Especial: A 30 años de la llegada de Indochina al Perú
Fueron un fenómeno. Pero no por la cifra de ventas de sus discos o ese estilo que la TV francesa definió el año pasado como “hermafrodita en la escena del new wave”. Fueron un fenómeno porque lograron algo muy difícil en el Perú: poner de moda un idioma que no era el inglés. La gente cantaba sus temas sin tener idea de lo que estos decían. Una rareza que no volvería a repetirse (por lo menos a un nivel así de masivo).
Este 2018 se cumplen 30 años de su única visita al Perú, la cual fue emblemática porque ocurrió justo cuando el país se debatía ante su peor crisis económica y se desangraba ante la insania terrorista. Indochine (o “Indochina”, como les llamábamos) fue una bocanada de aire fresco para una generación de jóvenes acostumbrada al gas lacrimógeno.
Esta fue la canción que dio inicio a todo. L’aventurier (El aventurero) cambió la vida de cuatro jóvenes franceses: los hermanos gemelos Nicola y Stéphane Sirkis, Dimitri Bodianski y Dominique Nicolas. Era noviembre de 1982 y el cuarteto parisino llevaba apenas un año en escena. De pronto, se vieron ante un disco sencillo que llegaría a vender más de 700.000 copias. La fama les agarró por sorpresa y sin mucho dinero en los bolsillos.
Por ejemplo, los más perspicaces se habrán dado cuenta de que en este videoclip, Nicola Sirkis (el vocalista) aparece con un diente roto, un detalle que fue destacado por él mismo en una reciente entrevista con el canal francés TF1. “¿Si tenía mi diente roto o no? Sí tenía un diente roto”, dijo Sirkis. “En esa época no había dinero, así que me puse una goma de mascar”.
L’aventurier –compuesta por Nicola Sirkis y Dominique Nicolas– fue también el título de su primer álbum. La canción nos habla de Bob Morane, el protagonista de una serie de libros de aventuras creados por el escritor belga Henry Vernes. Según la trama, Morane es un joven piloto francés que participa en la Segunda Guerra Mundial, y que después se vuelve reportero, explorador y aventurero. De hecho, la letra de la canción hace referencia a algunos de los títulos de los libros, como La vallée infernale (El valle infernal, 1960), L’ombre jaune (La Sombra Amarilla, 1966), Trafic aux Caraïbes (Tráfico en el Caribe, 1966), entre otros.
Este es el inicio de la canción, en el que también se menciona al escocés Bill Ballantine, compañero de aventuras de Bob Morane, y al villano Señor Ming, cuyo apelativo es “L’ombre jaune” (La Sombra Amarilla).
Egaré dans la vallée infernale,
le héros s’appelle Bob Morane,
a la recherche de l’Ombre Jaune,
le bandit s’appelle Mister Kali Jones.
Avec l’ami Bill Ballantine,
sauvé de justesse des crocodiles,
stop au trafic des Caraïbes,
escale dans l’opération Nadawieb.
(Perdido en el valle infernal,
el héroe se llama Bob Morane,
en busca de la Sombra Amarilla,
el bandido se llama Mister Kali Jones.
Con el amigo Bill Ballantine,
salvado con las justas de los cocodrilos,
una parada en el tráfico del Caribe,
escala en la operación Nadawieb).
El éxito de L’aventurier y la referencia a Bob Morane llevaron a que la portada del primer álbum de Indochine tuviese el estilo de un cómic, con “El aventurero” recorriendo diversos lugares de Asia, como la Gran Muralla China.
Contrario a lo que muchos creen, esta canción no es un homenaje al escritor Henry Vernes, creador de Bob Morane. Según el libro Indochine, la verdadera historia, de Thomas Chaline, L’aventurier nació luego de que Nicola Sirkis fuera a la biblioteca y se encontrara con un libro de Bob Morane. “Tomé el índice y usé los títulos de la serie para construir la historia de la canción”, recordó Sirkis. “El hecho de que en Francia ya nadie supiese sobre Bob Morane, nos ayudó”.
