10 razones por las que nos gusta Batman
Antes de que acabe este mes, tenemos que hablar de Batman. Hace 75 años, en mayo de 1939, se publicó la primera historia del personaje en el número 27 de Detective Comics. Apenas 7 de las 64 páginas relataban la historia de The Bat-Man en “El caso de la agrupación química”. La primera de las miles que vendrían después.
DC Comics ha establecido que el día central de los festejos sea el 23 de julio, pero ya vemos que el ambiente se calienta de tanto en tanto con anuncios, novedades y confirmaciones de nuevas entregas del personaje en distintos formatos. Así que no queremos quedarnos atrás y aquí van las principales razones por las cuales el Señor de Ciudad Gótica es un ícono.
1) Es un vigilante (y vaya que nos hace falta)
A ver si lo defino bien: Batman recoge ese espíritu vigilante y justiciero que a muchos nos inunda cuando un hecho delictivo se produce. Esa indignación, esa impotencia que sentimos –cuando no temor- ante un robo o un crimen, Bruce Wayne las convierte en un aliciente. No es que el tipo la haga de juez , fiscal y policía, (en ese orden) pero dedica su vida a perseguir a los criminales. No a acabar con el crimen, que es una tarea distinta, sino a acechar y capturar a quienes acometen contra la sociedad.
Puede que la comparación sea arbitraria, pero lo más parecido que recuerdo a ese espíritu vigilante fue el que Clint Eastwood y Charles Bronson reflejaron con Harry Callahan (Harry El Sucio) y Paul Kersey (El Vengador Anónimo), respectivamente. Aunque con muchos más litros de sangre.
2) El Caballero Oscuro vs. El Boy Scout
Los dos quedaron huérfanos, los dos tienen identidades secretas, los dos son íconos, pero son cara y sello de una misma moneda. Porque uno viste colores sombríos, el otro usa tonalidades brillantes y primarios; uno utiliza máscara, el otro va a cara descubierta (y afeitada); uno se siente cómodo en la noche, el otro le debe todo al sol…
No es que se opaquen, más bien se complementan. Pero si algo nos gusta de Batman es que quizá sea el único que trata de tú a Superman. Le dice Clark cada vez que lo ve. Muchas veces lo ningunea, lo respeta pero no le dice chicheñó, y también es el único que le ha dado una paliza a despecho de no poseer poderes especiales. Eso solo ya lo hace único.
3) Robin (I, II, III y más)
Allí donde algunos han querido ver una relación homoerótica, la gran mayoría ve un lazo maestro-pupilo. Batman es el mentor de Robin, de los distintos Robin que lo han acompañado en sus aventuras, pero el joven acompañante también ha sido una manera de sublimar la eterna soledad que lo acompaña.
Dick Grayson, Jason Todd, Tim Drake , Stephanie Brown y Damian Wayne se han puesto el traje a lo largo del tiempo -sin olvidar a Carrie Kelly, en una realidad alternativa- y se erigen no solo como compañeros de batalla, sino ante todo como un soporte emocional. Alguien con quien compartir y a quién transmitir principios, valores, dudas, emociones, indignaciones… Un amigo, pues.
4) De músico, poeta y loco…
Seamos sinceros: todos tenemos un poco de cantante, vate y orate. Lo que varían son las dosis y las mezclas. Bueno. Bruce Wayne es un poquito más complicado que la mayoría de personas: es un detective que se disfraza de murciélago, entrenado en todo tipo de artes marciales, con conocimientos enciclopédicos y memoria selectiva, con traumas emocionales que lo hacen un hombre paranoico, y que en sus horas libres tiene que administrar varios miles de millones de dólares además de tener una activa vida social. Digamos que esas múltiples personalidades estresarían a más de uno, pero a Batman (alias Bruce Wayne) lo activan.
5) La baticueva
Urghhh. Juegos de piratas y juegos de escondites. Recuerdo a un amigo de colegio que en su casa tenía un sótano que era la delicia por todo el misterio (y las telarañas) que encerraba. Debe estar en nuestra psiquis más interna, en esas oscuras cavernas donde hombres y mujeres vivieron cientos de años atrás, pero la idea de tener una cueva bajo la casa y que además esté llena de aparatos modernos y también sea un museo es una delicia total.
