Recta final (sí llegamos)
Este fue el momento más honesto del campeonato. En Recuay el Sport Áncash jugó con once pitbulls para que a nadie se le ocurra sugerir que hubo dinero corriendo por debajo de la mesa para ir a menos frente al Aurich. En el Callao, la ‘U’ ganó con nitidez al Total Chalaco y al fin con contundencia, habiendo ya clasificado de antemano al ‘play off’. Y en Matute Alianza Lima ofreció un triunfo fuera de toda discusión; el ‘Zorrito’ Aguirre hizo dos goles y Johnnier Montaño ratificó que es el mejor jugador del campeonato por la fantasía que es capaz de regalarle a las tribunas cuando está enchufado.
Me quedo con el triunfo grone porque el incentivo que tuvo el equipo ayacuchano no pudo contra el vértigo que puso el equipo de Costas al inicio del segundo tiempo, porque en el primero habían dormido a pesar de las ocasiones de gol que se generaron y que fallaron Velázquez y Aguirre.
No sería tan mezquino de llegar a decir que los íntimos de La Victoria apenas funcionaron 15 minutos y eso bastó para desintegrar el ánimo del Inti Gas. Sin llegar a brillar, Alianza en el primer tiempo generó tres ocasiones clarísimas de gol y ello pudo cambiar el aspecto y la lectura del partido. Si anotaban la percepción hubiese sido de que el partido fue redondo en sus 90 minutos.
Lo que puedo decir es que al inicio del segundo tiempo Alianza mostró un pico de rendimiento (y volvemos a referirnos a esto como en los primeros posts) demoledor. Rapidez, talento y puntería fue lo que se observó en los dos goles de Aguirre y el tercero de ‘Wally’ Sánchez y con minutos parecidos en cada partido de los que restan, estaríamos frente al futuro campeón nacional del fútbol peruano.
Claro, faltan dos partidos duros en la liguilla y no se trata de vender humo (como muchos acusaron desde meses atrás), pero es evidente que este año los mejores momentos de fútbol y concepción de sus goles los propuso el equipo de Gustavo Costas. También tuvo momentos irrelevantes y de falta de regularidad, sobre todo jugando en Matute, pero esto -a mi entender- era parte de un proceso que no podía cambiarse de la noche a la mañana. Alianza venía de salvarse de la baja un año antes y eso provocó un enorme forado económico por la ausencia de competencias internacionales que nutran de dinero al presupuesto, se formó un equipo interesante a pedido del técnico ajustado a la realidad que se menciona líneas arriba. Pero se necesitaba (y se necesita) tiempo para sanar a un club grande que estuvo a puertas del infierno.
Ahora solo importa mirar con optimismo -no con triunfalismo- lo que resta del campeonato. Ya habrá tiempo de escribir sobre la final que se viene contra Universitario y de las posibilidades que hay de alzar la copa. Primero pensemos en el viaje a Chimbote y en asegurar un triunfo que le sirva a Costas para que en la fecha final de la liguilla pueda guardar a Johnnier Montaño, Velázquez y todo jugador que arrastre lesiones a medio curar. Y los hinchas están en todo su derecho de pedir el título nacional. La confianza crece hora a hora ¿No creen?