Escrita casi de un tirón, L’aventurier llegó al número uno del ranking francés el 1 de julio de 1983, superando a Beat It de Michael Jackson y Let’s Dance de David Bowie. La aventura tuvo un final feliz, pues terminó siendo también la canción del verano en Francia.
Y ahora escuchen esta.
Estas imágenes les deben ser muy familiares. Se trata del emblemático concierto que Indochine ofreció en la sala Zénith Paris-La Villette, del cual hablaremos más adelante. La canción, titulada L’opportuniste (El oportunista), fue la segunda pista del álbum debut “L’aventurier” de 1982. Y como pueden apreciar en la traducción, es uno de esos temas condenados a no envejecer, pues su crítica es tan vigente como el transfuguismo y populismo de hoy en día.
Je suis pour le communisme,
je suis pour le socialisme
et pour le capitalisme
parce que je suis opportuniste.
Il y en a qui conteste,
qui revendique et qui proteste.
Moi je ne fais qu’un seul geste:
je retourne ma veste,
je retourne ma veste,
toujours du bon côté
(Estoy a favor del comunismo,
estoy a favor del socialismo
y del capitalismo
porque soy oportunista.
Hay algunos que reclaman,
que demandan y que protestan.
Yo solo hago un gesto:
volteo mi chaqueta,
volteo mi chaqueta,
siempre del lado bueno).
Hay que tener presente que en francés, la frase “je retourne ma veste” (yo volteo mi chaqueta) significa que uno cambia de postura en función de las circunstancias. Por eso, el irónico final de la canción dice así:
Je l’ai tellement retournée
qu’elle craque de tous côtés,
a la prochaine révolution
je retourne mon pantalon.
(He volteado tanto la chaqueta
que se rompe por todos lados,
para la próxima revolución
voltearé mi pantalón).
Pero la de Indochine no era la versión original.
L’opportuniste le pertenece a este señor, el francés Jacques Dutronc, quien la lanzó en 1968 como una abierta crítica a los políticos en un año en el que Francia hervía de manifestaciones (el recordado “Mayo del 68”… hace exactamente medio siglo).
Dutronc fue un cantautor que se hizo conocido por su genial sarcasmo. Casado con la cantante Françoise Hardy, dijo una vez: “Ambos compartimos las tareas domésticas, yo pongo el polvo y ella lo quita”. Cuando dejó el alcohol, mencionó: “No sé por qué dejé de beber. Aquel día debo haber estado borracho”. Y cuando le preguntaron sobre la Navidad, respondió: “Yo dejé de creer en Papá Noel el día en que en unos grandes almacenes se acercó a pedirme un autógrafo”.
La mordacidad de Dutronc atrajo la atención del vocalista de Indochine, Nicola Sirkis, quien lo considera uno de sus maestros en la música francesa. “Él fue el primero en hacer rock rebelde”, dijo Sirkis, quien en 2015 unió su voz a la de Jacques Dutronc para cantar L’opportuniste, como parte de las celebraciones por los 72 años de este último.
Precisamente, cuando le preguntaron por el paso del tiempo, Dutronc declaró: “La vida es una enfermedad mortal que se transmite sexualmente”.
Y ahora sigamos con Indochine.
A mediados de los años 80, el Perú –un país tradicionalmente conservador– saltó, tarareó y bailó una canción sobre la ambigüedad y la tolerancia sexual. Difícil imaginar los años 80 sin este tema llamado 3ème sexe (Tercer sexo), cuyo provocador título jugaba, además, con el de una obra clásica de la literatura francesa: Le deuxième sexe (El segundo sexo), de Simone de Beauvoir.
