"House of Cards": la ilusión del poder
(A continuación spoilers de la tercera temporada de “House of Cards”. Si no la has terminado de ver, no sigas leyendo. Aquí puedes ver el comentario de los primeros episodios)
Hay una escena reveladora hacia el final de la tercera temporada de “House of Cards”. Luego de discutir, Claire (Robin Wright) le increpa a Frank (Kevin Spacey) haber tomado decisiones en su contra. La respuesta del presidente de los Estados Unidos es contundente: “¿Mi elección? Cada vez estoy más convencido de que la presidencia es la ilusión del poder de elegir”.
Da la casualidad de que así termina uno de ver esta entrega de la serie de Netflix: con la sensación de que la presidencia de los Underwood ha sido una ilusión. Si al principio del ciclo veíamos a Frank ser vapuleado por conductores de TV y sin respaldo de su propia bancada, pasan los episodios y hasta un huracán ‘trolea’ al presidente. ¿Es en serio?
Las promesas de los primeros episodios (un periodismo que lo ponga contra la pared, un despiadado mandatario ruso, atractivos debates por las primarias demócratas) se guardan inexplicablemente para los tres últimos episodios, haciéndonos sufrir con hasta seis episodios mediocres cuyos mejores momentos, sin embargo, son cuando se pone frente a frente a la pareja presidencial.
Pero seamos justos: en los tres últimos episodios la temporada despega. Principalmente porque Doug Stamper (Michael Kelly) deja de dar vergüenza y vuelve a ser ese personaje que nos encantó en las dos primeras entregas. Porque Frank vuelve a ser ese político que te traiciona en medio de un debate en televisión nacional. Y principalmente porque tanto se dedicó esta temporada a sumergirse en la relación de la pareja presidencial, que aquella decisión final de Claire termina dándole sentido a todo.
También podemos hablar, largo y tendido, de Doug Stamper. No sé ustedes pero tengo la impresión de que se le desperdició por muchos capítulos en esta temporada. Si en la primera y segunda entrega exigíamos de su personaje mayor presencia, ya que su trama era muy interesante, en esta temporada lo tuvimos de malas. ¿Alguien más pensó que su trato con Heather Dunbar era una trampa de Frank Underwood? Por el contrario: solo quería sentirse valorado, porque su papi Frank el presidente no lo tomaba en cuenta.
Sin embargo, Doug es protagonista de uno de los mejores momentos de la temporada. El inicio del episodio 13, en el que se resuelve el misterio de Rachel Posner, la prostituta de la cual se enamora en la temporada dos. ¿No pensaron que la dejaría vivir? ¿No fue un golpe inesperado aquella elipsis (gracias, James Foley) a la que pasan de frente para mostrarnos su entierro? Desde entones no he podido dejar de escuchar la canción “The sun is Shining Down”, de JJ Grey & Mofro, que utilizan en esta escena. El cierre de una historia que comenzó muchos capítulos atrás.
Al final, fueron solo cuatro episodios para el presidente ruso Petrov, un villano de aquellos, pues es quien al final pone la estocada final a la relación entre Frank y su esposa, poniendo contra la pared al primero. Tal vez esta temporada se ahogó entre estos dos frentes: por un lado el internacional, representado por Petrov y el nacional, representado por la candidata Dunbar. Tengo la impresión de que hubiera funcionado mejor si la temporada se concentraba en una sola de estas historias. Pero al tratar de cubrir las dos, todo se termina diluyendo y nos deja tan solo buenos momentos en ambos frentes. Solo recordemos que cada temporada tiene nombre propio: Zoe Barnes, Raymond Tusk…
Para terminar, los mejores y peores momentos WTF de este tercer ciclo:
-Cada conversación entre Frank y Claire fue realmente increíble. Nunca se dieron tregua. “No debí hacerte secretaria de la ONU”, le dice él. “No debí haberte hecho presidente”, le responde ella. Y hubo muchas más.
-La escena de Frank y Petrov en el desierto, en plena zona de guerra. Fue el momento de la estocada final al presidente Underwood (y su matrimonio).
-Un escritor contratado para hacer un libro sobre America Works. ¿Es en serio? Al final, hasta el pobre Meechum se pone celoso de su cercanía con Underwood. ¡Ah! Y encima se molestó porque no le aceptaron la novela.
-La periodista Kate Baldwin, llamada a moverle el piso al presidente Underwood (sobre todo tas reemplazar a Ayla Sayyad), no termina de hacerle cosquillas. El periodismo en la serie (al menos el opositor), sigue en deuda.
¿Qué les pareció a ustedes la temporada? Aprovechen y comentemos aquí abajo.