Siete errores de liderazgo durante la incertidumbre
Publicado el 29/03/20 en El Comercio
En esta época de incertidumbre y desconcierto, los líderes –y casi todos tenemos distintos roles de liderazgo ineludibles– debemos tratar de ser fuente de apoyo e inspiración para nuestros equipos, familias u organizaciones. Y para eso, idealmente, nos toca tratar de evitar:
- En momentos de incertidumbre, las personas necesitan más que nunca a sus líderes. No dejarse ver, no dar la cara, no estar presente, no ser accesibles, genera mucha inquietud e inseguridad: las personas necesitan saber a quién mirar y en quién confiar. Necesitan saber que hay alguien que se hace cargo y asume la responsabilidad.
- No comunicar. Como líderes, nos toca responder a las inquietudes y dudas que surgen, incluso cuando aún no tenemos todas las respuestas. No comunicar lo suficiente deja a todos ansiosos frente a la incertidumbre. Y como la incertidumbre confunde y desorienta, los mensajes deben repetirse con frecuencia y ojalá, con transparencia y autenticidad para evitar rumores y dañinos desconciertos.
- No respetar las emociones. Frente a la incertidumbre, las emociones de muchos se pueden tornar volátiles y cambiantes y para algunos, todo les cuesta más. A los líderes nos toca tratar de comprender eso, y actuar con tacto, tino y sensibilidad frente a cada persona y sus distintos modos de sentir. No hacerlo es una falta de respeto y una torpeza que se paga caro en lealtad y confianza.
- Perder la calma. Como líderes nos toca dar seguridad y transmitir calma a los demás. Si no estamos balanceados o nos dejamos llevar por nuestro estrés sin lograr comprender la importancia de nuestro rol y responsabilidad frente a nuestro equipo o familia, no podremos transmitir la serenidad, buena vibra y energía que ellos tanto necesitan recibir. Y tampoco podremos aprender, adaptarnos, actuar y ser efectivos.
- Caer en negatividad. Cuando somos responsables de personas, familias u organizaciones, nos toca inspirar, motivar y movilizar a todos, y más aún, a quienes no logran ver la luz al fondo del túnel. Siendo nosotros negativos –aunque la excusa sea un ejercicio de “realismo”– solo causa angustia, miedo y desesperanza en los demás.
- No reconocer. Durante la incertidumbre muchos tienen múltiples retos personales, familiares, laborales, logísticos o económicos que los complican, frustran y agotan. Nos toca entender para apoyarlos mejor, valorar sus esfuerzos, apreciar sus aportes y sobre todo, reconocerlos con frecuencia y de diversas maneras. Son señales de respeto y consideración que no se debe dejar de dar durante momentos como el actual.
- No ser coherente. La única manera de merecer la confianza de los demás es ser consistente con los valores que predicamos, liderar con el ejemplo y no caer en excusas facilistas que buscan eximirnos de actuar con corrección siempre y en todos los ámbitos.
Nunca es fácil ser líder, pero hoy más que nunca, en momentos de incertidumbre, y tan difícil para tantos, nos toca liderar desde el corazón, con propósito y humanidad.