Compuesta por la habitual dupla Nicola Sirkis y Dominique Nicolas, 3ème sexe apareció en mayo de 1985 como la primera canción del álbum “3”, el cual no solo tuvo altas cifras de ventas (750.000 copias), sino que es considerado el disco de la madurez de Indochine. El cuarteto dejó atrás la fantasía pop de canciones como L’aventurier para expresar un punto de vista respecto a la libertad sexual.
El diario francés Le Figaro recuerda que 3ème sexe fue escrita después de un viaje a Londres. “Londres debió haber sido una fuente de inspiración. Por entonces iba allá a menudo”, relata Nicola Sirkis en el libro Kissing my Songs. “Recuerdo que un día pensé que estaba sentado al lado de una mujer gorda, ¡pero era Boy George!”. Esa ambigüedad sexual –que Boy George, el líder de la banda Culture Club, supo explotar bien– llamó la atención de Sirkis para componer 3ème sexe.
Parte de la canción dice:
Dans la rue, des tenues charmantes,
maquillé comme mon fiancé.
Garçon, fille, l’allure stupéfiante,
habillé comme ma fiancée.
(En la calle, trajes encantadores,
voy maquillado como mi novio.
Chico, chica, de aspecto increíble,
voy vestido como mi novia).
J’ai pas envie de la voir nue,
j’ai pas envie de le voir nu.
Et j’aime cette fille aux cheveux longs
et ce garçon qui pourrait dire non.
(No quiero verla desnuda,
no quiero verle desnudo.
Me gusta esta chica de cabellos largos
y este chico que podría decir no).
Sin embargo, no fue fácil sacar adelante una canción como 3ème sexe. “Nicola Sirkis tuvo que luchar arduamente para imponerla no solo en su sello discográfico, sino también entre los otros miembros de la banda, que estaban preocupados por su imagen”, escribió el periodista francés Jean-Éric Perrin en el libro biográfico Indochine.
La coyuntura también ayudó a Indochine, pues 3ème sexe se lanzó en Francia apenas unos años después de que el entonces ministro de Justicia, Robert Badinter, hiciera historia al conseguir reducir la edad de consentimiento para el sexo homosexual, y ponerla al mismo nivel de la permitida para el sexo heterosexual.
Y ahora nos vamos a una inexpugnable bahía.
Estas imágenes son de la televisión suiza del 10 de diciembre de 1985. Indochine interpreta Canary Bay (Bahía Canario) una canción que tuvo también un enorme éxito entre los peruanos y que nos habla de un lugar alejado y protegido por pirámides y murallas, al cual no se puede acceder, pero que tiene una particularidad: está habitado solo por mujeres.
En consonancia con el espíritu libre del álbum “3”, Canary Bay fue tomada como un canto a la homosexualidad femenina. “Evoca el mundo lésbico”, señala el diario Le Figaro, mientras que la revista Le Point es más audaz y asegura que “es la historia de un club lésbico secreto de Londres”.
Quizá por eso, en esta presentación que acaban de ver ante la televisión suiza se quitó la parte más explícita de la canción.
Esa parte dice así:
Et rien qu’entre elles et sans garçon
sur des rochers, des forêts elles habitaient,
toutes les journées dépensées en jeux fripons
et rien de plus qui pouvait les déranger.
Eh! Eh! Une pyramide sur des remparts les protégeait.
Eh! Eh! Et puis derrière, elles se faisaient des choses bizarres.
C’est à Canary Bay, ouh! ouh!
Des filles qui s’aimaient par milliers.
C’est à Canary Bay, ouh! ouh!
Des filles qui s’aimaient et s’embrassaient, armées.
(Y solo entre ellas y sin hombres,
vivían sobre las rocas y en los bosques,
pasando los días entre juegos pícaros
sin que nadie las pudiera molestar.
¡Eh! ¡Eh! Una pirámide sobre las murallas las protegía.
¡Eh! ¡Eh! Y luego atrás, ellas hacían cosas extrañas).
