Probablemente, uno de los conceptos más abordados a lo largo de la historia, sea la felicidad. Por ejemplo, en la filosofía antigua, era considerada como un objetivo supremo y era el resultado de una vida virtuosa y sabia, tanto Aristóteles como Platón la describieron como un estado de plenitud y realización personal. Mientras que, en la época del renacimiento, era concebida como un estado de bienestar, convirtiéndose así en un tema muy reflejado en la literatura y el arte.
Actualmente, la felicidad cada vez es más importante en la cultura popular y en la psicología positiva, pues es un campo de estudio bastante amplio, el cual pretende comprender cómo podemos alcanzarla y mantenerla por medio de diversas estrategias y prácticas. Es por esta razón que, la felicidad se considera como una motivación natural y esencial para los seres humanos, ya que en cierta forma nos ayuda a sobrevivir, prosperar y disfrutar de la vida.
¿Cuál es el verdadero significado de la felicidad?
La felicidad es un sentido de bienestar subjetivo, más no un estado idóneo de búsqueda permanente, ya que solemos atravesar por momentos difíciles que ameritan de tiempo para poder recuperarnos y percibir entre la oscuridad una luz que nos impulse a sentirnos nuevamente bien con nosotros mismos y tener esas ganas de vivir plenamente.
Por su parte, Antonella Galli, psicóloga y psicoterapeuta de la Clínica Ricardo Palma y autora del libro Sé feliz otra vez, expresó a Bienestar de El comercio que, al ser una experiencia subjetiva asociada a sensaciones de bienestar, satisfacción y alegría, por este motivo, dos personas no tienen por qué ser felices por las mismas razones. En definitiva, depende de una serie de factores internos, como la actitud, las emociones y las creencias personales, pero también de circunstancias externas que influyen significativamente en nuestra felicidad, como la salud, las relaciones interpersonales y una serie de aspectos de la vida que están muchas veces fuera de nuestro control.
“Para algunas personas la felicidad representa un bienestar psicológico que facilita el desarrollo personal, así también como el gozar de una buena salud integral, es decir, tener un equilibrio entre la salud física y mental. Por otro lado, algunos la atribuyen a un sentido del humor positivo, el cual los impulsa a ser más optimistas y resilientes antes las adversidades. Mientras que, para otros individuos la felicidad depende de la armonía y los vínculos afectivos con sus parejas, mascotas, familias y el entorno en general. Igualmente, para muchos está relacionada con la espiritualidad y la religión, pues los orienta en su conexión con el sentido de la vida. En muchos casos, especialmente en jóvenes, está ligada a la autoestima, pues guarda relación con sentirse bien con uno mismo y alcanzar los distintos objetivos personales”, manifestó la autora.
El camino a la felicidad
Sin lugar a duda, cómo percibimos la vida influye en nuestra capacidad de poder sentirnos felices, puesto que en muchas ocasiones solemos ver el vaso medio lleno o medio vacío, es decir, nos centramos únicamente en decir: “soy feliz o infeliz” y no somos conscientes de que la felicidad no es constante, por lo que tenemos que aprender a encontrar un punto medio en donde podamos disfrutar de la vida, a pesar de los desafíos, los malos momentos, los duelos y las enfermedades, pues el sufrimiento tiene una transitoriedad, nos dura para siempre; sin embargo, depende mucho de qué estamos haciendo nosotros para afrontar y revertir esta situación, de nuestras acciones y pensamientos, los cuales determinan cómo queremos vivir.
Por esta razón, la psicóloga destacó la importancia de adoptar una perspectiva más positiva ante la vida, ya que las adversidades finalmente, se convierten en excelentes lecciones y enseñanzas que nos ayudan en nuestro crecimiento personal y mejora continua. Asimismo, es fundamental que seamos más humanos y comprensivos con la vida y nosotros mismos, ya que está bien no sentirse feliz todo el tiempo, pues la realidad es que siempre vamos a pasar por dificultades y emociones que, si bien serán pasajeras, depende de nosotros tener ese sentido de búsqueda de bienestar para poder sobrepasar todo ello y sentirnos cada vez mejor.
Cabe señalar que, para encontrar la felicidad, más allá de lo previamente mencionado, también es clave enfocarnos en nosotros mismos y priorizarnos, es decir, darnos el tiempo para cuidar de nuestra salud y todos esos factores que influyen en nuestro propio bienestar. Por este motivo, si sentimos que nuestros pensamientos irracionales repercuten en nuestra capacidad para relacionarnos con los demás y con nosotros mismo, es primordial acudir a un especialista para que podamos encontrar esa motivación intrínseca tan importante que nos permite disfrutar de nuestro entorno y esos momentos que nos llenan de felicidad.