Malevolent Creation en Lima luego de más de una década: el reencuentro con el death metal sin adjetivos
Cuando se editó el Ten Commandments en 1991, recuerdo que la revista RIP en su edición española comentó que a diferencia de lo que sucedía con el heavy metal clásico, conforme más bandas de metal extremo aparecían más difícil se tornaba diferenciar sus sonidos. Y allí empezaba a hablar de la poca novedad que representaba este debut discográfico entonces. Es cierto que el Ten Commandments no es el disco de death metal con mejor sonido grabado en la historia ni mucho menos, pero simplemente no se aquilataba aún la importancia de la banda. Malevolent Creation está entre las agrupaciones del primer contingente de death metal de los Estados Unidos y por ende del mundo, si bien es cierto que en sus orígenes aún estaban dentro del thrash como le pasaba a la mayoría. Malevolent Creation nace en 1987 con Jim Nickels, Phil Fasciana y Brett Hoffman quien tomó el nombre al parecer de una mención de dicha expresión en un capítulo de los Transformers, animación de la que era aficionado.
Conforme avanzaron los demos su sonido fue evolucionando y para comienzos de la década estaban en el lugar correcto en el momento correcto, se habían trasladado a Florida desde su Buffalo originario justo cuando se operaba la revolución del death metal. Es ahí cuando junto con Hoffman (voz) y Fasciana (guitarra) están ya Jeff Juszkiewicz (guitarra), Jason Blachowicz (bajo) y Mark Simpson (batería) y se lanza el icónico disco de los mandamientos, con una portada simplemente extraordinaria a cargo de Dan Seagrave quien ya estaba posicionándose en el más alto altar de la iconografía metálica de todos los tiempos. La imperativa referencia religiosa, el nombre salvaje del grupo y ese arte de tapa realzaron los temas a tal punto que la banda simplemente se vio catapultada al éxito en la entonces creciente escena death de los 90, pese a las limitaciones evidentes en la producción del disco y a cierta falta de individualidad en los cortes.
Sin embargo no sería sino hasta Retribution de 1992 (con otra portada matadora de Seagrave) que la banda consolidó su estilo en una impecable producción con un sonido de primera. Algunos cambios se hicieron en la alineación. Rob Barrett (posteriormente en Cannibal Corpse) se hizo cargo de una de las guitarras, y el gran Álex Marquez (Solstice, banda con la que lo tuvimos en el segundo Lima Metal Fest)) de la batería. No en balde estamos ante uno de los discos quintaesenciales del death metal, de esos que sirven como canon y escuela a todo lo que vendrá en el género luego. ¿Alguien puede resistirse a la violencia de un corte como Coronation of our domain?
Stillborn en el 93, por alguna razón no es igual de bien recibido y marca el final de la primera época de la banda. El sonido se altera bastante en el resto de la década y editan discos de variada factura, con cambios en la alineación, incluso pierden a su más clásico vocalista, Hoffman, por unos años. No es hasta Envenomed (2000) que la banda resurge con un sonido realmente poderoso, migrando un poco hacia el metal extremo. En este disco está otra vez Hoffman en las voces y la locomotora siguen siendo Fasciana y Blachowicz. Este sonido radical alcanzará su mayor expresión en el extraordinario The Will to Kill (2002), en mi opinión su disco más salvaje y en el que el micrófono es tomado por un joven Kyle Symons que le da un cariz criminal al trabajo. Frente a ello Warkult del 2004 representó un retorno a sonidos más raizales de la banda, a los primeros 90, pero con producción moderna.
Doomsday X (2007) significará el retorno definitivo de Hoffman quien ya no dejará de cantar en las producciones de la banda hasta su muerte en 2018. Luego de un algo anodino Invidious Dominion, la banda consigue sorprender a todo el mundo con un notable disco, quizás el estilísticamente más ambicioso de su carrera y que consigue reunir los momentos más técnicos en su historia: Dead Man’s Path (2015), trabajo con el que casi regresan a nuestro país. Una serie de problemas internos en la banda sumados luego a la muerte de Hoffman generaron muchos cambios en el grupo. Hoy de las diferentes alineaciones del pasado, con sus idas y venidas de integrantes, solo queda un miembro fundador: Phil Fasciana, con quien colabora ahora Josg Gibbs (bajo), Phillip Cancilla (batería) y Lee Wollenschlaeger (voz). Su último trabajo es The 13th Beast del año pasado y es en el marco de esa gira que se presentarán en el Festiva el 30 de enero, al lado de los créditos peruanos, la notable y extrema banda Infection y los recientemente celebrados Rotten Evisceration. Puro death metal.
Malevolent Creation ya estuvo en Lima, un 11 de agosto del 2009, tocaron en un local escasamente frecuentado por la escena metal, en Pueblo Libre. Dieron un concierto en condiciones técnicas poco satisfactorias entonces, aunque ante un público mediano. Estuvieron varios días en Lima y fue posible tener mucho contacto con ellos. Su cercanía a sus seguidores es algo que siempre apreciamos en los artistas. El nombre de Malevolent Creation es un indiscutible referente de la escena death metal mundial.
La productora Danger Steel informa que continúa la promoción de la entrada a Malevolent Creation con la de Massacre (1 de marzo) a 250 soles hasta el 29 de enero. Más información acá