(Es en Canary Bay, ¡ouh! ¡ouh!
Chicas que se amaban por millares.
Es en Canary Bay, ¡ouh! ¡ouh!
Chicas que se amaban y besaban, armadas).
La cuenta en Facebook “Indochine Perú” recoge una declaración de Nicola Sirkis en el libro Kissing my Songs, en la que este se refiere a Canary Bay. “Es el país de las mujeres, de las amazonas. Ellas viven en un lugar de ensueño, en el cual me hubiese gustado pasar algún tiempo”, dice Sirkis, aunque luego reconoce que hoy no se siente muy cómodo con parte de la letra. “A decir verdad, siento un ligero reparo a raíz de algunas líneas que escribí para la canción. Digamos que es algo de lo cual no escribiría actualmente”.
Indochine no fue una banda menor en Francia. Todo lo contrario. Su popularidad en aquella primera mitad de los años 80 quedó demostrada en los cuatro abarrotados conciertos que la banda ofreció entre el 24 y el 27 de marzo de 1986 en la sala Le Zénith Paris. Aquellas presentaciones quedaron registradas en el álbum en vivo, “Indochine au Zénith”, que se lanzó en octubre de ese año y que fue el disco que los dio a conocer en el Perú.
Pero, ¿cómo así un grupo francés llegó a ser un fenómeno de masas solo en nuestro país y no en otro lugar de América Latina?
En el sitio web Indochine Peru, Vladimir SØREN cuenta que todo comenzó cuando la directora artística de la desaparecida disquera El Virrey recibió desde España un disco de Indochine, y logró que una radioemisora local difundiera la canción 3ème sexe a modo de prueba. A los oyentes les gustó y los pedidos fueron aumentando. El Virrey, entonces, comenzó a negociar los derechos del disco en vivo “Indochine au Zénith”, un álbum que reunía los éxitos de cinco años de la banda y que llegaría a obtener –por primera vez en el Perú– cuatro discos de oro.
Los peruanos fueron contagiándose cada vez más de la fiebre de Indochine y comenzaron también las tratativas para hacer que la banda llegara al país, en una época tan caótica que ningún grupo importante osaba pisar suelo peruano. Las conversaciones tomaron más de 8 meses entre exigencias técnicas, obstáculos financieros y la llegada al Perú de una delegación de franceses que sondeó si efectivamente había un interés en la gente por Indochine. Y vaya que lo había.
Mientras tanto, en julio de 1987 llegó a Lima la banda francesa Cyclope (su historia la contamos hace unas semanas), la cual ofreció conciertos completamente llenos en la Feria del Hogar. El éxito de Cyclope en Lima ayudó a que Indochine se animara a incluir al Perú en su gira mundial del siguiente año. Y es así como a fines de abril de 1988 sucede lo siguiente.
Estas imágenes de Panamericana TV son de la conferencia de prensa ofrecida por Indochine en la sede de la Alianza Francesa, en Lima. En los segundos iniciales puede escucharse al reportero del noticiero “24 Horas” decir que Indochine, “a través de sus canciones, transmite a la juventud un mensaje de poesía, amor y tolerancia, alejado de todo sentido revolucionario e invocaciones al demonio, como afirma un sector de la crítica”. Esto tiene una explicación.
La inminente llegada de Indochine al Perú desató ridículas críticas por parte de algunas autoridades. El diario El Comercio recuerda, por ejemplo, que el entonces diputado aprista Abdón Vílchez Melo acusó a la banda francesa de incluir “mensajes diabólicos en sus canciones y de atentar contra la moral”.
En declaraciones a la periodista Mónica Delta, quien por esos años era reportera de Panamericana TV, el diputado Vílchez propuso que se evitase la presentación de conjuntos como Indochine, “para evitar la fuga de divisas que eran necesarias para el país en cosas más urgentes”. Felizmente, la gente no le hizo el mayor caso.
