Esperada y celebrada noche de metal underground - Burn in Hell II
Y como una prueba más de la vigencia creativa del metal en el Perú y su amplia expansión geográfica actual tuvimos el Burn in Hell Fest del sábado 28 (y en la práctica la madrugada del 29) de septiembre organizado por un grupo de irreductibles bangers que hacen shows para bangers. Tuvimos oportunidad de ver actuar a diversas bandas, en su mayoría jóvenes, de diversos estilos y regiones, un invitado extranjero y un esperado retorno.
El lugar fue el viejo Salón Imperial que sigue estando en pie. La verdad siempre que estoy allí alucino un local post catástrofe nuclear en el que sobrevivientes metaleros se siguen reuniendo para escuchar metal subterráneo. Bajo esa ficción disfruto más del show. En esta ocasión la entrada costaba 10 soles pero por el pago de 20 daban un paquete con la entrada, un parche bordado muy mono, un destapador con el mismo logo, un afiche del show enrollado y (lo más valioso) un CD – R. con un tema de cada banda del evento escogido por ella misma, como para que lleves una muestra tangible de su trabajo. Excelente iniciativa y una forma real de difundir. El disco tiene su portada y su pequeño libreto, no es un princo cualquiera. Además durante el evento se sortearían 4 entradas para El Bosque Metal Fest 2019 a realizarse en Ayacucho el 26 y 27 de octubre (2 por difundir el evento y 2 por comprar en preventa, interesante idea) y dos muñequeras entre los asistentes.
Pude apreciar el trabajo de 6 de las agrupaciones que se presentaron. La primera banda de la que fui testigo se llama Blasfemia Ceremonia. Formado por 4 jóvenes muy centrados en el género extremo y que tocaron con convicción. Lucieron algo de maquillaje en el rostro, alrededor de los ojos. Formados desde el 2016. Tienen un promocional, llamado Satanic black devotion. Se mantienen en una forma de black death metal y tienen influencia de Sarcofago, Varathron (Grecia) Damnation (Polonia) Necrophagia, Morbid Angel; y del Perú, Mortem Necrofagore y Goat Semen. Todavía son muy jóvenes pero parecían estar muy dentro de la onda que cultivan. Es muy bueno que haya nuevas agrupaciones con gente de la actual generación.
Luego alcanzamos a oír a la banda Whargo, centrada en el heavy metal más tradicional. Son de Puno y hemos notado cómo en otras ciudades del Perú también ha prendido la llama del género matriz del metal. Nos llamó la atención que comenzaran su presentación con el tema de Masacre Fuego en el alma, no es frecuente que se versionen temas de bandas nacionales, nos pareció que como un tributo quedaba muy bien. Más allá de eso, el resto de su presentación estuvo constituida por temas propios de metal tradicional muy afilado. Formados en febrero del 2018, en la noche presentaron los cortes de lo que es su primer disco, Inquebrantable, que está siendo masterizado en Alemania y que en un mes estará en el país, editado por el sello de Juliaca Disturbios producciones. Se sienten muy influenciados y motivados por los créditos locales Masacre y Blizzard Hunter, de acuerdo con las palabras de su baterista Freddy Provincia.
Otra banda de la noche fue Mantas, cuyo nombre es un obvio tributo a la agrupación seminal de Chuck Schuldiner, Rick Rozz y Kam Lee que daría lugar al death metal, y es bastante obvio suponer en qué estilo se ubican. Pese a ello han sabido aunar tendencias speed y thrash en sus composiciones. La banda se formó hace 4 años. Están a punto (un mes y medio) de lanzar su primer disco, Only human, según nos informaron.
La banda chilena Bleed también se presentó. No los conocía de antes. Tienen alrededor de 12 años trabajando. Han lanzado un demo en el 2011 y un LP, Ritual decapitation el 2017 de forma independiente. Practican death metal de la vieja escuela influenciado por Entombed, Dismember y todos los consabidos clásicos esperables. Por la cantidad de años en los escenarios fue una de las bandas que mejor presentación tuvo durante el concierto y que obtuvo mejor reacción del público: contundentes, precisos aunque genéricos. Esperamos sus próximos lanzamientos.
