Aldo Cadillo

El lunes 8 de junio del 2015, realizó su primera publicación en Instagram. En la red social de las fotos, el niño quería ser tan visible como lo era en el campo de juego. Una acción en un partido de fútbol fue el momento elegido. Con la camiseta del Barcelona, el balón en su poder y cual velocista a punto de hacer un ‘sprint’, Fati acompañó la instantánea con el texto: “Sem risco nao há vitória”. A los doce años, el tesoro más brillante de La Masía pensaba como estrella y usaba una frase de la marca Nike para realizar su primera publicación en Instagram.

nació el jueves 31 de octubre del 2002 en Bissau, capital de Guinea-Bissau - África. Con el nombre de Anssumane Fati, el futuro crack del Barcelona se paseaba entre los puertos de la urbe y las polvorientas canchas de fútbol hablando en portugués. En un país políticamente frágil, devastado por constantes golpes de estado y el derrumbe de servicios esenciales como salud, educación y alimentos, su padre Bori Fati vio en Europa el futuro que no vislumbraba en África. Viajó a Portugal y trabajó por cuatro años, luego decidió moverse a España y llegó a Sevilla. En la ciudad andaluz se instaló en Marinaleda, un pueblo agrícola de izquierda con 2.626 habitantes. Ahí el padre, como un versátil jugador de fútbol, trabajó en todas las posiciones de la cancha: fue albañil, panadero y condujo un camión de basura, hasta que se instaló como chófer del alcalde comunista Juan Manuel Sánchez Gordillo. Fue ahí que, con una economía estable y un futuro para su familia, trajo de Guinea-Bissau a su esposa y dos hijos.

La familia africana Fati llegó a Herrera, municipio a 10 kilómetros de Marinaleda. Ansu, con seis años, le pidió a su papá que lo llevara a jugar fútbol. Bori, ex amateur del Benfica de Guinea-Bissau en 1998, estaba más ocupado con los requerimientos del hogar que con tiempo para ir a patear un balón. El talento no pudo ser contenido más y el futuro crack del Barcelona salió con su hermano a divertirse en las canchas de Herrera.

No sabía ni que había jugado en Guinea. Suponía que había peloteado en la calle, pero nada más. Él me decía que quería jugar, que le llevara al campo; pero, cuando conseguí reagrupar a la familia yo tenía muchas cosas que hacer y no tenía tiempo. Un día llego de trabajar y me encuentro a vecinos y niños en la puerta de mi casa. ‘¿Tú sabes lo que tienes aquí? Tienes que verlo. Este niño tiene que jugar en el club’, me dicen. Y desde entonces no ha parado” relató Bori Fati emocionado a ‘Radio La Cope’. El tiempo no se equivocaría y , diez años después de llegar a España, se convertiría en el segundo debutante más joven en la historia del Barcelona.

-Carrera efervescente-

empezó su carrera futbolística en Peloteros, pequeña escuela de fútbol en Herrera. El chico, alto y delgado, era la estrella del plantel. Destinado al éxito y respaldado por su talento, fue campeón en la categoría prebenjamín y subcampeón de toda la Sierra Sur. Tras tres temporadas fue fichado por el Sevilla. Con el acuerdo de permanecer un año en las categorías menores del club andaluz, gigantes de Europa tocaron su puerta. Barcelona y Real Madrid pedían el talento del niño africano que hablaba en portugués y ahora sabía algo de español. El padre oyó las propuestas; pero, le preocupaba en qué invertiría el tiempo su hijo luego de los entrenamiento. Y, aunque el club merengue puso mejores condiciones, optó por el cuadro blaugrana por las instalaciones de La Masía. En la incubadora de talento, Ansu Fati, con diez años, entrenaba y vivía en las mismas paredes que albergaron los sueños de Lionel Messi, Andrés Iniesta y Xavi Hernández.

Ansu empezó en el Alevín A junto a otro prodigio del fútbol: el nipón Take Kubo. En una dupla letal, el africano jugaba de punta y el asiático de extremo. El hijo de Guinea marcó 56 tantos y el de Japón 73. Un binomio fantástico que brilló en las categorías inferiores del Barcelona. Y Ansu, con edad todavía para estar en juvenil A, debutó con el Barcelona a los 16 años. Parafraseando a un periodista del ‘El Gráfico’ de Argentina, que escribió sobre Maradona la genial frase: “A la edad de los cuentos escucha ovaciones”; en Ansu calzaría la frase “a la edad en que debe aprender, enseña”.

Ansu Fati escribe en castellano: la travesía de la joya de África que brilla en Europa. (Foto: AFP)
Ansu Fati escribe en castellano: la travesía de la joya de África que brilla en Europa. (Foto: AFP)
/ LLUIS GENE

Solución u oportunidad, o quizá ambas, Fati resultó ser un salvoconducto a las lesiones que abatían a la entidad blaugrana. En el comienzo de la Liga Española, ingresó por Carles Pérez ante el Betis y alineó como titular frente al Valencia. Fue ahí, en el Camp Nou, cuando demostró todo su talento. Como parte del once inicial marcó un gol y brindó una asistencia. Y ahora se suma una competencia más en la que está considerado: la Champions League.

Selección española

Las propuestas para nacionalizarlo español llegaron tan rápido como su debut en primera división. Portugal también reclamaba el talento y Guinea Bissau, quizá el que menos oportunidad tenía, esperaba que uno de sus hijos más deslumbrantes vista la camiseta de la selección nacional. Fue España la nación que eligió representar. La FIFA puso varias exigencias para aceptar su inscripción; pero, en un rápido movimiento burocrático, toda la documentación solicitada fue presentada y Fati podía defender los colores rojo y amarillo.

Y ahora espera su debut con la Sub-21 de España. Como le sucedió a los futbolistas Alfredo Di Stefano, Diego Costa o Juan Antonio Pizzi, Ansu Fati está a poco de representar a un país en el que no nació; pero que sí lo cobijó, le dio educación y lo formó como persona. Eso que dice el entrenador Ernesto Valverde que es el máximo talento de Fati, “es muy maduro para su edad".

Lo llamaron de la Sub-21 de España para reemplazar a Carles Pérez. Como con el Barcelona, Ansu llegó para sustituir a un lesionado. Debutó con gol y escribió su nombre en la historia del país europeo. Mientras tanto, sigue publicando en Instagram. En la red social de las fotos (donde tiene más de un millón de seguidores) el chico también agrega texto a las imágenes. Ya no escribe en portugués, como lo hizo con su primera imagen: “sem risco nao há vitória” (sin riesgo no hay victoria), alegoría retórica que utilizó Nike en el 2014 para conmemorar el 20° aniversario de “majestuoso fútbol”, ahora lo hace en castellano mientras posa más como modelo que como jugador de fútbol. Claro que sin riesgo no hay victoria, Ansu; pero, sin talento pocas veces existe el triunfo.


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