Internet no ha matado a nadie
Slenderman, es un personaje de cuentos de horror que se ha convertido en motivo de culto entre los niños y jóvenes que gustan de las historias que escarapelan el cuerpo. Desde su aparición en internet, a fines de la década pasada, se le involucra en historias con actividades vinculadas al castigo, acoso y por generar traumas.
A algunos chicos les encanta leer estas historias de terror y van navegando por sitios web, foros o grupos de Facebook, encontrando nuevos relatos y creando sus propias listas a las que les llaman “Creepypasta”.
¿Sabías que tus chicos también podían encontrar esto en la red?
Seguro que no. Y tal vez los padres de Morgan Geyser y Anissa Weier tampoco, de lo contrario podían haber evitado el macabro suceso.
Las niñas se dejaron llevar por la influencia de ese tal Slenderman, quien otorga el boleto para acceder al siguiente nivel de su juego sólo si eres capaz de torturar y matar a alguien. Un reto que las niñas de doce años estaban dispuestas a cumplir, sin importar que la víctima fuera una de sus amigas, a quien invitaron a una pijamada y, luego de amordazarla, le asestaron 19 puñaladas.
No culpes a Internet
Recuerdo que en los 80, también nos encantaban los relatos de terror, jugar a la Ouija, soñar con Freddy Krueger o Jason y Samara para jóvenes de los años 90, pero nada de esto nos convirtió en asesinos, ¿verdad? No hay que echarle la culpa a los juegos, ni a las historias por la violencia de estos tiempos.
En la actualidad la diferencia radica en la cantidad de información que tiene a nuestros hijos hipnotizados y navegando entre cientos de páginas, compartiendo y creando contenidos. Nuestros engreídos de hoy son hábiles para buscar información, compartir o recibir recomendaciones hechas por amigos o gente que ni conocen porque, gracias a internet, los juegos de hoy están hechos para jugarlos en línea conectados con gente que participa bajo el anonimato de sus nombres cortos o “nicks”.
Por ello, la recomendación de siempre es alentar a los padres a conversar con los pequeños. No te digo que tengas que “supervisar” cada movimiento para enterarte de lo que hace, pero si tener conocimiento de lo que tus hijos buscan en la red. No necesitas consumir drogas para establecer que estas pueden causarte daño y recomendar que no se usen, es cuestión de agudizar el sentido común. En el caso de Morgan Geyser y Anissa Weier, no solo internet tuvo la culpa, la falta de atención de parte de los padres también contribuyó a que estas preadolescentes enfrenten cargos criminales y aguarden, de ser halladas culpables, por penas de casi 65 años, la gente de Wisconsin quedó muy sorprendida y aterrada con el caso.
Recuerda que no necesitas ser un “monstruo en computación” para enfrentar estos temas.