Roberto Carlos, “Jesús Cristo” y el origen de 6 canciones religiosas
Así como la música, la religión es un factor cultural muy presente en los países de América Latina. La gran mayoría de la población profesa el catolicismo, aunque no se puede soslayar el avance que ha tenido el protestantismo, como señala el último informe de Latinobarómetro. Sea la religión que tengamos (o incluso si no la tenemos), la Semana Santa es una fecha que a los latinos no nos es indiferente. Por eso, hoy presentamos este especial, con la historia detrás de 6 canciones que seguramente escuchaste.
1. Quiero cantar una linda canción
Inicialmente quiso ser cantante de ópera, pero terminó siendo uno de los cantautores más influyentes dentro de la comunidad cristiana de habla hispana. Nos referimos al pastor estadounidense Marcos Witt, quien nació en el seno de una familia de jóvenes misioneros de Texas que en 1962 —el año en que Witt nació— decidieron mudarse a Durango (México) para iniciar una obra misionera. La trágica muerte de su padre dos años después en un accidente aéreo no detuvo la labor pastoral de su madre, Nola Warren, quien fue fundamental en su vocación.
En estas imágenes, vemos a Marcos Witt interpretando Quiero cantar una linda canción en un concierto ofrecido en Los Ángeles en marzo de 2004, que se convirtió luego en el exitoso álbum “Recordando otra vez”, con el que se adjudicó un Grammy Latino. Con más de 30 años de carrera, Witt ha logrado vender más de 25 millones de copias en todo el mundo. Como dice la letra de esta canción, él ha señalado que más que pertenecer a una religión, se considera simplemente un seguidor de Jesús.
Pero el origen de esta canción se remonta cuatro décadas atrás.
La joven que ven acá es la primera musa del pop francés. Entre sus admiradores figuraron David Bowie y Mick Jagger, mientras que Bob Dylan le enviaba poemas de amor en la contraportada de sus discos. Por eso, puede resultar difícil comprender por qué la francesa Françoise Hardy cantaba este tema titulado Tous les garçons et les filles (Todos los chicos y las chicas), en cuya letra ella expresa la envidia que siente de ver a otras parejas en la calle, mientras ella anda sola porque nadie la quiere amar.
Compuesta en 1962 por la propia Françoise Hardy (tenía apenas 18 años), Tous les garçons et les filles fue una canción bastante honesta. En ese entonces, Hardy no se sentía hermosa y la verdad es que afrontaba muchos complejos. “Crecí entre una madre que me valoraba en exceso y una abuela que era todo lo contrario: no dejaba de decirme que era muy fea y que terminaría sola”, le contó Hardy al diario español El País. “Crecí con el ego aplastado, sin confianza alguna en mí misma”.
Para 1963, esta parisina tímida había logrado vender 2 millones de copias, y el director de cine y premio Óscar, Claude Lelouch, la llevó a un parque de diversiones para filmar este videoclip. Un ícono había nacido.
2. Saber que vendrás
Saber que vendrás es un canto de ofertorio, llamado así porque se entona en la misa cuando el sacerdote ofrece a Dios la hostia y el vino antes de consagrarlos. El diario español El País señala que esta fue una de las primeras canciones en adaptarse al castellano con fines eclesiásticos. Su letra fue obra del periodista español Ricardo Cantalapiedra, quien falleció en septiembre del año pasado.
De hecho, Cantalapiedra había estudiado seis años en un seminario y luego —allá por los años 60— integró las comunidades cristianas antifranquistas. “Por aquel entonces cantaba con su guitarra por los ambientes estudiantiles, donde llegó a compartir escenario con su amigo Julio Iglesias”, añade El País. Saber que vendrás tuvo un éxito inmediato en las iglesias de habla española, aunque el catedrático Bartolomé Sanz Albiñana asegura que antes hubo una versión catalana titulada Escolta-ho en el vent (Escúchalo en el viento).
Pero, ¿por qué “en el viento”?
Es marzo de 1963 y lo que ven acá es una de sus primeras presentaciones en televisión. Bob Dylan había compuesto Blowin’ in the Wind (Soplando en el viento) un año antes, cuando tenía solo 20 años. Dylan asegura que le tomó diez minutos componerla en una cafetería de Nueva York. Si bien su letra está llena de preguntas, la canción tiene más certezas que dudas, pues refleja una muy clara postura antibelicista y en defensa de los derechos civiles.
“¿Cuántas veces ha de mirar un hombre hacia arriba para que pueda ver el cielo? ¿Cuántos oídos debe tener un hombre para que pueda oír los lamentos de un pueblo? ¿Cuántas muertes más tendrán que haber para que él sepa que demasiada gente ha muerto?”, dice parte de la letra.
