Se dice feminista, no feminazi
Mi primera conversación sobre el feminismo ocurrió cuando tenía 17 años. En esa época no me identificaba como feminista porque creía que era lo opuesto al machismo. Mi argumento era: yo busco la igualdad. Pero y es que hasta Ricardo Arjona lo decía en sus canciones, “Nosotros con el machismo, ustedes al feminismo y al final la historia termina en par”. En esa época tampoco estábamos hasta la coronilla de sus canciones. Qué perdidos andábamos, ¿no?
Si bien el feminismo existe hace muchísimos años, creo que es recién en la última década que se está visibilizando y posicionando como lo que realmente es, un movimiento que busca la reivindicación de los derechos de las mujeres. Yo me identifico como feminista hace un par de años. A pesar de ello, llevo “predicando” esta reivindicación de nuestros derechos desde antes de aquella conversación a mis cortos 17.
Pero el feminismo incomoda. Por su naturaleza o por desconocimiento, no lo sé muy bien aún, pero incomoda. Por eso nos vamos a encontrar con personas que no creen en el, que lo ven como exagerado, extremista o innecesario. Y es que es más fácil criticar algo que leer un libro y escuchar lo que las mujeres tienen que decir.
No recuerdo cuándo fue la primera vez que me llamaron feminazi, pero sí que las últimas veces que he leído este término ha sido, siempre, para refutar mis argumentos feministas. Y es que catalogarnos como feminazis y extremas ha sido la forma más fácil degradar lo que decimos y por lo que luchamos.
El término “feminazi” fue utilizado por primera vez por un conservador antiaborto norteramericano llamado Rush Limbaught quién comparó a las feministas con los nazis. El “holocausto moderno” es cómo él describía la postura a favor del derecho a elegir sobre ser o no madre. Como si estuvieran iniciando una guerra…
Lo curioso de esta comparación es que, durante el holocausto, fue Hitler quién declaró como crimen de Estado el aborto cerrando todas las clínicas de planificación familiar. Así es, Hittler y Limbaught tenían la misma postura sobre el aborto.
Por más que este hombre pudo ganar un premio de creatividad al juntar dos términos tan diferente de forma tan desatinada (no, es ironía), la realidad es que no sabía ni siquiera de qué hablaba. Y ese es el problema con la mayoría de personas que utilizan tan a la ligera el término feminazi, no saben qué es ni dónde nació.
A todos ellos les digo, no me llames feminazi por querer la equidad de género, que las mujeres tengamos exactamente las mismas oportunidades que los hombres, que ganemos lo mismo, por no querer que nos acosan, golpeen y maten solo por ser mujeres. No me llames feminazi si no sabes lo que significa y ni siquiera te has dado la molestia de googlearlo. Se dice feminista, no feminazi.