Actualmente, los adolescentes están expuestos a la violencia en todos los niveles. El 78% de adolescentes de 12 a 17 años dice haber sufrido alguna vez violencia por parte de alguna persona que vive en su casa y más del 40% padeció esa experiencia en el último año, según la encuesta ENARES 2019 del Instituto Nacional de Estadística e Informática. La investigación, que aborda casos de violencia física y psicológica, también revela que más de la mitad (53.9%) de los adolescentes violentados son mujeres.
Según el psicólogo Alberto Medina, “las principales consecuencias que este tipo de abusos son la ansiedad y la depresión. Muchas mujeres adolescentes pueden entrar en una ansiedad enfermiza patológica, también pasan por un estrés crónico con niveles de estrés y tensión muy altos”.
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El especialista explica que esto puede desencadenar trastornos de sueño, alimenticios y otros. Refiere casos de adolescentes que no descansan adecuadamente y otros que presentan desórdenes de apetito, que los pueden llevar a cuadros de anorexia y bulimia.
La misma encuesta ENARES revela que tras sufrir violencia, la mayoría de adolescentes buscó ayuda en su madre (35,9%) o padre (18,2%), pero no fueron más allá: el 97,8% no buscó ayuda en una institución especializada. La información es consistente con la ofrece el Observatorio Nacional de la Violencia Contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar, que detalla que el 70,7% de las mujeres de 15 a 49 años que sufrió violencia física no buscó ayuda en una institución.
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Para Medina, las posibles soluciones pasan por “ser escuchado; tiene que tener una escucha activa, la cual nos permite darnos cuenta cuál es el sufrimiento que padece la víctima, cuando a uno escucha a una víctima de violencia, de cierta manera está ayudando a cerrar heridas, otra manera de ayudarlos es ayudándolos a salir de esta tensión, un estrés enfermizo y una ansiedad exacerbada”. Situaciones que pueden llevar a que muchas víctimas se sientan culpables y no sean capaces de ir a denunciar a sus agresores.
Enfrentar la violencia requiere del compromiso de todos para así lograr una sociedad justa, integral, inclusiva y democrática. Para esto, unas posibles soluciones serían terapias psicológicas, consultas médicas gratuitas, elaboración de campañas, organizaciones contra la violencia, sanciones para los abusadores, justicia y libertad, centros de rehabilitación social y apoyo familiar.