La vejez no tiene que significar dolor para su mascota
Hace unos días mi colega Luccia Carpio* me hablaba de uno de sus pacientes: un perro salchicha de 16 años. Ella contaba que hasta hace un par de años Blackie salía a pasear tres veces al día, a paso ligero y daba dos vueltas al parque sin ningún problema, pero después de los 14 años comenzó a rehusarse a salir por las mañanas, pues le costaba mucho levantarse. Cuando la dueña de Blackie lo forzaba a salir para que hiciera sus necesidades, la mascota caminaba más lento de lo acostumbrado. Bajar las escaleras era una de las actividades que más le costaba realizar. El día que ella llegó a casa y su engreído no salió a recibirla, cayó en cuenta que su perro estaba viejo.
El envejecimiento es un proceso normal tanto en humanos como en nuestras mascotas. En general, los músculos y las articulaciones tienden a hacerse menos flexibles, los huesos y músculos pierden algo de masa, disminuyen los niveles de energía y los sentidos se vuelven menos agudos.
Luccia Carpio es veterinaria especializada en terapia física y explica que la terapia y la rehabilitación física en animales busca calmar el dolor y el sufrimiento de muchas patologías nerviosas (por ejemplo una parálisis), musculares (como las contracturas) y esqueléticas (como la displasia de cadera) y compensa dentro de los límites máximos las consecuencias de la vejez. Esta terapia retarda la manifestación de lesiones articulares, problemas musculares -sobre todo contracturas-, pérdida de fuerza y sus consecuencias. Es decir proporciona calidad de vida.
Si bien los recursos que se utilizan son los mismos que en las personas, por las diferencias en la anatomía y procedimientos quirúrgicos, estas técnicas se han adaptado a las características particulares del animal. Las técnicas más frecuentes son: masajes, movimientos activos y pasivos, estiramientos, magnetoterapia, electroanalgesia, láser, electroestimulación, termoterapia, natación, entre otros.
Uno debe saber diferenciar la vejez del dolor que puede padecer su mascota. El dolor es una sensación muy desagradable que indica daño y que lleva a la incapacidad de mantener un funcionamiento normal del organismo.
Luccia Carpio señala que con pocas horas de terapia a la semana se puede calmar el dolor, disminuir la inflamación, mejorar la circulación sanguínea y la marcha, aumentar el tono muscular del animal, etc.
En casa de Blackie se hicieron algunas modificaciones como poner áreas antideslizantes, cambiar su alimentación por comida para perros viejitos y colocar en su cuerpo un arnés tipo pechera para salir a pasear.
Blackie sigue envejeciendo pero su ritmo de vida ha cambiado y con seguridad no siente dolor.
(*Agradecimiento especial a Luccia Carpio para la elaboración de este post)