Los 100 mejores programas de la tele (o por lo menos mis favoritos) 10/10
100. Baywatch (1989-2001)
¿Quién necesita una buena historia cuando tiene a Pamela Anderson matándote de un infarto y salvándote la vida en las playas de California? La exposición de la carne (en cámara lenta, con una micro ropa de baño roja) fue el secreto del éxito de esta popular serie que despertó pasiones en millones de hoy arrepentidos telefans. Si es tan mala, ¿por qué opté por incluirla en esta lista? Baywatch es lo mejor de lo peor que se ha hecho para la televisión. Un dato curioso es que David Hasselhoff inició con esta serie su primer comeback después de El auto fantástico (e hizo suspirar a las cuarentonas en el camino).99. Beverly hills 90210 (1990-2000)
Para la televisión, antes de Orange County estuvo Beverlly Hills. De la mano de Aaron Spelling, esta suerte de telenovela convirtió en ídolos de masas a todo su elenco, especialmente a Jason Priestly y Luke Perry. Shannen Doherty y Tori Spelling, hija del productor, tuvieron papeles no muy memorables en el futuro. Empezó bien y terminó mal. En una parodia de Saturday Night Live amenazaron con cambiar el código postal a 90218 lo cual tuvo consecuencias insospechadas en los personajes: Nelly y Donna se fueron de compras, Dylan se embriagó y Brandon se la pasó quitándole a todos las llaves del auto porque en su opinión nadie estaba suficientemente sobrio como para manejar. Felizmente el código postal nunca se cambió y la serie salió del aire en el 2000.
98. Melrose Place (1992-1999)
¿Qué pasa si tu vecina se acuesta con el médico casado del primer piso quien a su vez se acuesta con la hermana de su esposa, con su compañera de trabajo y con la dueña del edificio quien también se acuesta con todo el edificio, con toda su agencia de publicidad, y con todo el staff médico del hospital? ¿Qué pasa cuando un motociclista a lo Lorenzo Lamas se acuesta con todas las mujeres del barrio? ¡Melrose Place! En un todos contra todos de hormonas descontroladas, la cosa solo podía seguir con una loca volando en pedazos la cuadra con más líbido de la historia de la televisión. La vida es injusta: la loca Marcia Cross se convirtió en Bree Van der Camp.
97. Dinastía (1981-1989)
Glamour y decadencia ochentera. Los millonarios Carrington pasaron a la historia por un enorme talento para la intriga, los celos y todos los sentimientos karmosos de los que el ser humano es capaz. Para muestra un botón: busquen en Youtube “Alexis Krystle catfight” para regocijarse con las múltiples peleas en las que las protagonistas muestran su habilidad para desbaratar viviendas y rasgarse las vestiduras (literalmente). ¿Mis favoritas? La pelea del lago y la del barro. Joan Collins… tu pelo y maquillaje son inimitables (gracias a dios) ¡Todavía te amamos!
96. Buffy, la caza vampiros (1997-2003)
Un grupo de estudiantes caza vampiros a punta de patadas de artes marciales ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Nada, pero toda una generación de chicas liberadas aprendió viendo tele como tratar a los hombres que les quieren morder el cuello. Mientras recibían golpes, los chicos aprendieron un poco de historia medieval.
La protagonista de la serie intentó hacer carrera en el cine, pero lo mejor que le pasó en la pantalla grande fue que el asesino de Scream la liquidara en una secuencia bien lograda.
95. Comando Especial (21 Jump Street) (1987-1991)
Folklorica serie que presenta a la juventud que transitaba de los fluorescentes ochentas a los oscuros noventas. Sida, racismo, drogas, homofobia y promiscuidad sexual conforman la materia de los casos que esta ingenua troupé de policias encubiertos buscaba resolver en las escuelas públicas de una Norteamérica pre-Columbine. Johnny Depp nunca estuvo contento con su estatus de teen star usando bandanas, por lo que en cuanto se liberó del contrato, se dedicó a llevar una vida parecida a la de las joyitas a las que perseguía.
94. Gilmore Girls (2000-2007)
Una hora de mujeres al borde de un ataque de nervios. Plagada de referencias de procedencia variopinta, cuenta con excelentes guiones -de muchísimas páginas-, un pueblo de excéntricos muy bien caracterizados y una legión de seguidoras de todas las edades que me lincharía si no estuviera incluyendo esta serie en la lista. Recordatorio de Halloween para los programadores de televisión: no hay peor pesadilla que una maratón de mujeres que hablan demasiado.
93. El show de Bill Cosby (1984-1992)
"Somos negros, cultos y tenemos plata", parece decir Cosby en esta serie. Intentando apartarse de los estereotipos negativos afroamericanos que la televisión había presentado hasta entonces, el célebre comediante se empeñó en hacer comedia ingeniosa a partir de un matrimonio de abogada y médico de color exitosos. Los hijos de los Huxtable tenían que lidiar con la típica adolescencia atribulada, unos padres muy cariñosos y ropa funky de colorinches. Humor cándido y reivindicativo que hizo reír a toda tonalidad de piel.
92. Beavis and Butthead (1993-1997)
Humor grunge para la “nueva” generación MTV de adolescentes que no se bañan. Un par de tarados que venden hamburguesas, causan problemas en el cole y solo piensan en “anotar”, se divierten burlándose de videos de televisión. Comedia cruda e intencionalmente estúpida que resume muy bien la actitud alpinchista que caracterizó de buena manera a los noventa. Hay que entenderla en su contexto: corrían los tiempos de Kurt Cobain en los que el suicidio podía parecer “maldito” y si había una forma de reírse de todo esto era siendo bruto. Son la envidia de los gays porque grabaron un dúo con Cher.
91. Viaje al fondo del mar (1964-1968)
Creces en los sesenta y todo lo que conoces está a punto de estallar gracias a la bomba atómica. Quizá el único lugar que parece seguro es el fondo del mar. Sin embargo a los tripulantes del SSRN Seaview constantemente los atacaban mariscos gigantes, coloridos monigotes blanco-y-negro y agentes contaminantes extraños. Estos precarios efectos especiales, vistos hoy, resultan encantadores y triperos como una torta de matrimonio kitsch. Una gracia más de la televisión sci fi de la era nuclear, que no es solo una gracia más.
90. Jackass (2000-2002)
Caerse es gracioso y lo sabemos desde Chaplin. En Jackass, un grupo de descerebrados lleva la idea al límite al intentar descerebrarse de manera cada vez más asquerosa y estúpida. De la mano del genial Spike Jonze, Johnny Knoxville era martillado, escupido, lacerado, quemado y amoratado en cada episodio con alguna dosis de creatividad, lo cual generó una fiebre global de enfermitos que se filmaban haciéndose daño. Hubo imitadores muertos y polémica a pesar de que antes de iniciar cada episodio se exhibía una advertencia. Un dato curioso: un señor llamado Jack Ass demandó por 10 millones de dólares al programa de televisión por usar su nombre. ¡Auch!
89. Ellen (1994-1998)
La protagonista heterosexual de una serie de televisión sale del closet, hecho insólito en la historia de las “pantallas”. El episodio en cuestión reinventa un gag clásico, el del secreto que se hace demasiado público de pronto: accidentalmente, Ellen le dice a Laura Dern “¡Soy gay!”, y se escucha en el altoparlante del aeropuerto, así que hasta quienes tomaban el vuelo a Kuala Lumpur se enteraron de la noticia. Un momento tan controversial que ocasionó gran revuelo mediático y generó un boicot conservador que obligó a los productores a colocar un cartelito de parental guidance. Al final se canceló porque se volvió demasiado gay hasta para los desprejuiciados de entonces. Diez años después, en tiempos de The L World parece inconcebible, ¿verdad?
88. Chips (1977-1983)
Según una amiga, “una oda a los pantalones ceñidos de la policía motorizada”. Un par de motociclistas resuelve asesinatos, secuestros y asaltos mientras se entretiene poniendo multas por cruzar la calle en rojo y practicando jetski y paracaidismo. John Baker era el oficial sereno y respetable mientras que Frank Poncherello, alias “Punch”, era el chistoso de la dupla. Hay que señalar que era interpretado por Eric Estrada, un ex bailarín, que como muchos latinos de entonces, se encontró un día actuando de italoamericano. En su tiempo causó furor, cuando menos en Lima, donde -admitámoslo- no había casi nada que ver.
87. Alf (1986-1990)
Un peluche que camina. Un perro que habla. Un cruce entre elefante ñato y oso de felpa. Alf es un extraterrestre procedente de Melmac al que acoge una familia típica de clase media norteamericana cuando su nave se estrella en el garaje. La gracia de casi todos los capítulos es que nadie puede saber de su existencia, porque al ser de otro planeta podría correr la misma suerte que el pobre marcianito de Roswell. Llama la atención que los Tanner lo protejan permanentemente a pesar de que siempre se quiere comer a Suertudo, el gato de la casa. Mejor le hubieran propuesto mudarse a Chincha. “No haaaaay problema”, hubiera dicho con su voz aguardentosa.
86. Mac Gyver (1985-1992)
Es la navaja suiza hecha gente. Una suerte de handyman sexy que todas las mujeres quisieran tener en casa, aunque sea para que se haga cargo de la plomería (pero que se haga cargo en serio…) Entre estas mujeres, llaman la atención Patty y Selma Bouvier de los Simpson (de hecho Mac Gyver entró en esta lista con su vara) quienes tienen un culto especial por el personaje, debido quizá a su extraña capacidad para quedarse encerrado en habitaciones repletas de objetos útiles para escapar y a su acertada aplicación de principios científicos en la fabricación de bombas caseras, venenos y otras gracias de feria de ciencias. En inglés existe un verbo (‘to MacGyver’ o ‘to MacGyver-ize’, algo así como MacGyverizar) para referirse al acto de generar invenciones espontáneas. Puso de moda la carrera de ingeniería…
85. The Shield (2002-¿2008?)
La serie favorita de Maquiavelo: en The Shield, un grupo de policías se vale de cualquier medio para mantener la paz en las agitadas calles de Los Angeles. Obviamente, estos policías no son un dechado de valores, de hecho son gente brutal que se para al borde de la moral, tan al borde que con alguna frecuencia se caen. Ha desatado mucha polémica: a lo largo de 6 temporadas (terminará en la sétima) se encuentran argumentos racionales para justificar la violencia policial. Además quienes persiguen a los corruptos son presentados de manera negativa. Independientemente del discurso, el producto tiene muy altos estándares de calidad y su búsqueda del realismo es notable. Calidad MUY politicamente incorrecta.
