Reivindicando a Rossini
El Festival Granda vuelve a poner en escena “El barbero de Sevilla”, esta vez en una versión crítica del Festival de Pesaro, pocas veces vista en este hemisferio. (Fotos: Festival Granda)
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
5/5 ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
El Festival Internacional de Ópera “Alejandro Granda” lleva doce años trayendo a nuestra ciudad títulos poco difundidos y con artistas de talla internacional. Muchas veces la falta de apoyo de auspiciadores e interés del público por descubrir títulos diferentes hace que estos proyectos sufran dificultades, por lo que es inevitable volver a los “clásicos” para garantizar un éxito en la taquilla.
Este parecería ser la nueva etapa del Festival, el que en los últimos años ha presentado títulos populares como “Traviata” “Tosca” y este año “El barbero de Sevilla”. Sin embargo ahora podríamos hablar de un Festival Granda “reinventado” o que se conduce en otra dirección.
Que quiero decir con eso? En que el Festival depende básicamente de las labores de Ernesto Palacio, su director artístico. En su primera etapa, Ernesto era manager de las grandes estrellas de la lírica que llegaron a Lima para debutar roles que pronto harían en los grandes teatros. Esto nos dio gratas satisfacciones con óperas como “Rigoletto”, “Attila”, “Don Carlo”, “Guillermo Tell”, Romeo y Julieta”, entre otras. Hoy que Palacio dirige el Festival de Ópera Rossini de Pesaro, y además la Academia Rossiniana, le permite traer al Festival ese trabajo que se realiza allí, con la dedicación y estudio sobre la obra del compositor que en 2018 cumplió 150 años de fallecido.
Es por eso que este año no solo vimos una obra popular y muy conocida, “El barbero de Sevilla”, por primera vez en el Gran Teatro Nacional, sino que pudimos disfrutar de una versión “crítica”, con todos sus cortes y con el mas detallado estilo que se presenta en el Festival de Pesaro. Por eso resulta novedoso e interesante escucharla en jóvenes cantantes que han estudiado este nuevo tratamiento del estilo.
A diferencia de la vez anterior en que el Festival presento “Barbiere” en Lima, en el Teatro Municipal en 2011, con estrellas como Ruggiero Raimondi y Juan Diego Flórez, esta versión llega en un momento en que el Festival encuentra madurez y permite, gracias a los recursos del GTN y artísticos locales, de lograr producciones con mayor calidad en todos sus aspectos.
Siempre he sido muy exigente en las producciones locales, y esta es una de las muy pocas en que todos los factores han dado resultados satisfactorios. Desde la puesta en escena de Lev Pugliese, que ha diferencia de su producción de “Tosca” basada en proyecciones, esta vez presenta una escenografía tradicional y con mucho detalle, de una Sevilla que por momentos parece “arábiga” por el detalle de sus escenarios, y el ambiente de “Harem” de la casa de Don Bartolo. La escenografía no solo lucía elegante y completa, sino que permitió, como pocas veces hemos visto, proyectar las voces de los cantantes de la mejor manera al público. La dirección escénica es correcta, aunque por momentos es algo agotador ver a los cantantes interpretar sus arias parados en el centro del escenario, eso mejora con los duos, trios y concertantes.
Los solistas no son las estrellas que solíamos ver en el Festival, pero si competentes cantantes del Festival que destacan en el estilo rossiniano a nivel internacional.
Lo primero que uno percibe es la dinámica, ligereza y color en la música desde la obertura. La Orquesta Academia Sinfonía por el Perú, a cargo de Hugo Carrio y dirigida en esta producción por el mexicano Iván López Reynoso se consagra como la orquesta de ópera mas eficiente de nuestro país, con una musicalidad de alto nivel internacional, sonido parejo, cambios perfectos de tiempos, volúmenes y brillantez en el sonido. El estilo y versión de López Reynoso es de destacar con un estilo rossiniano exquisito. Cabe destacar el excelente desempeño entre orquesta y cantantes, especialmente en los difíciles concertantes de la ópera.
Impresionante la voz del joven tenor italiano Pietro Adaìni. Ágil coloratura, potencia estupenda y versatilidad escénica. Un gran Almaviva que brilló en todo momento. Cada agudo suyo partía en dos a la platea, y su versión del aria final “Cessa di piú resistere” fue infalible a todo nivel. El barítono Gurgen Baveyan, en el rol protagónico de Figaro, mostró estilo y frescura con una voz ligera, menos potente que la del resto pero mas “mozartiana” si la podemos llamar de alguna manera, algo así como los barítonos de los tiempos de Rossini habrían sonado, y no como los dramáticos a los que estamos acostumbrados en grabaciones y puestas tradicionales. Los aplausos en mi opinión se los lleva el barítono Pablo Ruiz como Bartolo, con mucho oficio, una voz potente, pastosa, directa, presencia heróica y sentido humorístico, algo que rompe nuestra percepción de su personaje, al que estábamos acostumbrados a ver como muy feo, casi deforme, muy viejo y malgeniado. Esta versión mucho mas sofisticada de Bartolo debería hacer dudar a Rosina por qué pretendiente decidir. La voz del bajo Marko Mimica, el cantante con mas trayectoria internacional del elenco, sonó poderosa y llenando el teatro de ida y vuelta. Su basilio, casi siempre llevado en silla de ruedas, era mucho mas discreto que el resto y dio cátedra con un canto perfecto. Ojalá podamos verlo por aquí en roles mas intensos como el de Wurm, Giorgio o Padre guardiano. La mezzosoprano Chiara Amarù posee una voz deslumbrante, mejor posicionada en los agudos que en los graves, pero con una coloratura estupenda y convincente interpretación, que hizo cómplice al público y se lo metió al bolsillo desde su entrada, con el aria “Una voce poco fa”. Cabe destacar los adornos y colores que cada uno de ellos interpretó en esta versión de la ópera, muy fresca y ágil, y no hizo sentir sus casi tres horas de duración.
El reparto se completó con una adecuada versión de Bertha por la soprano venezolana Dorian Lefebre, una potente y destacada voz del barítono Paolo Campos y una discreta intervención del bajo Alfonso Orbegoso.
Los pocos miembros que requiere esta ópera de oficiales de policía provinieron de las voces masculinas del Coro Nacional del Perú que dirige Javier Súnico. Ellos demostraron su gran oficio como uno de los mejores coros de Sudamérica con gran resultado musical.
Queda una función de este delicioso barbero que musicalmente es bien logrado y como puesta en escena nos trae la reivindicación mas exquisita de Rossini a Lima.
Mas información en www.festivalgranda.com