En este informe, cambiamos la pregunta “¿qué quiere ser cuando seas grande?” por ¿podrás ser lo que quieras ser cuando seas grande?
¿Cuánto tiene que ver lo que aprendemos en el colegio con lo que veremos en la universidad? Con dos años escolares arrebatados por la pandemia de COVID-19, crisis y polémica tras polémica en materia de educación por parte del Gobierno, conversamos con distintos especialistas, desde decanos de universidades nacionales hasta psicólogos, así como padres de familia y profesores, con el fin de llegar a una respuesta a esta interrogante:
¿Cuánto sirve realmente lo que se enseña en la secundaria y qué tan preparados deja a los adolescentes de cara a un mundo casi desconocido: los estudios superiores?
“Algunos niños son muy buenos para aprender idiomas, pero no son muy buenos en matemáticas. Otros son geniales en ciencia, pero no pueden analizar poesía”, sostiene Howard Gardner.
Van transcurriendo los años, todo evoluciona y cambia, pero qué podemos decir de la educación peruana, ¿realmente habrá cambiado?, ¿las estrategias de enseñanza para que los estudiantes aprendan mejor estarán acordes a su realidad?
A principios de los años 80 el psicólogo estadounidense Howard Gardner propuso una teoría que revolucionó la educación a nivel mundial: la teoría de las inteligencias múltiples. Es decir, la diversidad de las capacidades humanas. Estas nos hacen diferentes en nuestro aprendizaje, ya que cada uno posee características propias para aprender.
Pero, nuestra educación peruana ¿estará considerando esta teoría? Muchas veces las diversas instituciones educativas fijan límites sobre cómo han de enseñar los profesores y cómo tienen que aprender los estudiantes.
Para entender esta problemática conversamos con distintos especialistas y actores del sector educativo para hacer un análisis sobre la educación escolar en el Perú.
Miguel Inga, decano de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, responde sobre cómo ha sido el proceso de evolución en la educación.
“Hoy hablamos de capacidades que involucran qué hacer con los contenidos que se aprenden. Antes solo acumulábamos información. Ahora tenemos una fuente de información más amplia: internet, televisión por cable, etc. Pero lo importante es qué hacemos con esa información para enriquecer nuestros saberes”. Allí es donde aparecen las competencias comunicativas y las competencias lógico matemático, sobre todo por el lado organizativo”, indicó Inga.
La Hna. Lucía Zubileta Alegre, directora del Fe y Alegría 20, Cusco, opina sobre las diferencias entre la educación de algunas décadas atrás y la de estos tiempos. “Los mayores cambios han sido no dedicarnos tanto al memorismo (que los niños aprendan todo de memoria), hoy estamos más enfocados en la comprensión y el logro de competencias. Se ha hecho en otros tiempos, pero ahora se enfoca mucho más en la reflexión y el análisis, centrado en el aprendizaje del estudiante, para que este pueda llevarlo a la vida. Creo que eso es lo más importante ahora”, nos comenta la directora.
Hugo y Max, padres de adolescentes en edad escolar, realizan una evaluación personal desde su propia experiencia acerca de la educación que reciben sus hijos. “La educación es “regular”, la aplicación de la metodología en las instituciones educativas no se ha actualizado con otras instituciones como las academias, donde la enseñanza es mucho más ágil y comprensiva. En los colegios muchas veces no le dan importancia a la creatividad de un alumno; por ejemplo, un alumno con talento para la música no recibe talleres o enseñanzas que le ayuden a explotar esa aptitud”, sostienen.
Agregan que: “La educación en el Perú está en un nivel muy bajo comparado con otros países. Algunas veces me dicen “nada de lo que he aprendido en el colegio hay acá (en la academia)”, y creo que eso influye mucho”.
Nuestro sistema educativo agota sistemáticamente la creatividad de los niños, refrenando las habilidades y los talentos naturales de demasiados estudiantes, minando su motivación para aprender, y como consecuencia; encontramos a personas sin vocación, que trabajan más adelante solo para subsistir, y no personas con sueños, capaces de ser exitosos gracias a hacer aquello que les apasiona, trayendo consigo un país en retroceso, un país que no avanza.
Por ejemplo, siguen existiendo colegios pre universitarios que solo su meta es el ingreso a las universidades, valiéndose netamente de la memorización de fórmulas y artificios. Pero, lamentablemente, a los padres de familia solo les importa ello.
Y entonces, ¿qué pasa con los estudiantes después de su ingreso? Ven que de repente no les sirvió de nada lo aprendido, que ahora sí es necesario poner de manifiesto sus habilidades y actitudes, y muchos fracasan porque aún no se conocen, ni saben cómo aprenden o en qué son más hábiles.
Esto es un gran problema, pues la educación secundaria sigue desligada de la superior. Los estudiantes no son considerados como personas que tienen diversas habilidades, sino como fuentes de ingresos económicos. Todos los niños empiezan el colegio con una imaginación brillante, una mente fértil y buena disposición a correr el riesgo de expresar lo que piensan, pero este nuestro sistema educativo los elimina.
Algunos colegios nacionales y de convenio de nuestra Región del Cusco están reformulando su enseñanza – aprendizaje y es que están trabajando por competencias tratando de realizar una evaluación formativa, elaborando proyectos integrales, los cuales motivan a investigar y poner de manifiesto la creatividad y criticidad de sus estudiantes. Pero, a pesar de ello, seguimos viendo que no existe una enseñanza diferenciada y mucho menos una evaluación diferente para cada estilo de aprendizaje o inteligencia múltiple, “resulta evidente que los procesos de aprendizaje y su sistema de evaluación deben valorar aspectos como la diversidad, las capacidades individuales, la constitución cerebral, el entorno y el contexto cultural”.