84. El santo (1962-1969)
Inspirado en Simon Templar, un personaje literario de Leslie Charteris, El Santo era interpretado por Roger Moore antes de que se convirtiera en estrella de cine gracias a James Bond, papel que rechazó dos veces (le gustaba tanto ser El Santo que ha intentado comprar los derechos más de una vez). En un episodio lo confunden con el 007. En la serie el protagonista se disfrazaba de un personaje distinto en cada capítulo y tomaba el nombre de un santo diferente para presentarse. Un detalle que me sorprendió mientras investigaba para esta nota: casi todo el vestuario que usó Moore era suyo. Queda tan poca gente cool en este mundo…
83. Fantasias animadas (1930-1969)
Looney Tunes y Merrie Melodies son el producto estrella de la Warner Brothers. Concebidas en los años 30 como cortometrajes para cine en blanco y negro, lograrían el tope de popularidad por televisión, gracias al talento de gigantes de la animación como Chuck Jones y Friz Freleng (quien tiempo después dibujaría a otro grande: La Pantera Rosa). Algunas gracias: sus avanzados chistes metalinguísticos, su acerada crueldad y Acme, la corporación más importante de la historia de la televisión. ¿Sus personajes más conocidos? Bugs Bunny, Porky, Silvestre y Piolín, el Pato Lucas, el Correcaminos y el pobre Coyote, Elmer, Marvin el marciano (mi marciano favorito) y el ultra veloz Speedy González… Eso esto-to-todo amigos…
82. Mi bella genio (1965-1970)
Una rubia semidesnuda se somete a todos tus deseos. El problema es que tus deseos se oponen a los de ella y ella tiene poderes mágicos… Así I dream of Jeannie representa el sueño de todo hombre convertido en pesadilla. Creada por Sydney Sheldon como respuesta a Hechizada, la traviesa, obstinada y manipuladora geniecilla de más de 2000 años de edad -nació el primero de abril del 64 antes de Cristo-, puso permanentemente en aprietos al buena gente del Mayor Nelson, para quien la expresión “sí mi amo” fue siempre preámbulo de una tormenta de arena. El más afectado por tales ocurrencias es el doctor Belows quien ve más de lo que debe ver y siempre piensa que está loco. Al final se casan y casi de inmediato se acaba la serie. En Cocoa Beach, donde supuestamente vivía la pareja, una calle se llama en su recuerdo I dream of Jeannie lane. El tema musical de los créditos merece un comentario aparte.
81. The Outer Limits (1963-1965)
Debo confesar que jamás habría visto esta serie -y por ende no la mencionaría en esta lista- si no fuera porque hace algún tiempo encontré un artículo (no recuerdo la publicación) en el que se decía que James Cameron basó su Terminator en dos de sus episodios (el DVD de la película tiene un cartel que hace alusión a este hecho), uno de los cuales es considerado uno de los momentos más sublimes de la ciencia ficción televisiva: un androide del futuro salva a la tierra de unos extraterrestres malévolos. Para los entusiastas, los episodios se llaman Soldier y Demon with a Glass Hand y fueron escritos por el genial Harlan Ellison. La presentación de la serie cuenta con uno de los usos más interesantes de la voz en off que he visto en mi vida. Búsquenla. Muy recomendable.
80. Magnum P.I. (1980-1988)
Thomas Magnum era un detective privado que vivía en Hawai y que contaba con un guardarropa de coloridas camisas de flores. Lo interpretaba Tom Selleck, quien nunca fue un buen actor pero que hizo el papel de maravilla. En Norteamérica fue un hit desde su lanzamiento y solo fue superada en su horario por el “Show de Bill Cosby”. ¿Algunas (buenas) razones para incluir esta serie en la lista? Primero, un Ferrari rojo. Segundo, la ironía británica de Higgins. Tercero, los dos dobermans, Zeus y Apolo. Cuarto, los títulos nobiliarios y las mansiones. Y quinto pero más importante… el bigote.
79. Quién manda a quién (1984-1992)
Imagen típica de “Quién manda a quién”: Angela Bower en un sastre ejecutivo y Tony Mazeli con plumero (Micelli, antes de la traducción al español). La serie camuflaba algunas pequeñas revoluciones: un hombre musculoso en la cocina, una abuelita hiperlibidinosa, una sex symbol teen, una sarta de proletarios italoamericanos metidos en una casa de Connecticut y una relación de amor empleadora-empleado eternamente postergada.
78. Dos perfectos desconocidos (1986-1993)
Balki Bartokomus y su provinciano baile de la alegría inmortalizaron en el imaginario popular a la isla de Mypos. Larry, un ganso eternamente exasperado por la vida urbana, aprende a adoptar de aquel una perspectiva más amplia y sencilla y una suerte de sabiduría popular. Si “Taxi” fue la primera en tocar lo intercultural, “Dos perfectos desconocidos” lo llevó a los niveles de la convivencia. Son el gordo y el flaco de la era global.
77. The Osbournes (2002-2005)
“Mi papá muerde los picos de las palomas en conciertos de rock y come tripas de chancho live”, debió responder en el kinder la pequeña Kelly Osborne cuando le preguntaron sobre la profesión de su papi, el mítico Ozzy de Black Sabbath. Esta serie trata precisamente sobre la vida cotidiana de la familia Osbourne, la más insospechada de la televisión. Si “Los Locos Adams” son revolucionarios porque no existen, los Osbourne lo son porque sí. De hecho es posiblemente el mejor ejemplo de cierto tipo de reality que se ocupa de documentar “The real Life” de las celebridades… ¿Algunos imitadores? Prende la tele… hay miles.
76. Little Rascals (1922-¿…?)
¿Quién no se acuerda de Alfalfa? Está bien… casi nadie se acuerda de este antiguo y revolucionario programa que se filmó originalmente para el cine y que como Merrie Melodies, terminó logrando fama en la televisión. En Norteamérica ha generado un gran culto por la forma directa de presentar a la niñez en su estado más puro. Resulta especialmente interesante que el elenco estuviera conformado por chiquillos y chiquillas sin importar su color de piel y presentados como iguales, practica infrecuente en los años veinte que, según el crítico norteamericano Leonard Maltin “rompió esquemas”. Su singular estilo fue víctima de numerosas imitaciones, incluida una con Shirley Temple.
75. Big Brother (1999-¿nunca?)
¿Qué tienen en común Eslovaquia, Brasil, Nigeria e India? ¡Una versión de “Big Brother”! En realidad se trata más de un formato que de un programa de televisión en sí mismo. Las reglas son simples: un grupo de personas viven aisladas del mundo en una casa bajo la mirada ominosa de las cámaras de televisión. Los participantes, usualmente menos de 15, intentan ganar un premio monetario evitando que los eliminen de la competencia (y los saquen de la casa) a través de votaciones de los otros concursantes o de los televidentes. Este experimento en vivo fue inventado por el holandés John de Mol y ha estado en el horario estelar en más de 70 países (“La casa de Gisella”, de alguna manera es una versión peruana). El nombre procede del personaje de la novela “1984″ de George Orwell.
74 Mister Ed (1961-1966)
Un caballo que habla y que quiere correr tabla vive con el arquitecto Wilbur Post, interpretado por Alan Young. Se dice que el carismático Young fue escogido por los ejecutivos por “parecer el tipo al que le hablaría un caballo”. Young tenía otros “talentos”: la legendaria Mae West apareció en un episodio porque era su amiga personal. ¿Cómo se hacía para que moviera los labios (el caballo, no Mae West)? Hay varias teorías que van desde el insano shock eléctrico (altamente improbable) hasta la mantequilla de maní untada en los labios. En mi opinión, una de las mejores series de televisión con animales como protagonistas.
73. Golden Girls (1985-1992)
La idea apareció en la cabeza de Brandon Tartikoff, un ejecutivo de la NBC, cuando visitó a una de sus tías ancianas. La vio discutiendo con su vecina y le llamó la atención que a pesar de la intensidad de las conversaciones, siguieran siendo mejores amigas después de tantos años. “Aquí hay oro”, debió pensar. De las 65 nominaciones que “Los años dorados” tuvo a los Emmys, ganó 11. ¿El secreto? Maravillosas interpretaciones, buenos personajes y un guión solidamente construído en torno a un té de tías que tenía más “acción” que varias “jovencitas”.
72. El Show de Carol Burnett (1967-1977)
El último show de variedades del horario estelar de la televisión gringa se llevó 22 premios Emmy (por cierto, ¿ya vieron las nominaciones de este año?) y duró 10 años en el aire. La descocada y extravagante Carol hacía reír a multitudes con su alarido de Tarzán. A aquel se le añaden ciertas “manías” como despedirse de sus televidentes jalándose la oreja al aire, una especie de código secreto que servia para recordarle a la abuela que la había criado que estaba bien y que la amaba. Entre los grandes de la comedia, su estilo es inconfundible y desfachatado. Un momento antológico: la parodia de “Lo que el viento se llevó” en la que aparece una Scarlett O’Hara vestida con una lampara de techo.