Blowin’ in the Wind apareció en 1963 en el emblemático álbum “The Freewheelin’ Bob Dylan” (en cuya portada están él y su novia de entonces). La canción —versionada en mil idiomas— llegó incluso a ser mencionada en un sermón por el papa Juan Pablo II.
Pero el Premio Nobel de Literatura 2016 se inspiró en esta canción.
La canción se llama No More Auction Block For Me (No más bloque de subasta para mí), titulada así porque el “Auction Block” era el lugar del mercado en donde se subastaban esclavos en Estados Unidos. El esclavo era subido a una roca o una tarima para que los posibles compradores pudieran verlo mejor. Se estima que la canción comenzó a ser entonada allá por 1833, treinta años antes de que Abraham Lincoln aboliera la esclavitud.
Como recuerda el libro Black Refugees in Canada, escrito por George y Willene Hendrick, los esclavos de entonces solían cantarla mientras huían de EE.UU. a Canadá buscando la libertad. En este video, ustedes escuchan la voz de Odetta Holmes, quien tuvo una gran influencia en Bob Dylan, sobre todo con esta versión de No More Auction Block For Me. “Esa es la tradición popular”, explicó Dylan. “Tú usas lo que se ha transmitido”.
Y quienes también usaron lo transmitido fueron tres hermanos que luego se volverían famosos en todo el mundo. Aquí están los Bee Gees, en 1963, cantando el tema de Dylan cuando apenas eran unos niños.
3. El Señor nos da su amor
El Señor nos da su amor es un canto de comunión, vale decir, es entonado en el momento de la eucaristía, cuando por las palabras que el sacerdote pronuncia, el pan y el vino son transustanciados en el cuerpo y la sangre de Cristo. “Es mi cuerpo, tomad y comed, es mi sangre, tomad y bebed, porque yo soy vida, yo soy amor, oh Señor nos reuniremos en tu amor”, dice el coro, el cual hace referencia a las palabras dichas por Jesús ante sus apóstoles en el momento de la Última Cena.
La segunda y última estrofa del tema recuerda el oficio desempeñado por Cristo en Nazaret (“carpintero se alegró trabajando en su taller, con sus manos Cristo obrero trabajó”). Sin embargo, en otras versiones, El Señor nos da su amor tiene más estrofas, en una de las cuales se hace también mención a su muerte y posterior resurrección.
Ahora escuchen esta versión
Elvis Presley se consideraba un hombre de fe. Esta canción, titulada We’ll Understand It Better By And By (Lo comprenderemos mejor dentro de poco), fue incluida en su álbum “How Great Thou Art” (Cuán grande eres) de 1967. Aquel disco no solo presentaba una selección de canciones religiosas, sino que en la portada aparecía Elvis y la fachada de la Primera Iglesia de Cristo, ubicada en el poblado de Sandwich, Massachusetts.
We’ll Understand It Better By And By —que hace mención a la llegada de Dios y de cómo este guiará a las personas hacia la Tierra Prometida— es una canción que fue compuesta en realidad en 1904 por el pastor metodista Charles Albert Tindley, considerado el padre fundador de la música góspel de EE.UU. Su vida conoció de sufrimientos y limitaciones.
Charles Tindley nació en Maryland en 1851. Fue hijo de un esclavo y una mujer libre, quien falleció cuando él tenía apenas 4 años de edad. Un año después, fue separado de su padre. Si bien se le reconoció su condición de “nacido libre”, a Tindley no se le permitió ir al colegio. Sin embargo, él aprendió por sí mismo a leer y escribir, pidiéndole a la gente que le enseñara. Entró a trabajar como sacristán en una iglesia metodista de Filadelfia, de la cual llegaría a ser pastor 25 años después.
En sus muy concurridas prédicas, la música jugaba un papel preponderante. Así fue como compuso We’ll Understand It Better By And By, un tema que se volvió muy popular entre los afroamericanos, en un momento en el que veían con temor el ascenso del Ku Klux Klan.
Quizá así debió sonar a comienzos del siglo XX.
4. Gloria, Gloria, Aleluya
Como el propio título lo indica, este es un canto de gloria, es decir, aquel que se entona en la misa antes de la lectura del Evangelio. Gloria, Gloria, Aleluya es un popular cántico que enfatiza el carácter redentor del paso de Cristo por este mundo, así como la necesidad de encontrar paz en sus enseñanzas. “Cuando sientas que tu hermano necesita de tu amor, no le cierres tus entrañas ni el calor del corazón, busca pronto en tu recuerdo la palabra del Señor, mi ley es el amor”, dice la primera estrofa. Todo un himno a la solidaridad, aunque, a decir verdad, esta canción nació en un contexto no muy pacífico.