No era un secreto para nadie que uno de los puntos fuertes de la noche era el retorno a la palestra de la banda de black metal Belzec, que apareciera en 1998 en medio de cierto auge black que tuvo la escena metal local en las postrimerías del siglo XX. Por años estuvieron tocando y lanzando producciones en los que supieron ganarse un nombre entre los fanáticos del género extremo y lograron cierta representatividad dentro del metal nacional. Pese a ello se habían alejado de los escenarios y ahora se presentaban en vivo luego de un hiato de 5 años. Su actuación fue la que se esperaba, llena de energía y exhibiendo un aura muy oscura que es lo que se desea en esta clase de sonidos. Este año (2019) lanzaron The infernal southern call, a través del sello de Rafael Iturrino, Headbanger y el cassette XX años de total blasfemia vía el sello ecuatoriano Ritos de la Muerte Radio Extrema. Anunciaron su nuevo disco True Peruvian Black Metal Pride para el 2020.
Ya era tardísimo (o tempranísimo, depende de cómo lo vean) y aún faltaban dos bandas. La cantidad de gente era bastante crecida para la naturaleza subterránea del evento, y apenas había disminuido, quizás porque aún faltaba la banda más esperada por muchos, sin desmedro de nadie: los cajamarquinos de Hyena que han estado concitando bastante atención en la escena local gracias practicar un estilo de heavy metal muy clásico y veloz a la vez que con mucho profesionalismo. Lamentablemente solo pudieron interpretar tres temas por lo avanzado de la hora lo cual nos dejó con la miel en los labios. Pese a ello se pudo apreciar una mejora en la presencia en el escenario de todos ellos, más seguros de lo que se les vio hace unos meses en el Taist of Iron en el Drone de Surco incluso mejor que en el más próximo Ai Apaec II. Su vocalista, Diana Cabanillas, se paró y proyectó mejor hacia el público que en otras ocasiones. Mientras que los guitarristas Alfonso “Poncho” Espinoza y Moisés Gallardo, se posicionaron muy bien en el escenario y supieron imponer su presencia. Se ve una mejora constante de la banda y están ad portas de lanzar un split con la banda de Nuevo Chimbote Mandragora. Se nota que la gente responde bien al heavy clásico y eso explica por qué, pese a la innegable vocación extrema del metal peruano, y a la cantidad de tiempo que tiene ya dicho sonido, siempre hay un cariño y un lugar para los que practiquen el sonido auroral del metal.
Lamentablemente la banda ayacuchana de doom black metal Deprisofisty no pudo llegar al evento por una serie de inconvenientes, ojalá pronto podamos verlos en Lima.
En líneas generales, ninguna desentonó; todas dieron lo que se esperaba de ellas, algunas incluso sorprendieron y dejan la imagen de que el metal en el país es un megagénero que se practica con mayor profesionalismo y en cualquier lugar del país. En mi opinión todas estas bandas merecen mayor exposición y crecimiento, o en el caso de la más curtida, Belzec, recuperar su lugar. El peliagudo tema de la originalidad que es un argumento con el que muchas veces se trata de descalificar a las bandas actuales, aduciendo que son calco y copia de lo que lleva haciéndose hace 4 décadas en el metal, puede ser rebatido. Es necesario entender en qué momento de la historia del metal estamos. La época de la gran creación heroica ya pasó. Hoy el metal es un género ya inventado. Su cultivo pasa ahora por ejecutarlo con maestría. Le pasa lo que le sucede a todo género maduro. Más allá de eso siempre hay lugar para el estilo personal y la originalidad puntual, algo que también noto en varias bandas locales jóvenes, pero que todavía debe desarrollarse. Como ya he mencionado, ser original tiene que ver con basarse en los orígenes, y eso es lo que hace el metal hoy en día: asentarse en sus orígenes.
El esfuerzo de presentar profesionalmente a las bandas de parte de la producción del Burn in Hell Fest es loable y esperamos más eventos semejantes y que vayan siendo cada vez más ambiciosos. Que sigan apostando por bandas de otras ciudades del Perú en las que hay mucho talento que merece ser conocido y por nombres jóvenes que renueven la escena nacional, tal como señalan en su objetivo de descentralizar la escena nacional. Sin embargo, el asunto de la hora es importante. Los shows deben comenzar en punto o con muy poco retraso y así ir acostumbrando a la gente a llegar más temprano. Conforme se va haciendo más tarde parte del público se va retirando o las últimas bandas acaban tocando tres o cuatro temas cuando el público se ha quedado para verlos a ellos y apenas los pueden disfrutar. En general el evento estuvo bien, pero siempre se puede hacer mejor. Felicitaciones a todos los seguidores del metal que cumplen con su parte en el desarrollo y supervivencia de la escena.