71. Cosmos (1980)
Carl Sagan no solo fue un brillante científico: también era un convencido de la importancia que tenía la divulgación del conocimiento entre las masas. Por eso, junto a un equipo de guionistas, escribió la serie “Cosmos” que a lo largo de 13 capítulos explicaba entre otras cosas, el origen de la vida y la física del quehacer habitual, el funcionamiento neuronal de la memoria y la conformación de las supernovas exponiendo las últimas teorías (ojo, es una serie de 1980) y de paso haciendo volar la imaginación de por lo menos dos generaciones que vieron las repeticiones por canal 7.
Ha sido vista por más de 600 millones de televidentes.
70. Glow (1986-1990)
Lo más kitsch de la lucha libre mundial llevado al universo femenino. Un grupo de mujeres que solo buscaban romperse el coco y que hicieron de las tardes de sábado, insufribles en la era de la televisión pre-cable, un asunto cuando menos “singular”. Glow es lo que pasaría si John Waters tuviera su programa de lucha. Algunos estereotipos: Ninotchka, Susie Spirit, La Hija del Granjero, Spike y Cadenera, Demencia, Tina Ferrari, Attache, Ashley Cartier, Americana, la Española Roja y Matilda la Grande. Una razón de peso para ver este programa: la Montaña Fiji. Su popularidad fue tan grande en el Perú que supuestamente nos visitaron en la Feria del Hogar. Hasta donde cuentan quienes fueron a verlas, se trató de unas imitadoras.
69. Serie Rosa (1986)
A mediados de los 90 hacíamos lo posible por encontrar un pretexto para quedarnos despiertos. Guardabamos zelozamente el zecreto menos zecreto de la televisión con el fin de que la noche nos fuera propicia. Una excelente producción europea de época que retrataba historias clásicas procedentes del erotismo literario del siglo XVIII. Parte de la serie se filmó en Francia y se dobló en España (Penelopes Cruz participó en un episodio), motivo por el cual desde entonces los adolescentes del Perú se empezaron a calentar con cualquier acento español. El mejor capítulo en mi opinión, el del columpio. No hay foto porque tal vez no sea “propizio” ilustrar esta nota.
68. Starsky & Hutch (1975-1979)
Es una de las tantas series que por culpa de Velasco vimos con algún retraso. Dos policías relajados que estaban más interesados en perseguir mujeres que en resolver crímenes rondan la ciudad en un Torino rojo. Mi personaje favorito: Huggy Bear, un informante escurridizo de moral cuestionable (se sugirió alguna vez que era un pimp) con un sentido de estilo inspirado en los gettos y ampliamente imitado. El personaje tuvo tal popularidad que se llegó a discutir si merecía una serie aparte.
67. Perdidos en el espacio (1965-1968)
Una familia de astronautas se pierde en el espacio mientras intenta llegar a Alfa Centauri. Creada por Irwin Allen (el mismo de Viaje al fondo del mar, El tunel del tiempo y Tierra de gigantes), tenía algunos de los ingredientes que caracterizan desde entonces a las series fantásticas y de ciencia ficción: monstruos, naves espaciales, paisajes enrarecidos, trajes llamativos y sobretodo efectos especiales. El robot -”¡Peligro! ¡Peligro!”- y el rastrero doctor Smith se disputan el título del personaje favorito entre los fanáticos. Si bien carecía de la profundidad y coherencia que tenía su competidora Viaje a las estrellas, llegó a cosechar enorme éxito. Cada episodio costaba 400 mil dólares por lo que fue la serie más cara de la televisión hasta que llegó “Space: 1999″. La familia Robinson nunca llegó a la tierra por la cancelación abrupta del show.
66. Matrimonio con hijos (1987-1997)
Un ex jugador de fútbol americano que vende zapatos, una esposa hipersexual e hiperpostergada, una bimbo fácil, un adolescente detestable y un perro. Una familia trash norteamericana con una vecina histérica. Sus relaciones no eran disfuncionales sino desastrosas. Aquí el afecto existe pero se muestra sólo con mofa y escarnio, el inodoro es el trono y de cena siempre habrá comida congelada, posiblemente sin descongelar. A estas alturas, un clásico. Episodio memorable: el de Papá Noel estrellándose en el patio trasero de los Bundys.
65. Moonlighting (1985-1989)
Fundacional serie en la que Bruce Willis y Cybill Shepard conjugan comedia, romance y drama en una formula que se ha vuelto clásica en la televisión. La razón por la que está en esta lista es su interesante incorporación de referencias metalingüisticas: constantemente los diálogos aludían a los guionistas, al público, a la cadena de televisión y a otros episodios de la serie. En ocasiones los actores salían de personaje y se trataban por sus nombres reales. A veces llegaban al punto de mostrar a los técnicos desmantelando sets. Dos capítulos memorables: “Atomic Shakespeare” y “The Dream Sequence Always Rings Twice”. Vale la pena buscarlos.
64. Héroes (2006-¿?)
Es el mayor éxito de crítica de los últimos tiempos y también un suceso inesperado de público. Sus mayores fortalezas parecen ser un guión soberbiamente escrito, una imaginación prodigiosa y, más que grandes actuaciones, un elenco muy bien escogido. La historia es sorprendente y la evolución de los personajes a través de las distintas épocas del relato, notable. Un buen ejemplo de lo feliz que puede ser la asociación del cómic y la imagen en movimiento, sin recurrir a un tono infantil.
63. Mad About You (1992-1999)
Helen Hunt y Paul Reiser son una pareja de recién casados que vive en Nueva York haciendo humor del día a día -la visita de los suegros, un paseo por la ciudad, las compras en el súper- y de una que otra situación especial. Su tratamiento realista en los diálogos y situaciones ha sido muchas veces comparado con el de Seinfeld, solo que a diferencia de aquel, acá hay menos humor negro y más sentimentalismo. Un dato de trivia: en un episodio de Los Simpson pasa un bus con una publicidad al lado que díce: “En estos momentos te estás perdiendo Mad About You en NBC”. Ocurría que las dos series competían en el mismo horario y la alusión era una idea del Productor Ejecutivo Josh Weinstein cuestionando porqué alguien podría ver a la pareja de Nueva York cuando había un estreno de “su” serie animada. Sin embargo, Paul Reiser lo tomó como un halago y colocó un muñeco de Bart en el set. En la última temporada los dos actores cobraban un millón de dólares por episodio. La pareja terminó divorciándose (el final de temporada es recontra sentimental y vale la pena verlo otra vez).
62. Cheers (1982-1993)
Ahora se ve un tanto vieja y achacosa, pero esto es lo que le va a pasar a Friends en 20 años. Un grupo de amigos se reúne en un bar básicamente para pasarla bien y olvidarse de las penas del día. El bar se llama Cheers -por el brindis “salud” en inglés-, y era como una pequeña familia, un lugar “donde todos conocen tu nombre”. Ciento diecisiete nominaciones y veinte seis premios Emmys después fue sacada del aire y la NBC dedicó una noche entera al final de la serie, que fue una decepción para los fanáticos. Un clásico.
61. Los Picapiedra (1960-1966)
Una de las sit-coms más exitosas de todos los tiempos, fue también, hasta la llegada de Los Simpson, la serie animada que más había permanecido en el horario estelar. Una familia trabajadora de la edad de piedra y sus vecinos viven rodeados de gadgets que harían estallar de ira a la Sociedad Protectora de Animales. Inspirada en “The Honeymooners, ha sido imitada y reverenciada en todo el planeta de maneras predecibles y a veces insospechadas. Por ejemplo, al director de mi colegio le decían Rajuela, y eso habiendo muchos dibujos animados recientes con los que burlarnos de él.
60. Saturday Night Live! (1975-¿2012?)
La fiebre de los sábados por la noche empezó hace más de treinta años con este show de comedia que tiene contrato con la NBC hasta el 2012. Ha sido la principal plataforma de lanzamiento de los comediantes más importantes de Estados Unidos de los últimos tiempos y ha generado más de 10 películas basadas en secuencias del programa, entre las que destacan The Blues Brothers y Wayne’s World. Se reúnen todos los estilos de humor aunque sus parodias cáusticas son posiblemente lo mejor del show.
59. Law & Order (1990-¿?)
Una interesante creación del genial Dick Wolf que presenta las dos partes de las fuerzas de la justicia, la policía y la fiscalía, organizando esfuerzos para encarcelar a los rufianes de Nueva York. La serie muestra la evolución profesional de los personajes casi sin preocuparse por su vida personal, centrándose en argumentos, dilemas y discusiones, a veces de carácter moral, que suelen tener una resolución difícil y una actualidad relativa. Por eso, por más que advierten que los contenidos del programa son ficción, parecen inspirados en casos reales siempre. Casi ningún caso acaba bien lo cual le confiere a la serie un tono amargo. Otros rasgos que la caracterizan son las locaciones (casi todas son reales) y grandes actuaciones hasta en papeles muy menores. Ha tenido o tiene, cuatro franquicias de desigual éxito.
58. Queer as Folk (1999)
Esto es lo que pasó cuando Ellen DeGeneres abrió la puerta del closet dejando en libertad a la comunidad más colorida y desatada de la sociedad contemporánea. Brillantemente escrita y muy explícita visual y sexualmente, sigue la vida de tres homosexuales que no estuvieron ajenos a la controversia. Por ejemplo, uno de los personajes es un chico de 15 años que mantiene relaciones ilegales con un tipo mayor (en ese entonces la edad legal para tener sexo consentido en el Reino Unido era 18 años; ahora es 16). Duró sólo dos temporadas porque según los creadores la historia no daba para más (los ingleses hacen las cosas así, cortas… not my fault). Hay una versión norteamericana de la serie que suavizó el tono, inyectó más sexo, la hizo un tanto más glamorosa y simplificó los personajes de manera brutal. El resultado es mucho más superficial pero igualmente entretenido. Duró cinco temporadas.