Indochine aterrizó en el Perú el 25 de abril de 1988. Periodistas, fanáticos, policías y curiosos llegaron al aeropuerto Jorge Chávez para total sorpresa del cuarteto francés. “Ellos estuvieron muy sorprendidos por la acogida, por la presencia policial y por las imágenes de pobreza que veían camino al hotel Diplomat en Miraflores”, recuerda el sitio web Indochina Blogsite.
Cuando se dirigían al hotel, “miles de seguidores, con banderolas en mano, gritaban ‘la bomba francesa’ pegados a las rejas de seguridad. La fuerza fue descomunal que la policía tuvo que usar su porra para controlar la situación. Todo esto bajo la lente de las cadenas de televisión, que transmitían en directo la llegada de Indochina”, escribe Vladimir SØREN.
Cuatro días después, el 29 de abril, el momento llegó. Cerca de 12.000 personas llenaron el emblemático coliseo Amauta, en el primero de los cuatro exitosos conciertos que Indochine ofreció en tierras peruanas, en una época en la que –como ya hemos dicho– el terrorismo tenía en vilo al país. De hecho, los franceses han contado que delante de ellos, en el Amauta, tenían a 80 policías armados con fusiles Kalashnikov en la espalda.
Estas son imágenes de los exteriores de aquel concierto.
“Ya era hora de empezar, la gente comenzaba a tararear algunas canciones y un DJ de Radio Panamericana (Hans Quezada) nos indicaba por el micrófono cada lugar en donde se encontraba Indochine, desde que salió del hotel Diplomat, hasta las calles que estaba pasando”, recuerda Carlos Lezama, uno de los miles de jóvenes que llegaron al concierto y cuyo testimonio figura en el sitio web Indochine Peru.
Los teloneros fueron las bandas peruanas Anexo 3 y JAS, estos últimos más conocidos por canciones como Ya no quiero más ska y Personalidad. “Se armó la fiesta entre empujones, saltos, cantos y algarabía”, escribe Lezama. “Pensé en un momento que me iba a faltar el aire o sufrir un desmayo, pero felizmente guardamos energías para lo más esperado de la noche”.
Las luces se apagaron y una voz en off, la del locutor Hans Quezada, dijo: “El momento ha llegado, damas y caballeros, chicos y chicas. Panamericana, la radio láser, Air France y la Alianza Francesa presentan…”, para luego ver cómo el Amauta explotaba con la primera canción, Les citadelles (Las ciudadelas).
Los dos primeros conciertos de Indochine fueron el viernes 29 y el sábado 30 de abril. En su edición del 2 de mayo, la revista Caretas publicó lo siguiente: “El diputado (aprista) Vílchez tenía la razón: la presentación del grupo francés Indochina fue un escándalo, pero lo fue por la estruendosa multitud de jóvenes que concentró en el coliseo Amauta para escuchar en vivo y en directo a este conjunto, ensordecedor para muchos, pero alucinante y atractivo para los menores de 20 años”.
“Chicos y chicas por igual, compitiendo en alaridos y aplausos, casi repletaron el Amauta, dando respaldo a la fama de este grupo que provocó tantos resquemores al diputado. Luces sicodélicas, olor a pasta y yerba, multitud de fans que parecía un trozo de algún videoclip bullanguero, dieron color y atmósfera a la presentación de estos desenfadados franceses (….). Era Indochina en pleno, con el contundente argumento de su música non sancta, sus canciones que nadie entendía, pero que igual apasionaron a la enorme multitud de gente joven que concurrió a ver al difamado conjunto”.
Y ahora, otro de los grandes temas de Indochine en Lima: A l’assaut (Al asalto).
Luego de los dos primeros conciertos, Indochine decidió tomarse un descanso y viajar por el Perú. Habían venido desde tan lejos que obviamente querían ir a Machu Picchu, pero los rumores sobre su viaje a Cusco generaron tal tumulto que, para encontrar cierta tranquilidad, cambiaron a último momento de planes.
