Norma Yamaguchi, docente y familia del colegio, enfrenta este tiempo de pandemia desde su casa. Ella dicta sus clases a través de un entorno virtual y evita salir por temor al contagio. Este nuevo escenario la ha motivado a crear su propio biohuerto en casa. Antes de la pandemia por la COVID-19, había participado del taller presencial de biohuertos que organizaba el Colegio Juan XXIII, pero los horarios muchas veces se le cruzaban. Cuando la pandemia obligó a que el taller sea virtual, pudo organizar sus tiempos e involucrarse en el proyecto.
Al principio, creía que por vivir en un departamento de 80 metros cuadrados le sería complicado llevar a la práctica lo que podía aprender. “Pensaba que viviendo en un departamento era imposible crear un biohuerto por los espacios reducidos, pero hoy sé que sí se puede”, sostiene.
Así, con algunos recipientes reciclados y haciendo uso de los espacios libres, la profesora Norma logró cultivar cedrón, manzanilla, culantro, perejil, entre otros. “No hay excusas para crear un biohuerto en casa, es fácil y no ocupa mucho espacio”. Más adelante añadió: “Siento que los productos son más sanos y frescos, además de no tener que salir de casa para adquirirlos”. La experiencia –dice- fue “diferente y gratificante para ella y su familia”.
Otro caso es el de la familia Pinday Díaz, que, motivada por su hijo Ismael, vio el biohuerto como una oportunidad de darle vida al jardín de la casa, que estaba descuidado, a la par que este les podía proveer de algunos vegetales. “No se imaginan la alegría que nos dio el poder cultivar moringas, perejil, lechugas, tomates cherrys y germinados en nuestra propia casa”, señala Carmen Díaz, mamá de Ismael. “El espacio no es problema si haces uso de tu creatividad: los jardines colgantes con botellas recicladas es una buena opción, en caso no tengas mucho espacio, y si posees un pequeño jardín, no hay duda de que el cultivo de vegetales es lo mejor”, afirma.
Así como la maestra Norma y nuestro compañero Ismael, un total de 100 familias formaron parte de este proyecto. Organizados en grupos, contaban con la tutoría de un mentor. Cada semana, en función de una actividad específica, aprendieron a implementar un biohuerto en casa, hacer su propio compostaje, e, incluso, fabricar su maceta.
El trabajo fue posible gracias al taller virtual “Nuestro Huerto Familiar”, que se realizó entre octubre y diciembre del año pasado. Estefanía Fox, encargada del proyecto, señala: “Después de charlas y planeación en los primeros meses de cuarentena, se decidió convertirlo en un taller virtual que involucre a padres y madres de familia desde sus hogares, continuando de esta manera con el objetivo de concientizar y cuidar del medio ambiente”.
“Desde 2018, año en que inició la iniciativa, se estableció un biohuerto en Villa Asís (Huaycán). Allí, hasta la actualidad, se cosechan algunos productos como pak choi, acelga, rabanito, zanahoria, poro, apio, albahaca, espinaca, perejil, beterraga, culantro, entre otros. Estos productos son 100% ecológicos libres de pesticidas y, antes de la pandemia, se vendían a todo el público en las instalaciones del colegio. Cabe destacar que, actualmente, esta actividad ha comenzado a reactivarse y ya podemos acercarnos a adquirir los mismos todos los martes” afirma la encargada.
Tener un espacio verde –un jardín, un biohuerto- es vital en estos tiempos en los que día a día nos estamos rodeando de cemento. Ante este desafío ambiental, urge el compromiso de todos: “Comprometernos e involucrarnos para ser más eco-amigables y sustentables con el ambiente, usando nuestros recursos con eficiencia y respeto”, resalta Estefanía. Es claro que el Colegio Juan XXIII con su proyecto escolar, que lleva por nombre “Laudato Si: Cuidar la Casa Común”, responde a este propósito ecológico.