La historia comienza con el predicador estadounidense John Brown, quien a mediados del siglo XIX dirigió una insurrección armada porque creía que esta era la única manera de abolir la esclavitud en EE.UU. Brown terminaría siendo capturado y ahorcado por traición en 1859, apenas 16 meses antes de que estallara la Guerra Civil en EE.UU. Su ajusticiamiento lo convirtió en un mártir, tanto así que los soldados de la Unión (favorables a acabar con la esclavitud) solían entonar un canto titulado John Brown’s Body (El cuerpo de John Brown) mientras marchaban a la batalla. La letra decía: “El cuerpo de John Brown yace en la tumba, pero su alma sigue marchando”.
El canto popular era así.
Para noviembre de 1861, la Guerra Civil ya había comenzado. Como señala el diario The New York Times, la activista y poeta estadounidense Julia Ward Howe visitaba un campamento del Ejército de la Unión, cerca de la ciudad de Washington, cuando de pronto escuchó a los soldados cantar John Brown’s Body. A su lado estaba el reverendo James Freeman Clarke, quien le sugirió escribir una nueva letra que sirviera como himno de batalla para los soldados.
Fue así como en la madrugada del 18 de noviembre de 1861, Julia Ward Howe escribió una letra que ya no era solo una celebración unionista (como John Brown’s Body), sino que subrayaba también el papel de Dios en tiempos de guerra. Su inicio dice: “Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor, él está aplastando la viña donde se guardan las uvas de la ira, él ha liberado el fatídico rayo de su terrible y rápida espada, su verdad está en marcha”.
La nueva letra fue publicada por primera vez en la portada de la revista The Atlantic en febrero de 1862. El editor de The Atlantic, James T. Fields, le pagó 5 dólares a Howe para publicarla y además le puso un título. Él la llamó The Battle Hymn of the Republic (El Himno de Batalla de la República). A partir de entonces se convirtió en una de las canciones patrióticas más famosas de EE.UU.
Incluso, The New York Times cuenta que Abraham Lincoln lloró cuando la escuchó por primera vez.
5. Ríos de Babilonia
Si bien esta no es una canción que se entona en la Iglesia, sí nos narra un pasaje de la Biblia. Pero no se dejen confundir por la animación que acompaña este video. La canción no se refiere a la historia de Moisés ni al cautiverio vivido por el pueblo hebreo en Egipto. El tema nos habla de otro cautiverio: el sufrido por los judíos en Babilonia (ubicada en el actual Irak).
La canción se titula Rivers of Babylon (Ríos de Babilonia), interpretada por el grupo Boney M y que fue muy popular a finales de los años 70. Su letra está basada en el Libro de los Salmos, concretamente en el capítulo 137, versículos 1, 3 y 4; y un poco en el capítulo 19, versículo 15.
El texto expresa el lamento del pueblo judío, luego de la caída de Jerusalén a manos del Imperio de Babilonia en el año 587 a.C. En aquel entonces, el poderoso ejército babilónico de Nabucodonosor II destruyó Jerusalén y su templo, y obligó a sus ciudadanos a vivir un exilio en Babilonia que se prolongaría por largos 50 años.
Por eso, en esta canción se dice que “los malvados” pedían a los judíos entonar un cántico de alabanza a las orillas de los ríos de Babilonia, algo a lo que estos se negaban porque —como dice la letra— “¿cómo vamos a cantar la canción del Señor en una tierra extraña?”.
Sin embargo, Rivers of Babylon no es una canción católica, evangelista o judía. Es, más bien, una canción espiritual rastafari.
La versión original fue compuesta en 1970 por Brent Dowe y Trevor McNaughton, miembros de la banda jamaiquina de reggae The Melodians. Por si no lo han notado, la letra tiene una pequeña, pero importante diferencia con la de Boney M. En lugar de “¿cómo vamos a cantar la canción del Señor en una tierra extraña?”, dice: “¿cómo vamos a cantar la canción del rey Alfa en una tierra extraña?”.
Como señala la revista estadounidense Time, el rey Alfa (King Alpha) es una referencia al emperador etíope Haile Selassie, considerado por el movimiento rastafari como el mesías redentor. La canción fue rápidamente un éxito en Jamaica, país en donde coincidentemente nacieron dos de las integrantes de la banda Boney M.
Rivers of Babylon fue lanzada por Boney M en 1978 y terminó ganando un disco de platino, además de ser uno de los discos sencillos más vendidos en la historia del Reino Unido. Sin embargo, la canción no ha estado exenta de controversia. RTVE de España recuerda que en 1997, Sadam Huseín la prohibió en Irak (la antigua Babilonia) porque la consideraba “una canción vendida al pérfido Estado de Israel”.
