Eran los primeros Juegos Olímpicos Modernos... y ya había reventa. Quince siglos después de que los Juegos griegos que se realizaban en Olimpia fueran abolidos por el emperador romano Teodosio, un grupo de 241 deportistas varones de 14 países para 43 disciplinas, según el propio Comité Olímpico Internacional, dieron vida a lo que hoy es el evento deportivo más grande del planeta. Desde Atenas 1896, ya la importancia de esta competición generaba una gran expectación en los aficionados. De una mera curiosidad pasó a transformarse en casi una cita imperdible cada cuatro años.
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Fue un lunes 6 de abril, así como hoy. Y a las 3:15 de la tarde. El Rey Jorge I pronunció las palabras que el mundo deportivo esperaba escuchar: ¨Proclamo abiertos los primeros Juegos Internacionales de Atenas, que celebran la primera Olimpiada de la era moderna".
La idea de recuperar los antiguos juegos griegos fue de Pierre de Fredy o Barón de Coubertin, un reformador de la educación francesa. “Alemania había exhumado lo que quedaba de Olimpia. ¿Por qué no iba Francia a conseguir el renacimiento de su esplendor? De ahí al proyecto, menos brillante pero más rápido y fecundo, de restablecer los Juegos Olímpicos, no había más que un paso; sobre todo, porque había sonado la hora en que el deporte parecía llamado a representar de nuevo su papel en el mundo”. Así lo explicó él mismo. Quería devolverle a la humanidad su esplendor olímpico.
EL NACIMIENTO
Coubertín tenía la idea desde 1892, cuando la lanzó por primera vez, pero sin ninguna respuesta positiva. Recién en 1894 pudo convocar a un Congreso Internacional. Entre el 16 y 23 de junio en La Sorbona, París, reunió a representantes de diferentes movimientos deportivos. Con presencia de Francia, Grecia, Rusia, Suecia, Estados Unidos, Checoslovaquia, Hungría, Gran Bretaña, Argentina, Nueva Zelanda, Italia y Bélgica, se dio forma al Comité Olímpico Internacional (COI), que decidió que la primera edición de los Juegos sería celebrada en Atenas en 1986, en la nación que fue la cuna del olimpismo. Por eso el griego Dimetrius Vikelas fue designado como primer presidente del COI.
El Comité Organizador estuvo presidido por el mismo príncipe griego Constantino, quien recibió el apoyo de empresarios para la celebración de los Juegos. Se hicieron grandes obras, como la remodelación del estadio Panathinaiko, que estuvo listo dos días antes de la inauguración gracias al aporte económico de Georgios Averoff; la construcción del velódromo de Falero, el Palacio Zappeion para la gimnasia, cancha de tenis y tribunas en la bahía de Zea para las pruebas de natación, entre otros.
LOS JUEGOS
Se eligió el lunes 6 de abril como fecha de inicio de los Juegos porque era lunes de pascua y porque un día como ese, 25 de marzo del calendario griego juliano, en 1821, se dio el llamado Levantamiento del Peloponeso, el inicio de la independencia de Grecia que se desligaba del Imperio Otomano.
“Existían dos calendarios, el Gregoriano y el Juliano. Eso llevó a la confusión a los estadounidenses, que casi no llegan a los Juegos. Ellos pensaban llegar con días de anticipación para adaptarse al horario... y que la competencia era el 6 de abril... pero en el camino se enteraron que en Grecia tenían el otro calendario y que cuando llegaran a Atenas sería para la clausura. Tuvieron que hacer una serie de cambios en su recorrido y llegaron el mismo día de la inauguración”, relata el periodista peruano Patrick Espejo, especialista en el tema que ha escrito el libro “Olímpica”, donde se relata toda la historia de los Juegos.
Aproximadamente 70 mil personas asistieron aquella tarde a la inauguración en el estadio Panathinaiko, que abrió sus puertas al mediodía. Otras 10 mil se apostaron en las colinas cercanas para poder apreciar lo que pudieran. Los atletas desfilaron uno a uno y las salvas de cañón y la banda de músicos daban cuenta de la fiesta. Se entonaba el himno de los juegos, compuesto por Spyridon Samaras y escrito por el poeta Kostis Palamas. Y Pierre de Coubertin pensaba: “Valió la pena tanto esfuerzo. Vendrán muchos problemas que deberé enfrentar. Al final lograré que la educación y el deporte conformen una unidad".
HIMNO DE LOS JUEGOS
Espíritu inmortal de la antigüedad,
Padre de lo verdadero, lo hermoso y lo bueno.
Desciende, preséntate, derramanos tu luz sobre esta tierra y bajo este cielo, que fue el primer testigo de tu imperecedera fama.
Dad vida y vivacidad a eso nobles juegos
Arrojad, guirnaldas de flores que no palidecen
¡A los victoriosos en la carrera y en la contienda!
¡Crea, en nuestros pechos, corazones de acero!
En tus ligeras llanuras, montañas y mares
Brillan en un matiz roseo y forman un enorme templo en el que todas las naciones se reúnen para adorarte, ¡Oh espíritu inmortal de la antigüedad!
La historia dice que uno de esos deportistas fue el chileno Luis Subercaseaux, el primer latinoamericano en competir en los Juegos, en las disciplina de atletismo, aunque no existe registro en el COI sobre ello. Sin embargo, para Atlanta 1996, el Comité invitó a la familia Subercaseaux a celebrar el centenario de los Juegos.
