¿Su hijo le pide una mascota por Navidad?
Tuve mi primera mascota cuando tenía 5 años. Recuerdo que eran los años 50 y estábamos próximos a celebrar la Navidad, yo estaba con mi madrina, caminando por Miraflores, y en una esquina conocida vi el puesto de venta de una señora, a cuyo costado estaba echado un perro pequeñito. Lo abracé y no lo solté por nada del mundo. Mi tía me lo compró.
Ya en casa, mis papás no querían que me quedara con él. Y como me puse muy triste, y lloraba sin parar, terminaron aceptando que me quedara con Peta. Ese es el nombre que le puse a mi primera perrita.
Yo era muy pequeño para criar a un perro, pero mis papás asumieron la responsabilidad y siempre vigilaban los momentos que Peta y yo compartíamos juntos pues como todo niño a veces quería jugar un poco brusco y ellos me lo impedían. Para un niño de esa edad no hay mucha
consciencia de que los animalitos sienten todas las emociones que nosotros experimentamos: temor, dolor, bienestar.
Mi Peta me acompañó por algunos años. Y hoy comparto esto con ustedes porque si sus hijos les piden un perrito en Navidad hay algunos puntos que deben tomar en cuenta.
Lo primero es entender que no estamos hablando de un juguete, sino de un animal que siente, tiene miedos, necesidades, demandas de cariño y atención por parte de su dueño. Si su hijo es muy pequeño no podrá ni deberá asumir tanta responsabilidad.
Después de los 10 años es una buena edad para adoptar una mascota. Explícale que se trata de un ser vivo al que se le debe tratar con responsabilidad y amor.
Todos los miembros de la familia deberán asumir tareas, pero el dueño es quien debe responsabilizarse de algunas fijas como son: sacarlo a pasear, ocuparse de su aseo, alimentarlo, etc.
Los padres tienen que supervisar al niño y la relación que tiene con la mascota, pues por lo mismo que se trata de un pequeño no medirá sus actos y así como habrá ternura también habrá algo de brusquedad en sus juegos. Oriéntelo a tratar a su mascota con paciencia y cariño.
Que no ocurra como en algunos hogares, que pasadas las fiestas, los padres reconocen que no pueden hacerse cargo de esta mascota porque no tienen el lugar adecuado ni paciencia para su cuidado. Recuerdo con nostalgia a mi Peta y a la orientación que mis padres me dieron para tener una mascota a mi lado y darle mucho cariño y bienestar.