8 cómics que debes leer sobre la II Guerra Mundial
Hace 75 años, el 1 de setiembre de 1939, la Alemania nazi invadía Polonia y se iniciaba la II Guerra Mundial. La historia nos ha ido revelando los horrores y las atrocidades de este conflicto bélico, donde la insania y la maldad del hombre alcanzaron dimensiones infernales. Y aunque el devenir de los años nos ha demostrado que muchas de estas historias se repiten (las masacres y salvajismos en los países balcánicos, las matanzas raciales y religiosas en África, etc.), por alguna razón la IIGM ha dejado una huella indeleble en todos.
Quizás en todo esto han contribuido las películas, las obras de arte, los libros, los cómics que se han hecho teniendo como base este conflicto, los cuales han convertido a personajes, escenarios, episodios, vestimentas, etc. en permanente referencia cultural.
Se han escrito varios análisis y ensayos sobre cómo en Estados Unidos el filón de los cómics tuvo un ‘boom’ con superhéroes, supersoldados y soldados heroicos desarrollando sus aventuras bélicas a modo de propaganda, pero acá no quisiera referirme tanto a ellos. Con todo cariño hacia Capitán América, Superman, Sargento Rock, Sargento Fury, etc., acá haremos una lista de títulos de décadas más recientes que giran sobre la IIGM, que aluden a ella o que se desarrollan en medio de la misma de una manera más cruenta y realista.
Una lista que siempre puede ser mejorada y ampliada a partir de los gustos de los lectores del noveno arte, por supuesto. Y bien por ello…
1) Yossel (Yossel: 19 de abril de 1943. Historia de la sublevación del gueto de Varsovia)
Tiene 16 años y en medio de los cadáveres, los abusos, el miedo, él sobrevive gracias a su arte: dibujar. Su enorme talento y su amor por los cómics lo transportan a mundos mágicos donde se siente bien: la jungla, el espacio, la prehistoria… Pero ahora Yossel solo tiene como modelos los rostros angustiados del gueto de Varsovia, la vanidad de los soldados nazis, los padecimientos de su familia, las conspiraciones de los más jóvenes en un sótano… y los rumores, los rumores sobre campos de concentración adonde muchos van y de donde nadie ha regresado.
Joe Kubert nos regaló hacia el 2003 una obra maestra en la que el dolor y la indignación se mezclan en cada trazo de lápiz. Una especie de “qué hubiera pasado si (what if…?) los padres de Kubert no hubieran decidido a emigrar a Estados Unidos. Imprescindible en cualquier biblioteca. Subrayado.
2) Yo maté a Adolfo Hitler
¿Cómo se puede describir esta novela gráfica? El mundo ha “evolucionado” y trabajar de asesino a sueldo es una profesión como cualquier otra. Una labor indolente, solitaria, amoral… Un día, uno de estos profesionales del crimen recibe la propuesta de retroceder en el tiempo y asesinar al Fuhrer, y como quien se come un sánguche, acepta.
Ucronías, viajes y delirios crónicos, balas… La mezcla podría ser risible, pero en manos del noruego John Arne Sæterøy (Jason) esta historia publicada en el 2007, cargada de un dibujo minimalista, se convierte en un poema gráfico sobre la soledad, la desesperanza, la libertad y, sí, también sobre el amor. Lo mejor que se puede decir de esta obra es que dan muchas ganas de leer otras que lleven la firma del mismo autor.
3) Maus (Maus: Relato de un sobreviviente)
En un post por el Día del Padre comenté que el protagonista merecía estar en la antología de cualquier listado de padres (ejemplares o no). Vladek Spiegelman es avaro, maniático, un hombre malhumorado que enoja a quienes lo rodean con sus manías y comentarios cargados de rudeza. Pero él también fue un judío que padeció la persecución y el Holocausto, y con él conviven el recelo, las memorias, las penas.
Inspirada en la vida de su progenitor, el historietista Art Spiegelman cuenta una historia de supervivencia en la que ratones, gatos, perros, cerdos y otros animales se vuelven protagonistas de todos los miedos, las agudezas e ingenios, los odios, las maldades… Publicada entre 1980 y 1991 en la revista “Raw”, la novela gráfica obtuvo el Premio Pulitzer en 1992 y un sinnúmero de reconocimientos internacionales. Imposible no quedarse atado a ella.
4) War Story (Historias de guerra)
Entre noviembre del 2001 y enero del 2003, el irlandés Garth Ennis –el mismo autor de “Preacher”- escribió los guiones de ocho historias bélicas ambientadas en la IIGM –bueno, una de ellas en la Guerra Civil Española, el gran ensayo del fascismo para lo que vendría después-. El comandante de un tanque alemán, un oficial asignado a la campaña en Italia, cuatro soldados estadounidenses que deciden tomarse un descanso en la mansión de un general alemán nazi…
Personajes que han perdido la fe, la esperanza, la solidaridad, hasta el amor por la vida, pero que todavía están de pie, disparando, respirando y matando.