57. Los Angeles de Charlie (1976-1981)
Los �?ngeles de Charly eran tres chicas regias que hicieron mucho por liberar, medio en broma, medio en serio, a la mujer de sus obligaciones tradicionales en la cocina. En un capítulo hacían de soldados, en otro, de mecánico de autos, y así, en un desfile que tenía más de fiesta de disfraces y pasarela que de inteligente caracterización. Obedecían a las órdenes de Charlie, una voz que hablaba por un alto parlante cuyo emisor rara vez se dejó ver. De hecho nunca mostró el rostro pero sí la nuca. En el final de la serie apareció con máscara de cirujano. John Bosley, interpretado por David Doyle era el asistente de Charlie y es ampliamente recordado. Farrah Fawcett también.
56. El hombre nuclear (1974-1978)
¿Has escuchado la canción de Daft Punk “Harder, better, faster, stronger”? Pues se refiere al hombre nuclear, una suerte de cyborg que le costó al gobierno norteamericano la bicoca de seis millones de dólares. Reconstruído del cuerpo del astronauta Steve Austin, el hombre más rápido del mundo corría en cámara lenta. Inicialmente concebido para un público adulto -sí, claro- terminó siendo el favorito de los niños, algo que los mismos realizadores explotaron en la serie. Luego tuvo un correlato femenino llamado “La mujer biónica”.
55. Kung Fu (1972-1975)
Bruce Lee fue considerado para interpretar a Kwai Chang Caine, un atribulado monje shaolin que viaja por el lejano oeste buscando a su medio hermano y teniendo como única defensa contra estas temerarias tierras, las artes marciales y la mística oriental. Al final su parte fue interpretada por David Carradine, actuación que lo convirtió en un icono (¿lo vieron en Kill Bill?). La serie tiene entre sus principales méritos esmeradas secuencias de acción, una fotografía en ocasiones memorable, una atmósfera maravillosamente crepuscular y una que otra cita citable como esa que dice “pequeño saltamontes…”. José Feliciano, Harrison Ford, Pat Morita y Jodie Foster fueron algunos de los artistas invitados.
54. Parker Lewis (1990-1993)
Zapatillas Converse. El gordo Kubiak. La hermanita Shelley. El amigo nerd. La directora, femme fatale e histérica Grace Musso. Las camisas y el peinado de Parker Lewis. “Sincronizemos relojes”. La pubertad… Esta serie única conjuga mucho de video clip y más de surrealismo de dibujo animado, integra una avalancha de referencias sutiles a la cultura popular y la política y tiene un planteamiento visual muy innovador para su tiempo.
53. Blanco y Negro (1975-1986)
Una serie que rompió esquemas y colaboró con la integración racial. Un producto constantemente citado y reverenciado por los periodistas culturales. Una frase para la historia: ¿Qué estás hablando Willis? Cuando el programa se canceló, todos empezaron a pasarla mal. Dana Plato se convirtió en actriz porno, fue arrestada por robo armado y murió por una sobredosis a los 34 en 1999; Todd Bridges peleó contra las drogas durante mucho tiempo; Coleman demandó a sus padres y a su manager por robarle y si bien ganó un millón de dólares como consecuencia del juicio se declaró en bancarrota en 1999. Desde entonces ha intentado de todo: desde guardia de seguridad en un mall, hasta candidato a gobernador de California. Como se sabe, el Terminator lo terminó.
52. Los Magnificos (1983-1986)
“En 1972 un tribunal militar condenó a prisión a unos comandos por un crimen que no cometieron. Hoy, aunque el gobierno los busca, si alguien tiene un problema, necesita ayuda y puede localizarlos, tal vez pueda contratar a Los Magnificos”. Así empezaba la serie favorita de todo mundo. Los Magnificos eran este grupo de renegados que constaba de un loco creativo, un gil con mucho acceso, un bravucón con miedo a volar y un estratega que fuma puros -posiblemente Montecristo- que interpretaban algo así como la versión ochentera y televisiva de “Los Siete Samurais”. Una de las series de acción más queridas y con un culto más grande en todo el mundo casi no llega a la segunda temporada porque supuestamente contenía 46 actos violentos por episodio. Felizmente estas acusaciones, sumadas a las de sexismo, no progresaron. Al final, no pudo resistir el embate de MTV y del VHS que distraían la audiencia juvenil que solía seguirlos. Frase célebre: “Me encanta cuando un plan se realiza”. Actualmente se escribe el guión de su adaptación fílmica. Pregunta para los lectores: ¿cuál prefieren, la GMC negra de Mario Barakus o la Mystery Machine de Scooby Doo?
51. Frasier (1993-2004)
El tercer spin off más exitoso de la televisión (después de Los Simpson y Knots Landing) tuvo once temporadas, ganó 37 Emmys y tiene el record de ser la serie que ha ganado más Emmys de forma consecutiva en la categoría mejor serie cómica. Si bien la historia transcurre en Seattle, sólo un episodio se grabó en dicha ciudad. Al final de la serie, Kelsey Grammer había interpretado al Doctor Frasier durante veinte años. No era para menos: el actor se había propuesto hacer que la serie durara por lo menos tantas temporadas como Cheers, la madre del cordero.
50. Los Invasores (1967-1968)
Son posiblemente las dos temporadas más exitosas de la ciencia ficción. Un arquitecto descubre casualmente que hay una invasión extraterrestre en curso. Lo tenebroso es que los invasores se presentan en forma humana y en consecuencia, son aterradoramente iguales a cualquier persona. El foráneo temible es gente como uno. Sin embargo algunos signos delatan a los villanos de esta genial pesadilla paranoide: carecen de pulso y emociones y se molestan cuando escuchan el nombre de Frida Holler pues tampoco pueden doblar el dedo meñique.
49. Teletubbies (1997-2001)
“Me han ayudado con mis hijos durante tanto tiempo”, dijo una amiga cuando cancelaron la serie. Creados por la visionaria Anne Wood y por el imaginativo (y abstracto) Andrew Davenport, que escribió los 365 episodios que componen el show, Tinky Winky, Dipsy, Laa-laa y Po disfrutaban de aventuras pre escolares en compañía de Nunu (una aspiradora viviente) y un ubicuo narrador. Las tubbipapillas y tubbitostadas, de las que se alimentaban no pudieron evitar la polémica en torno a Tinky Winky, quien por usar una cartera rosada mágica y llevar como identificación un triángulo invertido (signo que presuntamente representa a una vagina), ocasionó que una asociación conservadora estadounidense intentara boicotearla. Recientemente la Defensora del Menor de Polonia señaló que el “afeminado” teletubbie era un modelo negativo que fomentaba homosexuales. Más allá del escándalo (risible francamente), la serie se ha convirtió en un clásico de culto entre jóvenes universitarios y uno que otros candy raver sobreviviente. “Teletubbies Say Eh-Oh!”, un tema inspirado en la serie, llegó a vender más de un millón de copias y permaneció en el top 75 de singles del Reino Unido por 32 semanas.
48. Los Munsters (1964-1966)
Sitcom clásica que muestra a una típica familia proletaria norteamericana solo que convertidos en monstruos y con una casota imponente. Creada como respuesta de la CBS a los exitosos Addams de la cadena de la competencia (ABC), gran parte del humor procede del hecho de que ellos no notan que son freaks al punto de considerar que la adolescente Marilyn, la única “normal” de la casa, es en el fondo fea y aburrida. Otro punto interesante son sus medievales interacciones y caricaturesca conducta al interactuar con la sociedad en la que viven, que habitualmente huye de ellos sin que siquiera lo noten. Les fue muy bien hasta que ABC estrenó Batman en full color. Desde entonces se hicieron cinco películas y al parecer hay una sexta en camino. ¿Personaje favorito? Cualquiera de los animales: Spot (el dragón que escupe fuego y vive bajo la escalera), Igor (el vampiro del laboratorio del abuelo), Kittycat (un lindo gatito que ruge como león), Charlie (un cuervo que vive en el reloj de la sala y que en la versión original decía “Nevermore” en alusión a E. A. Poe), los pescaditos (que al parecer eran pirañas) y Elmer (una sinuosa serpiente).
47. Mi secretaria (1975)
“¡Qué bonita familia, pero qué bonita familia!”, decía el recordado Pompín Iglesias mientras interpretaba a Caritino Estudillo y Picoy, alias “el jefe”, en la querida serie mejicana “Mi secretaria”. Se encuentra en este ranking y en este lugar por puro feeling. Junto a la romántica Lupita, la callejonera Pelangocha -”te voy a reportar, te voy a reportar…”-, la tragona Adalina, la enamoradiza Judy, y Cesarín, el hermano poeta de Lupita y asistente de Estudillo y Picoy, representaron con algún tino el submundo de las oficinas. Conserva alguna actualidad porque, desafortunadamente, algunos de los estereotipos que plantea subsisten. Las transiciones de la serie son una belleza.
46. La familia Ingalls (1973-1984)
La sobreiluminada familia Ingalls llegó a la televisión en una adaptación bastante libre de “Little House on the Prairie”, un libro para niños de 1935, escrito por Laura Ingalls Wilder (sí: Laura Ingalls existió). Se trata de un drama recoooontra cursi y recoooontra fresa que se ocupó de reflejar los valores cristianos del protagonista Michael Landon, quien además se ocupó de dirigir más de la mitad de los episodios. Destaca por empalagosa e ingenua y porque, sorprendentemente, a todos nos gustaba. Definitivamente, eran otras épocas. Entre los actores invitados estuvieron Sean Penn, Shannen Doherty y el gigante Johnny Cash.
