Integrar espejos en la decoración es una opción que permite crear ambientes atractivos, pero también funcionales. Estas piezas ayudan a incrementar la luminosidad en el espacio y a maximizar visualmente el tamaño de un ambiente.
La arquitecta Luciana Ivanor indica que en un recibidor es posible jugar con espejos de formas diferentes, como ovalados, redondos o hexagonales, incluso sin marcos, para crear un ingreso de alto impacto. “Ubícalo sobre el aparador o la consola, a una distancia entre 1,40 m y 1,70 m del piso”, resalta Ivanor.
En la sala o en el dormitorio, puedes sumar espejos de gran formato (mayor de 1,20 m x 60 cm) para darles protagonismo. Si están trabajados con marcos de madera labrada, bronce, plata u oro rosa, obtendrás un punto de atracción lleno de elegancia. Además, luce los diseños fraccionados y con formas irregulares (sin marcos) en un muro principal del comedor, a fin de lograr un toque moderno y con mucho movimiento. Acompáñalos con pequeños espejos o marcos vacíos alrededor, para dar vida a una original composición.
EN AMBIENTES COMPACTOS
Si se trata de un espacio pequeño, opta por los espejos que van de pared a pared, y de piso a techo, para ampliar visualmente el área; o coloca tres piezas gemelas y grandes (1,80 x 90 cm) en uno de los muros más extensos, para generar el mismo efecto. Estos elementos reflejan e intensifican la luz, cuando están acompañados de paredes blancas y muebles claros pintados con un acabado brilloso, como gloss y poliuretano. Además, reviste la pared lateral a una ventana, para cumplir con el mismo propósito.