Separadas por solo 20 minutos de distancia, dos escuelas públicas reflejan realidades opuestas: una cuenta con instalaciones que invitan al aprendizaje, mientras la otra enfrenta una preocupante carencia de recursos. Esta es la historia de dos instituciones educativas ubicadas en los distritos de Puente Piedra y Comas, donde alumnos, profesores y autoridades enfrentan barreras difíciles de superar.
La opuesta realidad de dos instituciones educativas
Para este reportaje, hemos decidido mantener en reserva el nombre de las instituciones para evitar susceptibilidades en la comunidad escolar. Llamaremos “A” al colegio ubicado en Puente Piedra y “B” al que se encuentra en Comas.
En el colegio A, situado cerca del río Chillón y rodeado de cerros, los estudiantes están acostumbrados a recibir clases en condiciones precarias. “Mi colegio no tiene laboratorios; a veces es frustrante no tener dónde experimentar”, comenta un estudiante. En contraste, el colegio B cuenta con mejores instalaciones, aunque tampoco son ideales. “Tenemos un laboratorio, pero faltan materiales, y muchas veces tenemos que compartirlos”, señala un alumno. A pesar de las diferencias, ambas instituciones están lejos de ser modelos ideales, aunque los estudiantes de ambos colegios comparten un factor común: el deseo de aprender y superarse.
La importancia de un buen espacio para aprender
Como señala el Ministerio de Educación, las instalaciones adecuadas son fundamentales para mejorar el rendimiento escolar. La calidad del mobiliario, los espacios recreativos y las bibliotecas, entre otros, son elementos que tienen un impacto directo en el aprendizaje.
Nuestro equipo de corresponsales visitó ambos colegios para comparar estas realidades. En el colegio B, los estudiantes pueden realizar diversas actividades físicas, deportivas y recreativas en áreas verdes, losas deportivas y salones bien acondicionados. Además, sus clases se desarrollan en ambientes específicos como aulas de innovación tecnológica, laboratorios, y un auditorio. Sin embargo, no todo es perfecto: “Tenemos un laboratorio, pero en equipamiento estamos muy bajos”, afirmó un docente.
Por otro lado, en el colegio A, un profesor explicó: “Los estudiantes y yo salimos a la calle para realizar actividades en una losa pública”. También enfatizó la necesidad de contar con un laboratorio adecuado: “En ningún lugar del mundo se aprende únicamente con un simulador o un video; es necesario comprobar las cosas con nuestros propios ojos”.
Los docentes y directivos de ambas instituciones coinciden en que la infraestructura es clave para los aprendizajes. A pesar de los obstáculos, la educación no se detiene, y los profesores buscan adaptarse a su limitada realidad recurriendo a estrategias como el alquiler de espacios, la organización de ventas y la gestión de donaciones para mejorar las condiciones de sus estudiantes.
En ningún lugar del mundo se aprende únicamente con un simulador o un video; es necesario comprobar las cosas con nuestros propios ojo
Docente de institución educativa pública
“Con implementos adecuados, podríamos aprovecharlos en el día a día”, comentó una docente del colegio A, refiriéndose a la falta de libros y de una biblioteca funcional. Por su parte, en el colegio B sí cuentan con una biblioteca, aunque con materiales desactualizados. “Parece que nuestros padres hubieran estudiado con estos libros; ya son varios años desde que no se renuevan”, declaró un profesor.
Unidos por un sueño: una educación sin desigualdades
Cuando preguntamos a los estudiantes si consideran que sus instalaciones son adecuadas, la respuesta fue clara: “no”. Los alumnos del colegio A expresaron su frustración ante las limitaciones que enfrentan, mientras que en el colegio B, aunque las condiciones son mejores, reconocen que hay muchas áreas por mejorar.
Los entrevistados fueron enfáticos al señalar que la responsabilidad recae en el Estado, que debe garantizar condiciones justas para todos los colegios. Mientras estas brechas persistan, muchos estudiantes seguirán estudiando en desventaja, no por falta de esfuerzo, sino por las condiciones en las que nacieron.
¿Es justo que el lugar donde vives defina tus oportunidades? Los estudiantes de estas escuelas públicas alzan su voz para exigir igualdad, recordándonos que el derecho a una educación de calidad debería ser igual para todos. Este reportaje busca amplificar ese mensaje, porque cada niño merece aprender en condiciones dignas.
Informe realizado por los corresponsales escolares Katherine Blas Ucumbe, Cristopher Ronald Toledo Gomero, Guillermo Lenner Abarca Berríos, Juan Diego Campomares Castillo, Astrid Salazar Santana, Gerson Yupanqui Ayala. Con la asesoría de la docente Deisy Miranda Avalos y la mentoría de la periodista de El Comercio Gisella Salmón Salazar.