45. Tres son multitud (1977-1984)
Si ocho son suficiente, tres son multitud, al menos cuando se trata de una rubia tonta, una morocha veraniega y un pendenciero irredento. La historia es la que sigue: Chrissy Snow y Janet Wood hacen una fiesta de despedida para su roomie Eleanor, al final de la cual encuentran a Jack Tripper, un estudiante para chef, durmiendo en el sillón. Como las dos son perfectamente inútiles en la cocina, aceptan que Jack viva con ellas siempre que aparente ser homosexual frente a Stanley Roper, el dueño del depa que no acepta esas cosas modernas de “dos chicas y un chico bajo un solo techo”. La mentira se mantiene hasta el episodio final, en el que Jack le dice a Ralph Furley, el nuevo casero desde 1979, que se muda con su novia para “intentar algo nuevo”. Furley, desde luego, cree que ha curado a Jack. En realidad se trata de un remake de la serie británica “Mad about the house”. No obtuvo mayores reconocimientos pero es considerada excelente… Lucille Ball era fanática de la serie y aquí amamos a Lucy.
44. That 70′s Show (1998-2006)
Una sitcom setentera que solo pudo hacerse en los noventa. Muestra la vida de los suburbios entre el 17 de mayo de 1976 y el 31 de diciembre de 1979, momento en que, de seguir, se convertiría en un show de los ochenta. Algunos méritos: 1. Dio cuenta de manera ligera de los acontecimientos políticos y científicos que cambiaron al mundo para convertirlo en lo que conocemos: el feminismo, la liberación sexual, la recesión y consecuente decepción del pueblo americano para con su gobierno, la política de Jimmy Carter, el uso de drogas y el imprescindible juego de video “Pong”. 2. El uso de la pantalla partida para comedia, la misma técnica que De Palma usaba en los setenta para el suspenso. 3. 360 grados en el sótano, libres de prejuicios. 4. Transiciones tan triperas como las de Mi secretaria. 5. Ser un homenaje de “Los días felices”, serie que se hizo en los setenta, que también se situaba en Wisconsin y que también retrocedía veinte años en el tiempo. Por cierto, ¿alguien sabe porque siempre había humo?
43. Bonanza (1959-1973)
Esto es lo que podría pasar si se cumple la profecía que lanzó Robert Duvall en los Emmy: un productor y una avalancha de westerns. La historia se repetiría pues el género ya tuvo un paladín: David Dortort es quien mejor representa la época de oro del western televisivo. Incansable creador de series del lejano oeste como The Restless Gun, The High Chaparral y The Cowboys, logró con Bonanza su mayor mérito. De hecho fue la primera serie de una hora de una cadena que se filmó en color. Lanzó al estrellato a Michael Landon, Dan Blocker, Pernell Roberts y Lorne Greene. El tema de inicio es un clásico. Johnny Cash (al parecer su fantasma nos ronda hoy) lanzó una buena versión en su disco “Ring of Fire” de 1963.
42. The Real World (1992-¿nunca?)
Un grupo de chicos de 18 a 25 años de diferente raza, credo religioso y político, y orientación y experiencia sexual viven en un departamento recool que usualmente tiene una mesa de billar, un jacuzzi y una pecera, a veces sin percatarse (o percatándose, qué importa) de que los que están en la pecera son ellos. Efectivamente, todas las habitaciones, salvo los baños, tienen cámaras y las vidas de los participantes son minuciosamente registradas. Aquí no hay un premio y no hay ninguna competencia. Los participantes se van cuando quieren irse y si el fin de temporada no está cerca, son remplazados por alguien más. Si te entusiasma la idea toma nota: actualmente están en pleno casting para la temporada del 2008 que tendrá lugar en Hollywood. Eso sí, no es lo mismo que antes pero de todos modos es un emblema de la década pasada que cuesta un poco creer: resulta inverosímil que entonces todo el mundo con una vida real corriera a casa para ver por televisión la vida real de otros. El único reality que lo supera en longevidad es “Cops” que es horroroso y por eso no estará en esta lista.
41. Perry Mason (1957-1966)
Una de las series más longevas y exitosas de abogados y una de las más queridas de la vieja guardia. La dinámica es siempre la misma: el defendido siempre está en el banquillo y a punta de argumentos brillantes, Mason lo libera de culpa demostrando que alguien más cometió el crimen. El asesino confiesa a lo “Law & Order, unidad de víctimas especiales” o “CSI”, sólo que aquí siempre ocurre en la corte. Cuando le preguntaron a Raymond Burr, el actor que lo interpretaba, porque Mason ganaba todos los casos, este respondió: “pero señora, usted solo ve los casos que defiendo los sábados…”. Aparentemente, todo tiempo pasado fue mejor, aunque debo decirles que hay varias series actuales todavía en el resto del listado.
40. V (1983-1985)
Kenneth Jonson quería hacer una miniserie en la que se retrataran los años de la ocupación nazi pero los ejecutivos de la cadena NBC habían visto “Starwars” y le pidieron un programa de ciencia ficción. Las semejanzas abundan: las naves, los rayos láser y los uniformes recuerdan al mismo tiempo al conflicto del 42 y a la película de Lucas de fines de los setenta. El programa fue tan exitoso que tuvo dos secuelas, la miniserie “V: la batalla final” y “V: la serie”. Los efectos especiales que simulaban disparos láser costaron mil dólares cada uno, pero los platillos voladores eran pinturitas porque no había presupuesto. El resultado fue muy exitoso: por episodio tuvo 80 millones de televidentes que esperaban el momento en que Diana engullera algún ratoncito desprevenido. Si haces clic aquí y vas al final de la página podrás ver un video ilustrando tan suculento asunto.
39. CSI (2000-…)
La franquicia viene teniendo una sintonía enorme en más de 200 países: dos mil millones de televidentes en total. La primera de todas las series, y de lejos la mejor -¿o me equivoco?-, es la de Las Vegas.
Un grupo de gente con un lado oscuro lucha contra el lado oscuro. Grissom es un entomólogo con una extraña fascinación por las cucarachas, las montañas rusas y las mujeres con algunos rasgos masculinos. A Nick lo entierran vivo y siempre lo toman de rehén o lo apuntan con un arma. Warrick es ludópata pero vive en Las Vegas. La mamá de Sarah mató a su papá y por eso ella creció en un peloteo permanente de hogares sustitutos y se convirtió, consecuentemente, en investigadora forense. Antes de volverse CSI, Greg era el único laboratorista que pasaba cinco horas en la peluquería para ir a trabajar. Aunque si hablamos de patologías Catherine Willows se lleva las palmas: la ex bailarina exótica, hija del mafioso más grande de la ciudad desde Bugsy Siegel, cada temporada aparece más joven y ve las escenas del crimen como una ocasión para utilizar nuevos estilettos. “Es que son las mejores armas de una mujer”, diría ella. ¿El mejor capítulo? El que dirigió Tarantino.
38. Misión Imposible (1966-1973)
Lee rápido: esta nota se autodestruirá en cinco segundos. Este clásico puso más énfasis en la historia que en los caracterizaciones e hizo precisamente de ello, su sello de fábrica: se trata de un relato más complejo de lo que parece en principio, porque evita mostrarnos a los personajes en su esfera privada o personal, con el fin de hacer verosímil la idea de que un espía es un simulador sin emociones. Algunos estudiosos de la serie sugieren que es precisamente ahí donde radicó el secreto de su longevidad: al tratarse de un mundo en el que la gente es descartable y carece de emociones, se liberó al relato de las limitaciones que impone un personaje. Hubo una secuela muy recordada aunque de menor interés, pero lo peor que le pudo pasar a esta serie fue Tom Cruise, quien hizo tres películas de irregular calidad eliminando algunos rasgos primordiales de la versión original.
37. Six Feet Under (2001-2005)
Lo primero que le preguntaron a una amiga cercana cuando se murió su papá fue qué tipo de candelabros quería en el velorio. Eso porque la elección del decorado iba a definir el tono del evento. Lo que para el representante de la funeraria era un asunto cotidiano, para X, era totalmente trascendente. La ligereza de uno, era la gravedad de la otra. Los Fischer eran esa persona molesta e impertinente que intenta, sin éxito, manejar esta contradicción. Tenían, cuestionablemente, el que podría ser el peor trabajo del mundo pues vivían del comercio de la muerte de los otros lo cual daba pie al mejor humor negro de la televisión en medio de un sólido drama. ¿Humor negro? Retinto…
36. Hechizada (1964-1972)
Algunos de los personajes femeninos más recordados de la televisión nacieron en esta serie, la sitcom sobrenatural más longeva de la historia: Endora era la suegra más temible, sobretodo porque tenía poderes mágicos; la tía Clara tenía un corazón de oro pero era tonta y despistada como ella sola; Tabatha era la bruja niña que antecedió a Sabrina; Serena era el reverso siniestro y Samantha el anverso rubio y abnegado, una ama de casa bruja que puede resolver todas las tareas domésticas moviendo su nariz pero que renuncia a sus poderes mágicos para intentar hacer todo por la vía difícil. Algunos personajes invitados: Sigmund Freud, Julio César, Napoleón, Leonardo da Vinci, Enrique VIII, Paul Revere, Cleopatra y la Bella Durmiente.
35. El narrador de cuentos (1987)
Dos mentes brillantes tuvieron que ver con su gestación: el primero es el titiretero Jim Henson, y el segundo, Anthony Minghella, director de “El paciente inglés” y “El talentoso señor Ripley”. Se trata de una miniserie que tuvo como objetivo representar mitos tradicionales europeos con una esmerada combinación de excelentes guiónes, buenas actuaciones y, para entonces, alucinantes efectos especiales. Cada capítulo cuenta una historia distinta aunque siempre es anfitrión John Hurt, un anciano sentado al pie de una vieja chimenea, al que acompaña un lastimero perro parlante. Para la segunda temporada -se llamó “El narrador de cuentos: Mitos griegos”, el presentador cambió (fue Michael Gambon), pero el perro siguió siendo el mismo. Desafortunadamente sólo se realizaron cuatro episodios. ¿Mis favoritos? “El soldado y la muerte” y “Dédalo e �?caro”.