Sí, sí. Normalmente las cuevas huelen mal, están llenas de bichos, la humedad mata y la incomodidad jamás las harían llamarse hogar, pero también evocan secretos y misterios. He ahí donde radica su encanto. Y en la de Batman, además, no hay cómo aburrirse.
6) La fantástica galería de villanos
Creo que no hay conjunto de villanos tan grande, variada y atractiva como la de Batman. Quizás la de Spiderman podría hacerle competencia, pero no muchos más pueden vanagloriarse de tanta maldad enfrentada. En cualquier ránking sobre los malos más malos de los cómics siempre estarán incluidos Joker, Dos Caras, Acertijo, Pingüino, Gatúbela, Hiedra Venenosa o Mr. Frío, por citar a algunos, para no mencionar a Croc, Bane, Ra’ Al Ghul, Harley Quinn, Clayface, etc.
Aunque si me lo preguntan, mayores escalofríos me provocan a veces Scarface (y el Ventrílocuo) y Zsasz, el serial killer. Sin ellos, la vida de Batman sería más fácil pero también menos épica.
7) Tremendo carrito…
No creo en eso de que la virilidad de un hombre se mide por el tamaño de su carro, ¡ejem!, pero sin duda un elemento que fascina en la batimitología es su automóvil. En los primeros números de Detective Comics era un simple sedán rojo, sin modificaciones especiales, que con los años devino en una mezcla de tanque estilizado conocido como Tumbler (Acróbata) en la última entrega de la trilogía fílmica de Christopher Nolan. Pero lo que atrae del vehículo en todas sus modalidades es la velocidad que alcanza, la potencia del motor y la posibilidad de moverse de aquí para allá. Ese alguito que los choferes de combi interpretan como ¡pisa, pisa, pisaaaaaaa…!
8) La ciudad que nunca duerme
Sí, como comenté en un post anterior sobre El Hombre Araña, la fascinación mundial que ejerce Nueva York es trepidante. Y NY fue la ciudad que cobijó al Hombre Murciélago en sus primeras aventuras, hasta que apareció Gotham. Una urbe que apabulla, que parece respirar a su propio ritmo, una mole de cemento que cobija demencia y filantropía a niveles inexplicables.
Gotham o Ciudad Gótica es una intriga para sus propios habitantes que parecen estar atrapados por lazos umbilicales con ella. Batman la ama y la odia al mismo tiempo. Y nosotros también.
9) Cualquiera puede ser Batman
Este superhéroe no tiene nada de súper: no le debe su destino ni a la radioactividad ni a un gen mutante, tampoco viene del espacio, no se ha topado con aparatos, magos o conjuros que lo conviertan en Batman. No ha sufrido accidentes/conversiones que en teoría debieran haberlo matado, ni es heredero de reyes, dioses, brujos o demonios.
Bruce Wayne se hizo a sí mismo con una enorme fuerza de voluntad, concentración y entrenamiento físico y mental a lo largo de varios años, una tenacidad a prueba de balas. Claro, claro, sus millones ayudaron un montón, pero en teoría deja el gustillo de que si uno se esfuerza… Bueno, algo parecido a lo que Dave Lizewski hace en Kick-Ass pero con mucho más estilo.
10) El estilacho…
Como pocos personajes del cómic, Batman está presente en incontables versiones impresas pero también ha pasado por programas de radio, televisión y cine, su figura está presente en multiplicidad de artpiculos, para no hablar de las tonadillas musicales que han acompañado estos formatos, o de la cantidad enorme de autores (geniales guionistas y dibujantes) que han usado sus talentos para narrar aventuras y desventuras del enmascarado. Además, ha evolucionado. Del estilo pulp de sus inicios, pasando por la psicodelia, y el oscurantismo, hasta la estilización y el vértigo de nuestros quebrantados días. Más que estar ‘cool’, Batman está a tono del espíritu de los tiempos.