Hace ya 30 años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad. La ciencia, sin embargo, no ha sido suficiente para evitar que continúe la discriminación hacia la población LGBTI, y el Perú no es la excepción.
Según un estudio realizado por Ipsos Perú por encargo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, al menos el 8% de la población adulta del Perú se identifica como no heterosexual, el equivalente a 1,7 millones de personas.
El mismo sondeo mostró la discriminación que sufre la comunidad en el ámbito laboral: ante la pregunta de si contratarían a una persona trans u homosexual, el 37% y 30%, respectivamente, dijo estar poco o nada dispuesto a hacerlo.
La discriminación, sin embargo, ocurre a diario, también en los espacios públicos. Camila Zapata, periodista deportiva de DIRECTV Sports, ha sido, en distintas ocasiones, objeto de discriminación debido a su orientación sexual.
“Estaba en un parque y se me acercó una señora a conversar. Me pregunto si tenía novio y yo le dije que tenía novia. Entonces me dijo: ‘ah, eres marimacha’”, contó a los corresponsales escolares de El Comercio.
Según la periodista, debido a su corta edad en ese entonces, el comentario le causó dolor. “Quieres decir ‘no soy eso, no soy eso’, solo es por la persona que amo”, relató.
La sensación es compartida por Allyson Chrem, tatuadora y peluquera. “No es necesario que se hayan detenido a decirme cosas para sentirme discriminada. Su simple comportamiento alrededor mío hace notar repulsión. Recuerdo que, cuando era más joven, me gritaban desde un taxi o un micro algunas cosas, pero no sabía cómo defenderme o reaccionar, así que solo agachaba la cabeza y me iba a paso rápido. Es doloroso saber que en el país que habitamos sigan sucediendo cosas así”, recuerda la artista.
Alexandra Hernández, directora ejecutiva de Más Igualdad Perú, una organización que promueve el reconocimiento de los derechos LGTBI, explica que la información es clave para romper con los estereotipos que aún persisten en la sociedad, y que generan episodios de discriminación.
“Cuestionemos todo eso que hemos aprendido y así empezaremos a cambiar las actitudes que tenemos de rechazo por actitudes de aceptación”, señala.
“La diversidad es algo muy bueno, algo que aporta a la sociedad. Y por ello necesitamos que se empiece a reconocer que (las personas LGTB) existimos y que nos merecemos los mismos derechos que cualquier persona”, agrega Hernández.