34. The Office (2001-2003)
Los cubiculos nos están matando. Ricky Gervais y Stephen Merchant se dieron cuenta y decidieron explotar este fenómeno de la vida actual haciendo una comedia en la que el jefe es un incompetente abusivo y el personal, como siempre, una manada de borreguitos que se ríen de sus chistes malos y se burlan de él a sus espaldas. Fue tan grande su éxito que ejecutivos de varios países del mundo decidieron abrir oficinas en versión local: hay una en Francia -”Le Bureau”-, una canadiense -”La Job”-, una brasileña -”Os Aspones”- y una alemana llamada “Stromberg”. En cable podemos ver la versión norteamericana que se diferencia un poco de la original pues cuenta con guiones propios. En el 2004 se convirtió en el único programa británico en 25 años que fue nominado a un Globo de oro (por mejor serie musical o de comedia) y el primero en ganar uno, superando a Arrested Development, Monk, Sex and the City y Will & Grace.
33. E.R. (1994-¿2008?)
Creada por el autor de best sellers Michael Crichton, contó con la colaboración de Steven Spielberg quien se entusiasmó mucho con el proyecto y por eso colaboró con su desarrollo. Originalmente la gracia era que todo lo que aquí se mostraba era medicina hardcore. Obviamente, con más de diez temporadas en el aire, catorce para ser más preciso (es la segunda serie dramática más longeva de la televisión después de Law & Order), el interés terminó volcándose en los personajes y ahora todo se asemeja un poco más a una telenovela. Tarantino dirigió un episodio. Es muy posible que la temporada que se acaba de estrenar en Estados Unidos sea la última. Con 123 nominaciones al Emmy, creo que todos pueden irse a casa satisfechos.
32. Los Muppets (1955-…)
Elmo, Miss Piggy, la rana René, Gonzo, el chef sueco y muchísimos otros personajes de Jim Henson son en realidad títeres pero existen en el mundo de las celebridades por derecho propio. Su popularidad es tan grande que han presentado los premios de la academia, han aparecido en Rocky III, en Un hombre lobo americano suelto en Londres y han sido entrevistados en 60 minutos y participado en El Show de Bill Cosby, The West Wing y el Show de Larry King. Con más de 15 especiales de televisión y nueve series (la primera Sam & Friends que se emitió desde 1955 hasta 1961) lograron la cúspide de la fama con Plaza Sésamo, que se viene produciendo desde 1969 hasta hoy.
31. Días Felices (1974-1984)
Los días felices fueron los que transcurrieron entre los años 50 y los 60: Rocolas, faldas hasta debajo de la rodilla, motocicletas y twist con papas fritas en una recreación de época que tenía más buena onda que precisión histórica. Ampliamente reverenciada, da cuenta de la vida clasemediera de la familia Cunningham y de los amigos de Ritchie, Patsy y Ralph quienes buscaban la iluminación en el arte de la seducción con casaca de secundaria. El genial motociclista Arthur “Fonzie” Fonzarelli -inicialmente considerado como un personaje secundario- es el más recordado por su entrañable patanería, sus ademanes de barrio bajo y su increíble éxito con las mujeres. ¿Alguien se acuerda de Pinky Toscadero?
30. La Pantera Rosa
Pantera Rosa es el nombre de un diamante en una película de culto del año 63. Por eso el dibujo animado que Friz Freleng creó para la secuencia de apertura de la cinta era elegante, sofisticado, sutil, perverso, ridículo, andrógino, silencioso, brillante y sobretodo rosado. El éxito de la película y la secuencia determinó que se realizara una serie de cortometrajes para cine, que luego, junto a material preparado especialmente para televisión, se transmitió en la nunca bien ponderada caja boba. Así, la Pantera Rosa, se convirtió en un fenómeno de masas que reúne en un solo cartoon, alucinación y surrealismo, trazo y humor finos e historias simples pero bien contadas en clave nonsense.
29. La Tremenda Corte
Esta serie empezó en la radio, en La Habana, Cuba, en enero de 1942. Mucho tiempo después se hicieron adaptaciones para teatro y para televisión. Las historias son simples: José Candelario Tres Patines roba o engaña a Luz María Nananina, su ex esposa, y esta lo lleva a la tremenda corte para esclarecer los acontecimientos y encarcelarlo. Tres Patines se libra tergiversándolo todo a punta de ingenio verbal y dobles sentidos a la latinoamericana. En tal trajín suele mencionar a su mamacita y su novia Cucusita que nunca se dejan ver. El señor juez es déspota pero encuentra en el cínico Tres Patines a un protegido con el cual siempre es bondadoso. Humor caribeño repetitivo y ¨criollo¨, al punto de que algunos han querido ver en este pedazo de historia un antecedente al Chavo del Ocho. Como aquel, una obra maestra. En los años 90, hubo un intento de revivir la “Tremenda Corte” en televisión. Fue un fracaso y solo se filmaron algunos capítulos.
28. Da Ali G Show
Malévolo, incisivo y muy revelador a su manera, Sacha Baron Cohen es un genio a la hora de poner en ridículo a personalidades como el ex secretario general de las naciones unidas Boutros Boutros-Ghali, el segundo astronauta en caminar sobre la luna Edwin “Buzz” Aldrin, el jugador y celebrity David Beckham y su esposa Victoria, el millonario Donald Trump, los ensayistas Gore Vidal y Noam Chomsky, el entrevistador James Lipton, el cantante de Pulp Jarvis Cocker, la porn star Jenna Jameson, y los jugadores de la NBA Kobe Bryant, Steve Nash y Shaquille O’Neal entre otros. Ante tal catálogo de conocidos, el programa parece una revista de sociales inspirada en un chiste cruel, salvo porque nunca las contradicciones de la sociedad contemporánea se mostraron con tanta crudeza en las voces de sus protagonistas ni dieron tanta risa como aquí.
27. La Isla de Gilligan
Un paseo en un barco que naufraga. Un clásico y un ícono de la cultura de masas. Un microcosmos que representa cierta parte de la sociedad blanca norteamericana de su tiempo que prefiere perderse en una isla antes que mezclarse con todas las sangres. Algunos estereotipos clásicos: los millonarios, el intelectual, la diva de Hollywood, la chica simple del campo, el capitán cascarrabias y un bufón que lo estropea todo y que a pesar de eso le da nombre a la isla y al show. Cabe preguntarse cómo es que se junta un grupo tan variado para un paseo de tres horas y cómo Ginger se las arreglaba para aparecer con un guardarropa fabuloso en medio de una isla desierta.
26. El Fugitivo
La vida se pasa volando y la del pediatra Richard Kimble, corriendo. Acusado injustamente de haber matado a su esposa, es sentenciado a muerte. Afortunadamente, el tren que lo transportaba a la cárcel se descarrila y el prisionero se convierte en el fugitivo al escapar. En la fuga, mientras es perseguido por el incansable teniente Philip Gerard, intenta encontrar al verdadero culpable del crimen, un misterioso y esquivo tipo con un solo brazo. Ha influido enormemente en la televisión. Ejemplos sobran: Los magníficos, El increíble Hulk, Kung Fu y recientemente Prison Break. David Lynch incluyó a un manco llamado Phillip Michael Gerard en Twin Peaks, otra obra maestra de atmósfera enrarecida.
25. Curb Your Enthusiasm
Larry David era la parte creativa más exasperante de Senfield. Un tiempo después de que terminara la serie, decidió montar un show inspirado en el personaje que el podría ser si las convenciones sociales no limitaran el accionar de su irritante personalidad. Esa es precisamente la gracia: Larry David te cae recontra mal. Algunas de las tantas innovaciones que ha traído a la comedia televisiva son: llevar al límite la idea de un show que trata sobre nada concreto, grabar con cámara en mano y un guión que más bien es una pauta para que los actores improvisen.
24. 24
Hacer una película en tiempo real es infrecuente, pero grabar una serie en la que cada minuto transmitido equivalga a un minuto de la vida de los personajes se consideraba una locura hasta que se creó a Jack Bauer, el agente que en medio de complejas tramas se la pasa salvando a su país de ataques terroristas, magnicidios y demás gracias de la era post 11 de setiembre. Como lo objetivo es el tiempo, asunto tan infrecuente en la ficción, los guionistas le permiten un desempeño físico tan intenso que algún lector de este blog sugirió que podría ser más fuerte que el protagonista de Duro de Matar. Si de alguna manera el tiempo es el tema, la ansiedad, su mayor mal, es la emoción dominante. Al final de cada episodio y en las cortinas que sirven de transición a los comerciales se escucha el blip de un reloj exasperante que deja sin aliento al protagonista y al espectador. Una hora te hace sudar. Una maratón te baja de peso, literalmente. Verla cansa, pero bien.
23. Candid Camera
Un programa fundacional que inició la cámara escondida pero que no empezó en la tele. De hecho, al principio la cámara fue un micrófono. Efectivamente, este show se transmitía a fines de los años 40 por la radio. Imitada, reverenciada y repotenciada por los siglos de los siglos, mucho antes de Punk`D desarrollo dos ideas igualmente revolucionarias: la de una broma con la complicidad de miles de espectadores y la de que la televisión perdona todo. O casi todo… en cierta ocasión sufrieron una demanda en la cual tuvieron que indemnizar a una de sus vícitmas por 300 mil dólares. Por lo visto la célebre frase ¨sonría, está en cámara escondida” no siempre resultaba convincente. Woody Allen escribió e interpretó bromas en los 60 y tanto Búster Keaton como Muhammad Alí aparecieron en algunos segmentos.
22. Los Tres Chiflados
Tres mil oficios buenos para nada se meten en las situaciones más inverosímiles que se pueden concebir con el fin de despertar la risa sobre la base del ridículo. Maestros del slapstick, Los Tres Chiflados nacieron en el cine pero algunos los tenemos presentes por sus transmisiones por televisión. Un capítulo cualquiera es equivalente a un ballet de hiperbólicas agresiones e ingenuidad en la que se desarrolla una comedia física de la sanción y de la ofensa con toques de ingenuidad y de picardía infantil oldschool. Antes de iniciada la transmisión de cada episodio debería colgarse un cartelito que diga “no intente esto en casa”.
