A lo largo de la historia, la danza ha desempeñado un papel protagónico en la cultura humana, pues ha sido una de las maneras principales de expresión social y religiosa. A pesar de, haber evolucionado en el transcurso de los siglos, ya que hoy en día existe una amplia variedad de estilos y formas de danza, aún mantiene esa esencia original y poderosa como forma de expresión para el ser humano, que nos permite comunicar una serie de pensamientos y emociones a través de los movimientos corporales.
Danza como medio de sanación
Cuando nuestro cuerpo se funde en la música y se deja llevar por lo que está sintiendo en ese momento, es ahí donde surge la danza, una disciplina artística que de manera conjunta engloba todo los que somos y lo que podemos llegar a ser, pues es un espacio que nos permite crear con total libertad, pero también conectar con nuestro propio ser, puesto que podemos desarrollar nuestra capacidad de autoconocimiento, lo que facilita el tener una mayor consciencia sobre nuestras emociones y pensamientos.
La danza es un canal de expresión que nos permite observar nuestro mundo interior y reflejar todo aquello que sentimos. Desde luego, se vuelve un espacio terapéutico que facilita el conectar con el disfrute, el gozo, la tristeza y un sinfín de emociones que logramos canalizar a través del movimiento, es decir, bailamos eso que nos está pasando, expresó Massiel Delgado, bailarina, actriz y fundadora de Bailar el alma a Bienestar de El Comercio.
Definitivamente, es muy difícil mantenernos constantemente positivos y felices, pues la realidad es que, en nuestra vida pasamos por diversos momentos desafiantes y que nos producen una serie de emociones; sin embargo, como refirió Delgado, el baile nos da la oportunidad de ser compasivos con nosotros mismos y trabajar desde el amor propio, ya que lo entregamos todo en esta práctica y nos damos el permiso de bailar cuando no nos sentimos bien, lo que llega a ser muy revelador y transformador, pues al final se transforma la energía y, justamente las emociones son eventos energéticos.
“Cuando permitimos que la danza sea la expresión de nuestras emociones, al darle movimiento a la energía, esta se transforma. Entonces, en lugar de dejarlo estancado o camuflar lo que sentimos, liberamos esas emociones reprimidas o intensas a través del baile, lo que verdaderamente nos ayuda a gozar de un estado de plenitud y bienestar”.
Igualmente, la danza es un maravilloso canal que propicia el poder conectar y observarnos de una manera holística, pues es una meditación en movimiento que nos permite ser nuestro cuerpo y nuestras emociones, razón por la cual, no hay una división entre lo corporal y lo mental, sino que nos convertimos en una totalidad. “Me atrevería a decir que, ninguna práctica de movimiento tiene esa complejidad, pues cuando estás bailando eres lo que bailas, eres ese canal de comunicación de la pieza de arte y al mismo tiempo, eres la pieza de arte”, destacó la bailarina.
¿Cuáles son los beneficios de la danza?
En efecto, la danza puede tener múltiples de beneficios, tanto en el plano físico como mental, pues a nivel cerebral nos permite trabajar la lateralidad y conceptos de espacialidad, mejora el equilibrio y la coordinación, así como la memoria. De igual manera, el movimiento puede estimular la función cognitiva, por ejemplo, en ocasiones cuando bailamos debemos tomar decisiones rápidas y complejas sobre movimientos, patrones y secuencias.
También aumenta la plasticidad cerebral, lo que significa que, el cerebro se adapta y cambia en respuesta a nuevas experiencias y aprendizajes. Adicionalmente, al ser una forma de ejercicio aeróbico ayuda a mantener la salud cerebral y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. “Ciertamente, la danza es un gran ejercicio neurológico, pues para mantener el cerebro joven, hay que bailar”, aseguró la fundadora de Bailar el alma.
Además, cuando empezamos a movernos y liberar lo que estamos sintiendo, eso se vuelve placentero, motivo por el cual, empezamos a segregar las hormonas de bienestar y felicidad, como la serotonina, la dopamina, la endorfina, por lo que la danza y el movimiento se convierte en una experiencia agradable y bastante motivadora. Por consiguiente, reduce el estrés y la ansiedad, ya que disminuyen los niveles de cortisol.
Sin lugar a duda, la danza puede ayudarnos a aumentar nuestra autoestima y autoconfianza, pues nos proporciona una forma de expresión personal, que a su vez, favorece a la exploración de nuestra creatividad e individualidad. Igualmente, propicia la interacción y vínculo con los demás a través del movimiento compartido y la comunicación no verbal, lo que genera una mayor sensación de comunidad y conexión interpersonal.
Ahora que ya conoces, un poco más sobre la danza y el movimiento, te invito a que practiques esta maravillosa disciplina artística y que te permitas tener este espacio en donde puedas ser tú en su máxima expresión. ¡Baila con libertad, Baila el alma!
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Milenka Duarte es periodista y psicóloga por la Universidad Peruana Cayetano Heredia.