Con dibujos de David Lloyd, Dave Gibbons y otros artistas, Ennis compone una sinfonía chirriante del noveno arte, una experiencia que repetiría en el 2008 con “Battlefields”, tres miniseries que también giran sobre la lucha entre el eje y los aliados.
5) Érase una vez en Francia (Il était une fois en France)
Joseph Joanovici ‘Joano’ es huérfano, un chatarrero judío en la Francia de 1940 ocupada por el Reich, que merced a su ambición, sus pocos escrúpulos y su habilidad para caerle bien a quienes tienen el poder, se vuelve millonario haciendo negocios con los nazis. Sin embargo, también es un colaboracionista, un miembro de la Resistencia… ¿O no es nada de lo anterior, solo un antecesor de “El Padrino” pero en tierra de la Marsellesa donde se enarbola la esvástica?
Los franceses Fabien Nury y Sylvain Valleé mezclan a personajes reales con ficticios, nos presentan a un ‘Joano’ que vive en una época de valores invertidos, donde los delincuentes imponen su ley sobre la policía, y los ladrones y asesinos son señores burgueses reconocidos a la vista de todos. Una historia que tiene más de novela negra que de novela bélica, el lado pocas veces recordado de cualquier guerra.
6) Auschwitz
Es 1993 y Yugoslavia ya no existe. El racismo y la discriminación otra vez han triunfado y en un rincón frío de una casa destruida, Kazik y Cessia, una pareja de ancianos esposos, recuerda la barbarie padecida en Auschwitz, el campo de concentración y exterminio levantado en Polonia. Horrores que deben sacar del cuarto oscuro de su memoria para morir en paz consigo mismos.
Cada historia pequeña, cada episodio en este cómic es recogido a partir de testimonios de sobrevivientes reales del Holocausto, y –como destaca Pascal Croci, el autor- nos pegan una bofetada. Rostros y ojos tienen acá una fuerza especial, estremecedora, la tortura física, el martirio psicológico, el abuso tienen un impacto distinto. Una obra distinta a Maus, porque la animalidad de las criaturas de Spiegelman es reemplazada por la bestialidad de seres humanos.
Para una antología de los horrores quedan las viñetas de la cámara de gases y del entierro de cuerpos en la fosa común. ¡Impactantes pesadillas!
7) Adolf (Adolf ni tsugu)
Esta es una obra monumental y no solo por las más de 1.300 páginas que tiene, sino porque en ella se combinan historia, arte, géneros y convencionalismos hasta convertirse en una obra coral en la que los destinos de tres hombres con el mismo nombre se habrán de juntar: Adolf Kamil, un chico judío exiliado en Japón; su amigo de la infancia, Adolfo Kaufmann, hijo de un dignatario alemán y una japonesa; y Adolf Hitler, a quien un periodista japonés empieza a investigar en su pasado para desentrañar si es en realidad un hombre por cuyas venas corre ¡sangre judía!!!
Osamu Tezuka, el creador de Astro Boy (Atom), legó en 1983 esta obra, seis años antes de su muerte, y cuando ya tenía unas cuatro décadas de experiencia y trabajos. Un clásico digno de cualquier biblioteca y no solo para exhibición.
8) Yo, René Tardi (Prisionero de guerra en Stalag IIB)
Jacques Tardi se ha hecho famoso por sus obras ambientadas en la I Guerra Mundial y la manera como ha detallado esas batallas de nunca ganar que compusieron la Guerra de las Trincheras (muchas se las contó su propio abuelo). Pero ahora este maestro de la bande desinée da el salto temporal y presenta la historia de su padre, René, un soldado de 25 años que es hecho prisionero de los ‘boches’ en la batalla del Somme, un hombre que termina rebautizado con el número 16.402, un francés que debe soportar el peso histórico de la humillación.
“Le pedí a mi padre que escribiera sus memorias sobre la guerra e hizo cuatro cuadernos. ¡Imagínese! Pero él murió y como un homenaje decidí dibujar estos textos pero haciéndole muchas preguntas que en la vida real nunca pude hacerle”, cuenta Jacques Tardi en el blog “Los Eternautas”. Y eso explica por qué ambos, padre e hijo, se interrelacionan a lo largo del relato. Y por qué uno sermonea al otro, lo interrumpe, lo cuestiona. Es un padre de cuarenta y pico contándole una historia a un adolescente.
Una precisión: esta recomendación es también una excepción, porque solo se ha publicado el primer volumen de “Yo, René Tardi”. O sea, no es una obra completa aún. La edición en francés data del 2012, en español es del año pasado. Sin embargo, desde ya anticipo que compraré el segundo y último volumen.
A modo de epílogo…
Antes de acabar este post, solo quería decir que estas novelas gráficas impactan no solo visual y textualmente, sino emocionalmente. O para decirlo de otro modo: vale la pena leerlas más de una vez para pensarlas mejor.
Lo peor es que todavía se pueden escribir muchas más historias como estas pero sobre otras guerras más modernas y más sangrientas. Y es que, bueno, tal vez es verdad eso de que ya empezó la III Guerra Mundial, pero por partes.