HOMBRES HISTÓRICOS
Luego de la inauguración, empezaron las pruebas de clasificación de los 100 metros planos. Pero la primera final fue la de salto triple. El estadounidense James Connolly tiene el honor de ser el primer ganador de una competencia olímpica. Él se impuso en salto triple con una marca de 13,71 metros, un metro más que el segundo puesto, el francés Alexandre Tufferi. El joven de 17 años tuvo que abandonar sus estudios en Harvard para poder ir a Atenas, ya que el centro de estudios no le dio permiso. Recibió una corona de olivo y una medalla de plata, que era como se premió a los ganadores de aquella primera edición. Al segundo lugar se le daba una medalla de bronce y al tercero un diploma. El oro, plata y bronce recién se entregó a partir de San Luis 1904.
Connolly fue el primer ganador, pero el gimnasta alemán Hermann Weingartner fue quien más podios logró: 6 en total. Ganó tres eventos, fue segundo en otros dos y tercero en uno. Es decir, con la nomenclatura actual, logró tres oros, dos platas y un bronce. Mientras que el estadounidense de 20 años Robert Garrett se hizo conocido como el atleta más completo ya que se impuso en los lanzamientos de disco, una prueba clásica entre los griegos, y de bala, y fue segundo en salto alto y largo.
HÉROE LOCAL
Pero sin duda el hombre de los Juegos fue el local Spyridon Louis, ganador de la prueba de maratón, lo que alegró a toda la nación griega que vio con decepción cómo un extranjero se llevaba el lanzamiento de disco, prueba considerada como una de las más importantes.
Esta carrera se ideó como un novedad en el deporte y se hizo bajo la sugerencia del profesor francés Michel Breal, quien quiso conmemorar la gesta del soldado ateniense Filipides, de quien se dice que recorrió la llanura de Maratón para da cuenta de la primera victoria griega en las Guerras Médicas, contra los persas. Según el historiador Herodoto, Filipides recorrió desde Maratón hasta Atenas la distancia de 40 kilómetros para entregar el mensaje y falleció tras realizar su labor. Otros relatos cuentan que murió por una herida provocada en la guerra, o que su recorrido fue entre Atenas y Esparta, de 200 kilómetros. Pero Breal se inspiró en eso y propuso que se realizase esta prueba, de correr 42 kilómetros para rendir homenaje a los héroes.
Debido a la complejidad de la prueba, el esfuerzo que se necesita y el calor que reinaba en Atenas en esos meses, se realizaron evaluaciones previas. En febrero dos atletas hicieron el recorrido, uno apenas pudo correr la mitad y otro llegó en unas cuatro horas. Luego, el 10 de marzo se realizó otra carrera ya con doce participantes. Charilaos Vasilakos se impuso con 3 horas y 18 minutos. Dos semanas después se repitió el experimento e Ioannis Laventis venció con un tiempo de 3 horas, 11 minutos y 27 segundos. En esa carrera, Louis llegó en el quinto lugar.
La gloria para Spyridon estuvo guardada para el 10 de abril, cuando logró imponerse en los Juegos Olímpicos con un tiempo de 2 horas, 58 minutos y 50 segundos, casi ocho minutos de ventaja sobre Vasilakos. A lo largo del camino, más de 100 mil espectadores alentaron a los corredores. Con el número 16 en el pecho Louis fue el primero en llegar al Colegio Rizarios, donde estaba la meta. Ahí el príncipe Constantino y su hermano Jorge lo recibieron con abrazos y lo llevaron ante el Rey Jorge.
Esta prueba también tiene el registro de la primera trampa. En tercer lugar llegó el local Spiridon Velokas. Sin embargo, el húngaro Gyula Kellner, que llegó cuarto, denunció que Velokas fue ayudado por un carro tirado por caballos. Ante la denuncia, el griego aceptó y fue descalificado, dejando a Kellner en el podio.
ASÍ LO VIVIÓ EL PERÚ
(Tomado del libro “Olímpica. 2.700 años de historia de los Juegos Olímpicos”, del periodista Patrick Espejo Macera, publicado en el 2013)
Como ya se dijo, Chile fue el único país latinoamericano que fue parte de los primeros Juegos Olímpicos modernos. Sin embargo, Perú no estuvo ajeno a esta fiesta deportiva. El diario “El Comercio” reprodujo una seria de telegramas donde daba cuenta de algunos resultados.
En 1896 no había sección deportiva en dicho diario, por lo que las noticias sobre las pruebas aparecían en distintas páginas. La primea noticia sobre el evento apareció el 24 de marzo de ese año, dando cuenta de competencias previas en Grecia para determinar a sus representantes en los Juegos. “El rey Jorge, el príncipe de la corona Constantino, y el príncipe Jorge, vigilaron personalmente la carrera de maratón, en una distancia de tres horas y 18 minutos”. Se referían a la victoria de Charilaos Vasilakos el 10 de marzo.
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“El día fue una fiesta nacional. La ciudad estuvo hermosamente embanderada y hubo gran entusiasmo. Se cantó, primeramente, un ‘Te Deum’ en la catedral, al que asistió la familia real. El tiempo estuvo nublado. Los atletas norteamericanos ofrecen indicios de estar en magnifica condición y de abrir la mayor confianza en el éxito”, se lee en una nota del 7 de abril.
Líneas después se informa de los ganadores. “Se anuncia ya como vencedores a los norteamericanos en los siguientes torneos: el de lanzar discos, el de los diferentes saltos, el de la carrera de 100 metros y el de la de un cuarto de kilómetros. Roberto Garret, alumno del colegio Princenton, ganó el primer lance y E.H. Clark, alumno del colegio de A. Harbard, el segundo”, informaba, sin la precisión que data la historia.
Fuentes:
- Olímpica – Patrick Espejo
- Historias insólitas de los Juegos Olímpicos – Luciano Wenicke
- Comité Olímpico Internacional
- Comité Olímpico Peruano
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