Mal de altura
Foto: Juan Ponce
Volvimos a perder sobre los 3.000 metros. Seguimos segundos. Pero seguimos sin encontrar el equipo. Alianza no jugó tan mal. Pero seguimos fallando en la definición. La paralización por las Eliminatorias se presenta como una oportunidad para repensarlo todo. Como debemos estar haciendo muchos, el técnico Gustavo Costas debe estar mirando la tabla de posiciones para encontrar las razones por las que seguimos segundos jugada la primera fecha de la segunda rueda y luego de las dos derrotas consecutivas en las alturas de Ayacucho y Huancayo, respectivamente.
Porque las respuestas no están en el campo de juego. Porque las falencias “se turnan” entre nuestras líneas y ayer la defensa cumplió, pero lo que falló clamorosamente fue la definición. Pero no solo la definición de los delanteros (Aguirre, Fernández) sino también la de los volantes (Quinteros, Trujillo, Uribe) y hasta la de los defensores (Aparicio, Solís)
Porque a pesar de las dudas, la dupla de centrales cumplió –tomando en cuenta de que era la primera vez que Aparicio y Solís jugaban juntos- y por los costados, pasados los primeros quince minutos, no nos llegaron demasiado. En la volante también hubo la contención que se podía esperar jugando a más de 3.000 m.s.n.m. y con una alineación –y un sistema- siempre cambiante. Pero mirando hacia el otro arco nada de eso alcanzó siquiera para traernos un punto y caímos 2 a 0.
Entonces, para encontrar las respuestas a esta posición “expectante” volveremos a la tabla, donde veremos que Alianza está segundo, a cuatro puntos del líder, contando con la séptima delantera en efectividad (20 goles a favor) y la séptima defensa menos batida (17 goles en contra) habiendo ganado el 50% de los partidos que hemos jugado. Es decir, en un campeonato promedio como el peruano, se premia a los equipos promedio, a una cierta regularidad, al hecho de no cometer el pecado de caerse muchas fechas seguidas (como el CNI o Cristal) pero tampoco arrollar a todos los que se cruzan por delante (nadie lo hace). Y eso es lo que ha sido Alianza, hasta ahora solo un equipo “regular” en todos los sentidos del término.
Definitivamente esto no va a alcanzar para llegar a un campeonato, ni eventualmente para competir en un torneo internacional, pero puede dar cierta calma para empezar a cambiar las cosas y buscar refuerzos en las líneas que aún no tenemos consolidadas.
Con seis defensas alternando continuamente, cuatro delanteros en lo mismo y siete volantes en igual situación, debemos aprovechar esta paralización para trabajar, jugar amistosos, probar las canteras, definir renovaciones de contratos.
Por ahora, ese juego indeciso, por momentos con entrega, por momentos con algo de alegría, por momentos sencillamente impresentable, alcanza para mirar de cerca al Aurich, independientemente de que la San Martín o la u puedan acercarse por los partidos pendientes que tienen.
La tarea que queda es de todos: jugadores, en primer lugar, cuerpo técnico y dirigentes en segundo. Los hinchas ya sabemos qué tenemos que hacer: seguir al equipo, hacer públicas nuestras críticas y alentar incondicionalmente, siempre.