Arquitectura y Política. Por un compromiso ciudadano
Los arquitectos, con optimismo, buscamos trabajar en cualquier situación, ya sea negativa para las condiciones de habitabilidad o desarrollo, o que no tenga condiciones para para producir un espacio digno (habitable, productivo, u otro). La actitud positiva, siempre intenta tener una postura proactiva, e intenta “reconducir” las condiciones para albergar la vida y así, producir cambios. Sin embargo, para generar cambios sustanciales en la realidad —no solo optimizar una situación existente— se debe actuar desde las políticas, a través de la legislación y la normatividad. En ese sentido, el activismo ciudadano (y de los arquitectos) con visión política, es crucial para lograr la transformación de las condiciones que produce el espacio urbano.
Hay que reconocer que para hacer arquitectura, los arquitectos, participamos en la formación de las ciudades, y la ciudad, vista desde cualquiera de sus ángulos, es un producto político. Como lo recuerda el libro de Josep M. Montaner y Zaida Muxí “Política y Arquitectura” (GG, 2020) la ciudad es la más grande creación del hombre, y es el producto político más importante de nuestro tiempo. Por ello, sea de forma directa o no, participamos en la ciudad y la construcción de nuestro entorno, y por ello, debemos ser más conscientes de este hecho, y reconocer que, al construir el espacio ciudadano, participamos de la política.
La arquitectura de la ciudad es en última instancia la materialización de todos los acuerdos hechos por la sociedad y sus instituciones, y, por tanto, un resultado de las personas en sus distintas instancias. Es en estos espacios, en donde se desarrolla de forma cotidiana la construcción de la ciudadanía, y como es natural, a mejores espacios, mejores ciudadanos: más conscientes de sus derechos, más responsables de sus deberes.
Muchos arquitectos han decidido incursionar en la política, como los mismos autores del libro “Política y Arquitectura”, que han escrito este libro como una reflexión tras su paso como políticos y dirigentes municipales de Barcelona muy recientemente. En la vida política del Perú, la actuación política del Arquitecto Fernando Belaúnde, fue muy positiva para la ciudadanía, gracias a que dio forma al espacio urbano de la ciudad en los años 1940s y desde entonces, promovió la construcción de miles de viviendas, entre otras cosas. Esta manera de aportar a la construcción del espacio común, desde el ámbito de lo público, es una de las formas más directas de participación, y por ello, una valiosa forma de construcción del espacio ciudadano. Por otro lado, desde la práctica privada, el diseño y la construcción de muchos edificios y conjuntos de vivienda también tienen el poder de la construcción ciudadana, cuando se hacen bien las cosas, y se integran los edificios al espacio público urbano.
Como nos recuerdan Montaner y Muxí, todos los ciudadanos somos testigos de lo que está pasando en nuestras ciudades, el territorio y el paisaje, y, por lo tanto, no somos inocentes de lo que se construye, donde se construye, y cómo se construye. La indiferencia, no puede ser una opción frente a los hechos. Esta misma responsabilidad, este deber ciudadano, y este compromiso, se debe aplicar a la coyuntura y a la vida política actual en el país. El acontecer de la profunda crisis política actual del Perú, y la destrucción de la vida democrática, los derechos ciudadanos y libertad de expresión, demanda nuestro compromiso político desde todos los espacios posibles.
Sharif S. Kahatt
Estudio: K+M Arquitectura y Urbanismo