21. Los Años Maravillosos
El programa más nostálgico de la historia tiene lugar en la Norteamérica de fines de los sesenta e inicios de los setenta. Eran tiempos de transición pero qué tiempos aquellos: Black Panters, hippies (cómo amamos a Karen), el hombre en la luna, “With a little help of my friends” en la aguardentosa voz de Joe Cocker, la vida en los suburbios y un beso bajo las ramas de un árbol. Porque los mejores años, los años maravillosos, fueron los de una historia de amor. Aquí la voz en off más sabia de la televisión recorrió los cinco años más problemáticos de un adolescente Kevin Arnold dejando claro un solo mensaje: todo tiempo pasado fue mejor.
20. Monty Python’s Flying Circus (1969-1974)
Terry Jones y Michael Palin son egresados de Oxford; Eric Idle, John Cleese y Graham Chapman, de Cambridge. Terry Gilliam era el norteamericano que completaba el grupo de hiper educados insubordinados que se dedicó a alterar para siempre la televisión mundial. Juntos escribían, actuaban y dirigían secuencias en las que llevaron al límite las normas formales y de contenido de la comedia al punto de que buena parte de la televisión británica y norteamericana, incluidas las primeras etapas de Saturday Night Live, se consideran “pitonescas” (traducción libre de “pythonesque” palabra inglesa que denomina desde Monty Python al humor absurdo). En un intento por lograr la risa a partir de la búsqueda de un estilo que se rehusaba a ser catalogado, tuvieron algunas consignas claras desde un comienzo: humor políticamente incorrecto, secuencias sin punchline, animación cómica en medio de un programa de sketchs y fuertes cargas de crítica social. Considerados intelectuales -de hecho citan con frecuencia a filósofos y literatos-, se inspiraron en la serie “Q5″ de Spike Milligan que desafortunadamente no se encuentra en ninguna parte. Algunas genialidades: un grupo de peluqueros escalando el Everest y abriendo una peluquería en el camino utilizando su último balón de oxígeno para dar poder a sus secadoras, el concurso de declamación de Proust en el cual se decide dar el premio “a la mujer con los senos más grandes” y la invención de la palabra “spam”. Algunos dicen que son a la comedia lo que los Beatles a la música.
19. The X Files (1993-2002)
“La verdad esta ahí” rezaba uno de los eslógans que popularizó la serie que el genial Chris Carter puso en marcha para la Fox, sin saber que daría forma al imaginario audiovisual de la mayor parte de la década de los 90 con su particular mezcla de espiritualidad, conspiraciones gubernamentales y marcianos poco simpáticos. Aquí dos agentes del FBI juegan al bueno y al malo, o más bien al creyente y al no creyente en medio de casos bien narrados basados en fenómenos paranormales. Carter se inspiró en varias series que vio en su infancia en televisión: la relación entre Mulder y Scully provendría de la de los personajes de Los Vengadores John Steed y Emma Peel; La dimensión desconocida y Galería nocturna aportaron los temas de algunos capítulos y Kolchak puso la médula espinal (alguien que busca la verdad en torno a un caso que resulta siempre sobrenatural). ¿El mejor episodio? Difícil escoger, pero uno de mis favoritos es el escrito por Stephen King.
18. Viaje a las Estrellas (1966-1969)
Gene Roddenberry era un visionario al que los directivos hicieron caso en uno de esos singulares momentos de lucidez y locura. A la mitad de la segunda temporada los ratings empezaron a caer y decidieron cancelarla. Los fanáticos de la tele bombardearon a la NBC con cartas pidiendo su reposición así que sobrevivió por una tercera temporada. El estátus de serie de culto lo ganaría en los setenta con las repeticiones.
A pesar de su corta vida, Viaje a las Estrellas catapultó a la fama Leonard Nimoy y William Shatner, generó una nueva tribu urbana conformada por “trekkies” y dio pie a cinco franquicias televisivas y diez películas (la onceava está cerca). Cuando Gene Roddenberry falleció a los 70 años, una cápsula con sus cenizas fue puesta en órbita alrededor de la Tierra.
17. South Park (1997-…)
Nunca los chicos de colegio fueron tan vulgares o en todo caso nadie se atrevió a representarlos así en televisión. Si Los Simpson se meten con todos menos la familia, South Park no tiene ningún tipo de miramiento. Son especialistas en ridiculizar temas contemporáneos de la cultura de masas. Algunas perlas: en el capítulo “It hits the fan”, la palabra “shit” (“mierda”) se menciona sin censura en 162 ocasiones y un contador se ocupa de documentar el acontecimiento; en “With apologies to Jesse Jackson dicen nigger 42 veces; y en “Trapped in the closet” se tumban a la cientología (lo cual ocasión críticas reacciones de los hollywoodense miembros del credo). Mientras se ocupaban de tanto desbarajuste, mataron a Kenny.
16. Los Soprano (1999-2007)
Un éxito de público que llevó la televisión a un nuevo nivel de exigencia y que cosechó, en el camino, los halagos y admiración de algunos de los medios más importantes de Norteamérica: según Vanity Fair, es “posiblemente la obra maestra más grande de la cultura de masas”, según TV Guide es el quinto mejor programa de televisión de la historia, Newsweek alega que fue “de lejos el mejor programa de televisión” y el New York Times la considera dentro de lo mejor de la cultura popular del último cuarto de siglo. Veintiún Emmys y cinco Globos de Oro fueron algunos de los premios que se le concedieron. Tanto reconocimiento sirvió para que pudieran experimentar aún más al final de la serie, considerado desde ya, un acontecimiento histórico en la pantalla chica.
15. Sex & the City (1998-2004)
La vida de cuatro mujeres solteras e histéricas en los treintaitantos en una serie que tenía tanto de realidad como de aspiración. La primera temporada se basó en un libro de Candace Bushnell que compilaba su columna para el diario “New York Observer”. Dicha columna estaba inspirada en sus andanzas y las de sus mejores amigas, que resultaron arquetipos de la femineidad contemporánea. La serie ganó popularidad gracias a la franqueza con la que “las chicas” trataban el tema del sexo. También le cayeron algunas críticas: demasiado hueca, demasiado superficial, demasiado complaciente. Es que por más que le guste mucho, nadie puede hablar solo de sexo durante seis años.
14. Twin Peaks (1990-1991)
Antes de que no entendieras nada con Lost, hubo quienes no entendieron nada en Twin Peaks. Sin embargo todo el mundo siguió la serie en Norteamérica y quienes vimos las retransmisiones en el resto del mundo nos quedamos igualmente enganchados. Su influencia es amplia y variada: desde Carnivàle hasta Desperate Housewives tienen deudas con esta serie que se ha convertido en un culto. Creada por David Lynch y Mark Frost, fue una de las primeras series en hacer ver a los ejecutivos que la televisión no era un género menor, que se podía subir el estándar de calidad hasta equipararse o superar al del cine y que el cine-arte (aunque sea por televisión y en serie) podía atraer grandes públicos. Muy recomendable.
13. El show de Benny Hill (1955-1989)
Benny Hill fue una figura polémica. Considerado un gran comediante pícaro y paródico que supo incorporar con tino técnicas de mimo y mucho humor visual, tendía demasiado hacia el sexismo, algo que no escapó al ojo de sus detractores a pesar de que él mostraba los hechos de la polémica en cámara rápida. Quienes tomaban las decisiones decidieron que Charlie Chaplin, un entusiasta seguidor de Benny Hill, estaba equivocado, así que cancelaron el show alegando múltiples razones. La que más me ha llamado la atención es la que refiere que no podían producir a Benny Hill y a Mr.Bean a la vez. Por supuesto, Mr. Bean no está en este listado.
12. Los locos Addams (1964-1966)
Inspirada en una tira cómica del dibujante Charles Addams publicada en la revista The New Yorker en 1930, representa el reverso de la familia nuclear norteaméricana, sólo que con rasgos de sofisticación europea gótica y perversa. Como los Munsters, los Addams parecen no percatarse de que el resto los encuentra aterradores a pesar de la enorme estatura de Largo, de la mortuoria apariencia de Morticia, y de que Dedos es solo unos dedos que salen de una caja. Aristócratas y encantadores, a pesar de que la gente “normal” que se les acerca normalmente quiere aprovecharse de ellos, los Addams -”la clase es lo último que se pierde”- mantienen una mirada quizá demasiado tolerante. ¿Mi personaje favorito? El tío Cosa… ¡quién más!
11. Miami Vice (1984-1989)
¿A quién se le ocurre que un policía puede manejar un Ferrari como parte de su trabajo? Anthony Yerkovich, uno de los creadores de esta serie, declaró en una entrevista que la idea le vino a la cabeza cuando leyó en la revista Time que se acababa de aprobar una ley que permitía a las fuerzas del orden utilizar material confiscado en procesos de investigación. Así un auto que había sido de un mega narco llegó a manos de los usualmente humildes policías. Hay quienes dicen que Miami Vice es la respuesta de la televisión “normal” a MTV y que de hecho toma de este canal el estilo de edición, la banda sonora y una dirección de arte que se preocupó por contrastar el glamour de los tonos pasteles y las luces de neón (entonces el neón todavía podía ser glamoroso) con la oscuridad de las viejas calles de paredes desconchadas de South Beach, una zona que para la época estaba venida a menos y era guarida de casi cualquier cosa que esté prohibida por la ley. Contó con la participación de Michael Mann y Gianni Versace, quien a través del programa popularizó el uso de camiseta con saco que hoy vemos hasta en la sopa. Si bien el elenco estaba buscando dejar la tele para actuar en el cine -cómo han cambiado las cosas, ¿verdad?- se dejó de transmitir porque los directivos tomaron pésimas decisiones a la hora de manejar el éxito del show.
