Puno y los lugares que me dejaron sin aliento
No los voy a engañar. La altura me afecta y mucho. Cada vez que visito un destino sobre los 2.000 metros de altitud separo algunas horas para que mi cuerpo se aclimate. A la receta le agrego mates de coca, muña y unas pastillas que alivian los síntomas. En este caso incluí un viaje sobre rieles, que puedes leer aquí: Atraviesa los andes peruanos en tren.
Todo eso contribuyó a que en Puno —a casi 4.000 metros de altura— no me diera dolor de cabeza y mucho menos náuseas o vómitos. Pero lo que no pude evitar es la aceleración del ritmo cardiaco durante toda la estadía. ¿Falta de oxígeno? No. Era la emoción de descubrir lugares nuevos e impresionantes, de esos que te quitan el aliento.
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1. CHULLPAS DE MOLLOKO
Es un centro funerario de torres circulares y cuadrangulares hechas de piedra. Datan del año 1.300 d/C y albergaron restos de los grandes señores del altiplano. Después de Sillustani y Cutimbo, estas son las más interesantes de Puno.
¿CÓMO LLEGAR? Toma las combis a Ácora que salen desde el terreno contiguo al terminal de buses de la ciudad de Puno. La ruta demora solo 30 minutos, va por una vía asfaltada y el pasaje cuesta S/2. En Ácora, salen mototaxis que cobran unos S/5 hasta las chullpas. Ingreso: S/1,50.
Lo recomiendo para el primer día, como para aclimatarse porque es cercano y no fatiga. A solo dos calles del paradero de Ácora está la Plaza Central donde cada domingo, los pobladores de esta zona y los Uros hacen trueque.
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2. ISLA DE TOTORA
Las islas flotantes de los Uros son las más visitadas de Puno. Tal vez por su cercanía a la ciudad o porque a diario salen embarcaciones desde el puerto, que te llevan por S/10 y en diferentes horarios.
Sus habitantes se han distribuido en 110 islas que ellos mismos construyen en doce meses. “Se unen bloques de la raíz de totora con soga sintética para los cimientos. Luego se aumentan capas hasta los dos metros de espesor y para compactar el terreno, se juega fútbol encima”, me explica Irma Vilca de la isla Totora Corazón.
El amarillo intenso de este junco destaca en medio de las aguas azules del lago navegable más alto del mundo. De esa misma planta elaboran su mobiliario, sus cocinas que van al exterior de las viviendas y sus embarcaciones, que curiosamente llaman Mercedes Benz.
Pero lo que no imaginé es que también comen totora. Cuando Irma me entregó un junco fresco, de color blanco, no supe qué hacer. “Es chullo”, me dijo. “Pruébalo”. El jugo que desprende tiene poco sabor pero es refrescante. Los Uros lo comen a diario para hidratarse y aseguran que aporta calcio, yodo y flúor.
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3. KAYAK EN EL TITICACA
Otra parada imperdible es la comunidad de Luquina Chico, a unos 45 minutos de la ciudad de Puno. En ese lugar, se puede recorrer el lago Titicaca a bordo de un kayak. Las travesías son guiadas y duran casi tres horas.
La remada me la propuso Edgar Apaza, de la agencia de turismo Edgar Adventure, que como buen aventurero de altura me dijo que esta excursión sería suave. No le creí pero quería experimentar. Aunque la actividad tiene años, son pocos los peruanos que se animan a hacerla.
Comencé con cierto temor a voltearme. Pero la paciencia del guía Alejandro Tito, acabó con las dudas y los miedos. En esa ruta aprendí a remar a 3.800 metros de altitud y aunque estoy lejos de ser profesional, me encantó. MIRA EL VIDEO.
¿CÓMO HACERLA? La excursión de Edgar Adventures dura todo el día. Te recogen del hotel en Puno y salen a navegar. Visitan una isla en los Uros y después recorren en kayak los alrededores de Luquina Chico. Los precios varían según la cantidad de viajeros. Recomendación: lleva traje de baño, zapatos para el agua y muchas ganas.
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4. SOPITA CALIENTE EN LUQUINA
Salí del lago y subí a la casa de Irene, también situada en Luquina. La mesa estaba puesta y una foto de sus hijos sonrientes decoraba el comedor. “Me lo mandó un turista de Australia, dos meses después de estar en mi casa con su familia”, comenta.
La sopa de quinua llegó calentita. Mientras almorzamos me cuenta que solo cinco familias ofrecen alojamiento en la comunidad. Ella tiene dos habitaciones muy bien decoradas e impecables. Pero sospecho que su buena atención es la que encandila y la que produce el viaje de regalos como la foto que llegó de Australia.
Irene lleva nueve años en esta labor y aunque no habla inglés reconoce muy bien las necesidades de sus huéspedes: por la estatura de sus visitantes, amplió la altura de sus puertas. Para darles más comodidad, instaló baños privados en las habitaciones. Y es capaz de curar el mal de altura con una mezcla de muña y ruda macho.
Pasar la noche en casa de Irene cuesta S/70 por persona. La tarifa incluye desayuno, almuerzo, cena y actividades: puedes aprender a cocinar junto a Irene, realizar trabajo agrícola o acompañarla en sus labores diarias.
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5. PARAÍSO A ORILLAS DEL TITICACA
Si buscas un refugio acogedor para despertar con un cielo multicolor y dormir frente a espectaculares vistas, de esas que te quitan el aliento, apunta al hotel Libertador Lago Titicaca.
Está ubicado en la isla Esteves y el plan incluye una caminata por un sendero que mira al lago. Aves, flora nativa y conexión natural te esperan. Además, desde su embarcadero privado salen canoas polinésicas hacia las islas flotantes de los Uros y lanchas a Taquile y Amantaní.
Al final del día puedes cenar en su restaurante, Los Uros, que ofrece platos con quinua, chuño, alpaca, trucha y otros productos oriundos. Después, brinda en el bar Taquile, desde donde se ven los mejores atardeceres del viaje.
Aunque Puno tiene mucho más, un esguince me impidió continuar con el programa. Así que escribe al final de este POST (donde dice Comentarios) los atractivos que debo visitar en mi próxima visita. Y no olvides seguirme en Facebook e Instagram. Nos vemos en la próxima parada.