió la posesión por la eficacia atrás y adelante; y frente a Holanda dominó las acciones, pero desatendió algunas obligaciones defensivas a la hora de ir por el empate. Quizás este último es uno de sus principales problemas. El contragolpe le genera dolores de cabeza porque deja para el uno contra a uno a sus defensores.
Es un equipo que tiene reglas colectivas en función de la posesión. A) Tres centrales, dos laterales-volantes (Mena e Isla) y dos extremos (Alexis y Vargas), ocupa todo el ancho del campo de manera equilibrada. B) Prioriza la circulación rápida del balón para darle dinámica al juego. Es difícil que uno de sus componentes traslade mucho tiempo sin cederlo. C) Los receptores de pases nunca están detenidos, o caminando, siempre buscan un espacio donde haya menor densidad de rivales para picar y recibir. D) Contra la presión del rival, los pases son cortos; con más tiempo para habilitar, profundiza con balonazos a los extremos.
Chile entiende el fútbol como un juego predominantemente colectivo. Lo enriquece por la calidad de sus individuales (Alexis, Vidal, Vargas, Valdivia, Díaz, Medel, etc) y, cuando hace falta algo más que la buena disposición táctica para el ataque, sobre todo ante defensas compensadas como Holanda, se rinde al talento e inspiración de Alexis Sánchez para solucionar cualquier tipo de adversidad en búsqueda del gol. Es, en definitiva, un equipo que entiende y marca el desnivel a través de su capacidad para asociarse, a diferencia de Argentina, por ejemplo, que depende del desequilibrio individual como única vía hacia el festejo.
La historia invita a suponer que Brasil es el favorito para derrotar a los de Jorge Sampaoli. Por ser local y por la calidad de sus individualidades. Sin embargo, en un fútbol de hoy más parejo en competitividad, emergen otras situaciones para ganar un compromiso. Si se tratara solo por calidad de jugadores, a los mejores les resultaría más fácil demostrar que lo son. Y Brasil no ha demostrado en la fase de grupos ser superior y convincente como para ya estar clasificado a los cuartos de final. Chile, un rebelde del fútbol, va por lo heróico en Belo Horizonte.