10. �?ngeles en América (2003)
Cosas como esta no se ven a menudo. Una obra de teatro de Tony Kushner convertida en guión por el mismo autor para que la dirija Mike Nichols y la actúen Al Pacino, Meryl Streep, Emma Thompson, Jeffrey Wright y Mary-Louise Parker. Ganó once premios Emmy de los veintiuno a los que fue nominada, superando a “Raices” como el programa que más premios ha ganado en un solo año. Una obra de arte y una obra maestra.
9. Los Vengadores (1961-1969)
El máximo representante del spy-fi (espías con elementos de ciencia ficción) fue también un maravilloso ejercicio de estilización e ingenio de inspiración mod. A pesar de que inicialmente el guión no contemplaba una contraparte femenina, la serie terminó de cuajar cuando entró Honor Blackman quien luego fue remplazada por Emma Peel (mi favorita). Peel fue sucedida a su vez por Tara King y poco después la serie fue cancelada. Está en esta lista por ese periodo en particular, en el que la sofisticación y el delirio se dieron la mano en historias estrambóticas y elegantes con una química que hasta ahora no ha sido superada.
8. M*A*S*H (1972-1983)
Ubicada en el punto medio entre drama y humor negro, M*A*S*H toma el nombre de las iniciales en inglés de los hospitales de campaña (Mobile Army Surgical Hospital). Como en la película homónima (dirigida por Bob Altman) y por más que la historia tiene lugar durante la Guerra de Corea, la serie es una alegoría de la Guerra de Vietnam. El episodio final es un clásico y se llamó “Goodbye, Farewell and Amen”. Dura dos horas y media y fue visto por cerca de 106 millones de personas en Norteamérica, es decir el 77% de la audiencia, lo que lo convierte en el capítulo más visto de la televisión de Estados Unidos. Un dato curioso es que el departamento de sanidad del estado de Nueva York reportó el máximo consumo de agua en la ciudad justo cuando acababa de terminar la transmisión del capítulo eso, al parecer, porque la vejiga es elástica pero todo tiene un límite. Algunas proezas narrativas: un episodio en tiempo real en el que se presenta una operación que debe concluirse a los 22 minutos mientras un reloj marca la hora en una esquina de la pantalla. En otra ocasión comprimieron un año de la vida de los personajes en un solo capítulo.
7. Batman (1966-1968)
Pow, boom, crash, zap. Guasón, Acertijo, Pingüino, Gatúbela. Santos batibisturís de cirujano epiléptico. Colores sólidos y escenarios psicodélicos. Una adaptación de cómic que se convirtió en una obra maestra 100% camp por la que desfiló cuanto disforzado había: Carolyn Jones, Liberace, Joan Collins, Zsa Zsa Gabor y Vincent Price, entre otros. Se ha hecho conocida por su sólida propuesta estética, por el batimóvil y porque la mitad de los episodios terminaba en un cliffhanger y la otra mitad los resolvía.
Está en esta lista y en este lugar porque no existe un programa más pop en la historia y solo unos pocos que tengan una personalidad más contundente. Quienes quieran ganarse con los cartelitos hagan clic aquí.
6. El super agente 86 (1965-1970)
Un día promedio en la vida de Maxwell Smart: despertarse, tropezarse, conducir un auto, parquearlo mal, ingresar al edificio de Control en Washington, pasar por una puerta, pasar por otra puerta, pasar por otra puerta, pasar por otra puerta, atender un teléfono público -¿qué diablos hace un teléfono público detrás de tantas puertas?- hablar con “el jefe” en el cono del silencio, ir a una misión peligrosa, ser golpeado, baleado y vapuleado en un tren, en la sala de espera de un aeropuerto o en una tienda cualquiera, y eventualmente ser secuestrado para tomarse un café con Sigfried en el cuartel general de Kaos, escapar a casa y suspirar por la 99. Para tratarse de la guerra fría, la vida del súper agente 86 no estaba mal, después de todo para él se inventó el celular o zapatófono. Al incompetente, despistado y afortunado Maxwell Smart y a la atractiva 99 se les unía una sarta de personajes del mundo del recontra espionaje: el robot Jaime, el pésimamente entrenado perro Colmillo y los entrañables agentes 13 y 44, cuyas misiones siempre consistían en esconderse por horas en los lugares más insospechados. El 13 se enfurecía con esas ocurrencias mientras el 44 sufría y lloraba cada una de ellas. Una maravilla de Mel Brooks para la tele de los 60 y la posteridad.
5. La dimensión desconocida (1958-1964)
Para que la imagen aparezca en nuestras pantallas, varias manos interfieren en el proceso de hacer televisión. A pesar de que es un producto de creación colectiva, el genial Rod Serling supo imprimir su sello personal en este medio masivo escribiendo muchos episodios, y narrando y presentándolos todos. Las historias forman parte de lo mejor de la tradición fantástica, alternándose con frecuencia subgéneros como el horror y la ciencia ficción. La regla de oro era contar con finales sorpresivos que si bien han envejecido mal son un buen reflejo de los temores de la Norteamérica de entonces: el Macartismo, la guerra fría y, en consecuencia, gente que súbitamente desaparece y fantasías apocalípticas. Como siempre, el género fantástico sirvió para amparar a creadores que querían decir algo acerca de un sistema que no permitía ninguna crítica y que era severamente sancionado con la indiferencia de anunciantes y la atención de los censores.
4. Los Simpson (1989-la eternidad)
Algo huele mal en Springfield y no es solo Homero: los peces tienen tres ojos, el payaso es un degenerado, el alcalde es corrupto y el dueño de la central nuclear es inmortal. Hay una escuela que no educa con una profesora vampiresa de doble moral y un director con serios mommy issues, una comisaría liderada por un incompetente y una horda de ignorantes que en cuanto puede saca picos, palas y garrotes para linchar al primer ser con iniciativa que se deje ver. Al parecer nada que se parezca a la vida real. ¿O sí? La abnegada Marge trata de que su familia sea normal a pesar de que su esposo Homero sigue teniendo un año, su hijo Bart es un potencial delincuente juvenil, su hija Lisa una soñadora sin arreglo y la pequeña Maggie… bueno, también sigue teniendo un año. Sigue siendo delirante aunque pasen los años y en tiempos previos a Southpark fue muy extrema. Supongo que algo tendrá que ver el hecho de que Springfield cuente con solo tres psiquiatras para tanto demente.
3. Seinfeld (1989-1998)
George es un tipo patético y sin vergüenza que usa camisas a cuadros que nunca le quedan bien. Krammer vive en un universo paralelo que irrumpe intempestivamente por la puerta de Jerry cada vez que lo visita. Jerry es un comediante que se fija demasiado en cosas en las que nadie se fija e Elaine es su ex enamorada, demasiado neurótica y demasiado incisiva como para que esté con ella pero lo suficiente como para tomar café con estos desadaptados. En resumen, cuatro tipos demasiado normales como para ser normales. Cuatro catástrofes por episodio. Cuatro acontecimientos insignificantes que podían sostener una trama ingeniosa durante media hora. Cuatro situaciones para el ridículo. Infinitas risas después “Seinfield” sigue siendo considerada aquí y allá la mejor serie de la historia de la televisión. Capítulos para el recuerdo: el del nazi de la sopa, el de la apuesta, el del estacionamiento, el de los melocotones, el del chico de la burbuja y el del juicio final, en el que el juez da una sentencia que engloba de mejor manera diez años de televisión… algo así como “no sé cómo ustedes cuatro, de todas las personas del mundo, llegaron a juntarse”.
2. El chavo del ocho (1973-1980)
La vecindad mas bonita y representativa de Latinoamérica era seguida en sus momentos de mayor popularidad por más de 350 millones de televidentes de todas las edades a pesar de que los papeles de niño eran interpretados por adultos, de las sonoras cachetadas a Don Ramón, y de las profesoras de colegio que decían que eso era violencia gratuita. Chespirito, Shakespeare chiquito para los amigos, es desde entonces considerado un genio de la comedia al que los más entusiastas no dudan en comparar con el gran Cantinflas. Sus aportes a la cultura popular son de todo calibre e incluyen desde frases iconicas -”pero es que no me tienen paciencia”- hasta personajes arquetípicos de tamaño variable: Don Barriga era el gordo rentista, Jaimito era el Cartero que evitaba la fatiga, la viuda enamorada era Doña Florinda, la solterona perpetua era la bruja del 71 y Don Ramón era el desempleado mil oficios. Los niños también tenían lo suyo: la pendenciera vivaracha, el niño Goyito, el gordito infaltable, y el desamparado entrañable a quien -corríjanme si me equivoco-, todos le hubiéramos comprado el pasaje a Acapulco o cuando menos una torta de jamón.
1. Yo amo a Lucy (1951-1957)
Fundacional por donde se le mire. Una ambiciosa e inocente ama de casa que sueña con unirse al showbiz junto a su marido, un enterteiner de creciente reconocimiento. El problema es que junto a ese impetu se encuentra una omnipresente capacidad para meterse en aprietos y estropearlo todo. El humor de Lucy seduce porque es carismática, por su ingenuidad y su malicia de “travesura”. Porque ante todo, Lucy era decididamente infantil. En el 2002 fue considerada por TV Guide en el segundo lugar de los mejores shows de todos los tiempos después de Seinfeld, pero aquí estamos en desacuerdo. Sus mejores momentos son los que recogen los episodios titulados “Job Switching” en el que intenta hacerse cargo de una línea de ensamblaje de dulces y otro titulado “Lucy does a TV commercial” en el que debe ofrecer una vitamina llamada Vitameatavegamin que contiene un insano 23% de alcohol. Es la única de esta lista que ha insistido tanto en aparecer que la hemos puesto en el primer lugar. Es que unos aman la primavera… nosotros la amamos a ella.
c’est fini
*Estimados lectores: Desde enero del 2009, el blog “Tv en serie” lo desarrolla Romina Massa. Este post escrito por el anterior blogger, Javier Masías, seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.