Stéphane Sirkis fue el único que visitó la ciudadela inca, mientras que los otros tres miembros de la banda se dirigieron a Iquitos y la Amazonía peruana. Estas son las imágenes.
El viernes 6 y sábado 7 de mayo, Indochine ofreció los dos últimos conciertos en Lima. En total, más de 50.000 personas los llegaron a escuchar en el coliseo Amauta. Si desean ver la presentación completa del 6 de mayo, hagan click acá.
Dentro de una gira que debió ser bastante surrealista para los franceses, el paso de Indochine por Lima dejó también momentos curiosos, como su participación en “¿Quién soy yo?… ¡Papá!”, el programa humorístico que conducía el actor peruano Adolfo Chuiman en Panamericana TV.
Esto fue lo que pasó cuando Chuiman les preguntó cómo se decía “¿Quién soy yo?” en francés.
Ese año Indochine sacó el video “Indochine Tour 88”, con las imágenes de aquella increíble gira que los llevó no solo por Perú, sino también por Canadá y Europa. En aquel video, publicado en formato VHS, aparece la canción Salombo y otras imágenes de su paso por la amazonía de nuestro país.
“Vendimos en esa época más de 400.000 álbumes. Fuimos allá (Perú). Fue un polvorín. Fue tenso en esa época porque estaban los terroristas de Sendero Luminoso, por lo que estuvimos protegidos por la policía”, declaró Nicola Sirkis en una entrevista a la televisión francesa. “Estuvo un poco feo todo eso, pero fue extraordinario. Fue un concierto increíble”.
El domingo 8 de mayo de 1988, Indochine dejó el país. Aquí las imágenes.
En 1990 la banda comenzó a desintegrarse y el primero en irse fue Dimitri Bodianski, el saxofonista. Nueve años después, el 27 de febrero de 1999, Stéphane Sirkis, tecladista y hermano gemelo de Nicola, murió a los 39 años víctima de una hepatitis fulgurante.
A pesar del paso del tiempo, y de que Nicola Sirkis sea hoy el único miembro original de la banda, Indochine mantiene una considerable legión de seguidores en Francia… y por supuesto en el Perú. De hecho, en septiembre del año pasado, el colectivo “Indochine Perú” alcanzó a dialogar con Sirkis.
“Hicimos cuatro conciertos hace más de 20 años y jamás hemos regresado”, dijo el vocalista de Indochine. “Son muy intensos los peruanos, nos siguen siempre. Incluso, hay gente de Perú que viene a vernos en el Estadio de Francia”.
La visita al Perú es un recuerdo imborrable para Indochine. Tanto así que en 1993, en su álbum “Un jour dans notre vie” (Un día en nuestra vida), la banda incluyó un curioso tema titulado Bienvenue chez les nus (Bienvenidos a la casa de los desnudos) y que fue compuesto pensando en el Perú.
Así que me despido con Bienvenue chez les nus, con su traducción al español, con su mención a Lima y “Villa San (El) Salvador”… y en el cual se puede escuchar a alguien gritar: “¡Por supuesto que no estamos en el paraíso! ¡Este rumbo, este camino, este modelo, esta propuesta es totalmente irrenunciable!”.
Es la voz del entonces presidente –y francófilo– Alan García.
Hasta la próxima canción.
Agradecimientos:
Video 1: Ina Chansons / Video 2: victordbohr
Video 3: Ina Chansons / Video 4: Ina Chansons
Video 5: RTS (Suiza) / Video 6: kevin Caqui
Video 7: Indochine / Video 8: Indochine
Video 9: musicaradio / Video 10: Indochine
Video 11: kevin Caqui / Video 12: williamanes
Video 13: Indochine / Video 14: Suena a 80’s
Michael Zárate – Datos de contacto:
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