Además, en 2010, a los integrantes de Boney M se les pidió no cantarla en un festival musical en Cisjordania (Palestina), pues los organizadores temían que la canción soliviantara al público por la referencia al anhelo del pueblo judío de volver a Jerusalén.
Aquí están los muchachos de Boney M… recordados también por sus extravagantes indumentarias.
6. Jesús Cristo
Ella es Lenny Kuhr, cantante y compositora holandesa a quien vemos cantando en francés el tema Jésus Cristo, en un programa transmitido el 25 de noviembre de 1971. Nacida en 1950 en la ciudad de Eindhoven, Kuhr resultó siendo más popular en Francia que en su país, a pesar de que en 1969 había ganado el festival de Eurovisión con la canción De Troubadour. Incluso, en 1971 Kuhr llegó a Sudamérica, pues representó a Francia en el Festival de Viña del Mar (Chile), donde alcanzó el segundo lugar con el tema Si tant meillieur.
Sin duda, fue Jésus Cristo la canción que a finales de 1971 le valió la popularidad en tierras europeas. Número uno en Francia, Lenny Kuhr incluyó el tema en su álbum “Tout ce que j’aime” (Todo lo que amo), el único disco que grabó en francés. Adaptado por el letrista galo Jacques Demarny, la popularidad de Jésus Cristo fue tal que en 1972 llegó a ser lanzado también en Turquía, país predominantemente musulmán, como señala el blog Lenny Kuhr Fansite.
Pero Kuhr no fue la única que la cantó.
Quien ven acá es una de las figuras más grandes de la música popular brasileña. Se trata de Elis Regina, nacida en Porto Alegre en 1945 y dueña de una gran personalidad en el escenario. Por su fuerte temperamento, el poeta Vinícius de Moraes la llamó Pimentinha (Pimientita), un apelativo que ella detestaba. Su carácter la hizo enfrentarse muchas veces a la dictadura militar brasileña. Sin embargo, Elis Regina no vivió mucho, pues se fue de este mundo apenas a los 36 años.
En este video la vemos cantando Jesus Cristo en un especial televisivo de 1972. Así como Elis Regina, otro de los que está en el Olimpo de la música brasileña es Roberto Carlos, quien fue el que compuso Jesus Cristo en 1970, junto con su socio de toda la vida, Erasmo Carlos.
Como recuerda el diario El País de Cali, fue la madre de Roberto Carlos (Laura Moreira, la inspiración del tema Lady Laura) quien lo acercó desde muy niño al catolicismo. A decir verdad, Jesus Cristo fue un hito dentro de la carrera musical de Roberto Carlos, pues fue la canción que cambió definitivamente su imagen ante el público y marcó su acercamiento a la religión. Pero el tema le valió la dura crítica de los sectores conservadores.
Según relata un estudio hecho por Patricia Maria Cabral de Araújo, el entonces diputado por el estado brasileño de Pernambuco, Newton Carneiro, se mostró disgustado por la forma en que Roberto Carlos citaba el nombre de Jesús en una canción de estilo funk. Por ello, solicitó a las autoridades del régimen militar brasileño que la prohibieran y denunciaran al cantante por haber violado la Ley de Seguridad Nacional.
Pese a todo ello, Jesus Cristo fue editada en español, en italiano y en inglés, y se volvió un himno en muchas iglesias. Según el blog en portugués Roberto Carlos Braga, la inspiración vino cuando Roberto Carlos se hospedaba en un hotel del municipio de Cascavel (estado de Paraná). Su habitación daba a una plaza, por lo que mientras observaba la hermosa puesta de sol, las nubes en el cielo y la multitud presente, se le ocurrieron las primeras líneas de la canción.
¿Qué lugar ocupa la religión en sus composiciones?”, le preguntó a Roberto Carlos el diario argentino Clarín. “Desde que hice Jesus Cristo, traté siempre de que mis canciones dejaran algún mensaje claro, pero no solo religioso”, respondió.
Así que terminamos este especial con el gran Roberto Carlos cantando en vivo —y a puro funk— Jesus Cristo, en el Festival de Viña del Mar de 1975.
Buena Semana Santa y hasta la próxima canción.
Agradecimientos:
Video 1: MarcosWittVEVO / Video 2: Pierre Borduas
Video 3: keaneperson / Video 4: Al Pie de la Cruz
Video 5: BobDylanTV / Video 6: Laurent Lévy
Video 7: flaniman2 / Video 8: Josué Melgarejo
Video 9: pepefish1 / Video 10: GaitherVEVO
Video 11: jorgesilvestre2012 / Video 12: Gloria Jane
Video 13: DeroVolk / Video 14: Sandrisimawow
Video 15: Fudgie Mod / Video 16: BoneyMVEVO
Video 17: Ina Chansons / Video 18: 041120000
Video 19: festivaldevinachile
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