A lo largo de nuestra vida, pasamos por momentos y etapas que son determinantes para nuestro desarrollo como seres humanos. Sin embargo, estas conllevan una serie de cambios que nos impulsan a adaptarnos, a veces de manera un tanto forzosa. Definitivamente, no son procesos fáciles, ya que traen consigo diversas sensaciones y sentimientos que pueden ser muy abrumadores, motivo por el cual en ocasiones podemos evitar dar ese paso tan necesario para atrevernos a asumir desafíos y vivir nuevas experiencias.
No obstante, es importante recordar que no podemos permitir que la incertidumbre y el miedo frene nuestras vidas, privándonos de oportunidades muy enriquecedoras e inigualables. Por ejemplo, si desde hace mucho tiempo estamos evaluando la opción de irnos a vivir solos, pero lo único que nos impide cumplir esta meta es el temor a sentir que no somos capaces de lograrlo. En este caso, tal vez sea necesario dejar atrás esos pensamientos irracionales que nos limitan y animarnos a vivir plenamente.
Si bien es cierto, es una decisión muy importante que requiere de madurez emocional, puesto que puede abarcar preocupaciones desde cómo empezar a administrar el dinero para gestionar todos los pagos, hasta cómo organizar el tiempo para cocinar, trabajar, tener una vida social y más; no obstante, los beneficios que pueden aportarnos esta experiencia son únicos.
Beneficios y aprendizajes de vivir solo
Fuente de crecimiento personal
El estar con uno mismo es un espacio excelente para reconectar con nuestro ser, además de poder desarrollar el autoconocimiento, puesto que nos da la oportunidad de descubrir nuestras fortalezas, debilidades, deseos, motivaciones, patrones de comportamiento, etc.
Ayuda a la madurez
En efecto, uno de los principales aspectos positivos que brinda el independizarse de los padres, es la capacidad de desarrollar nuestra madurez, ya que estamos entrando de lleno a la vida adulta y es sumamente vital este crecimiento emocional para afrontar esta nueva etapa.
Aprendizaje constante
Gracias a esta oportunidad, podemos darnos cuenta que estar solo no es lo mismo que la soledad. ¿Cuántas veces hemos estado rodeados de personas y nos hemos sentido solos? Lo más valioso que podemos aprender es a disfrutar de una compañía que nunca falla: la nuestra. Por otro lado, uno también se vuelve más consciente sobre importancia de la familia, por lo que tendemos a valorar más cada momento con ellos.
Enseña a ser más agradecido
Es probable que, cuando vivimos con nuestros padres solemos dar todo por sentado; sin embargo, cuando tenemos nuestro propio hogar, nos volvemos más conscientes de muchos aspectos como: la comida, el privilegio de tener servicios básicos, un techo en donde dormir, etc.
Mayor seguridad y confianza
Esta independencia puede ayudar a empoderarnos, puesto que nos convertimos en personas más seguras y confiadas, las cuales se perciben como seres autosuficientes capaces de tomar decisiones y hacerse responsables de las propias necesidades.
Se descubre la importancia de ahorrar
Sin lugar a duda, el vivir solo implica una serie de factores a tomar en cuenta, y tal vez uno de los más relevantes sea el tema del dinero. Esta experiencia de mudarnos y construir un hogar nos enseña lo importante que es tener ahorros en caso de una emergencia.