A finales de julio de este año, la vía Expresa de Paseo de la República volvió a llenarse de color con la presentación de nuevos murales entre la avenida Grau y estadio Nacional. Pero ¿sabías que estas intervenciones artísticas comenzaron en 1983?
En setiembre de ese año el arquitecto César Díaz Gonzales reunió a un grupo de técnicos e intelectuales interesados en mejorar la problemática urbano estética de la capital. Es así que el movimiento bautizado Pro Lima comenzó sus gestiones con un proyecto para mejorar el aspecto de la vía Expresa.
El reconocido muralista Francisco Espinoza Dueñas concibió esta forma de mejorar el aspecto de la vía Expresa de Paseo de la República, a la altura del trébol de la Javier Prado. Para ello empleó cerámica opaca y brillante, granulla de mármol y residuos de vidrio.
Bajo el liderazgo de la actriz María Cristina Ribal, alumnas de la Universidad Femenina Sagrado Corazón comenzaron a seleccionar las losas y ladrillos que servirán para el homenaje al poeta César Vallejo.
A ritmo de los acordes de una banda de música de La Victoria, el muralista Francisco Espinoza Dueñas diseñó los esbozos de la futura obra de arte el sábado primero de octubre de ese año. Con el paso de los días y apoyo de voluntarios los primeros 1,000 metros cuadrados de la obra comenzaban a lucir su nueva fisonomía cromática.
La ornamentación de la vía Expresa con murales abstractos lleva implícito un mensaje subjetivo y creador, acorde con la inquietud artística del presente. Así lo expresó su creador Francisco Espinoza, prestigioso artista peruano.
Cambio de nombre: un recorrido en fotos a la hoy llamada Vía Expresa Luis Bedoya Reyes
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Pero se necesitaban manos para pegar las losas y ladrillos. Los voluntarios, inscritos previamente en Pro Lima, trabajaban en tres turnos de 9 a.m. a 1:00 p.m; de 2:00 p.m a 6:00 p.m y de 6:00 p.m a medianoche. Para el horario nocturno se contó con el apoyo de la empresa Phillips que donó lámparas nocturnas.
El entonces alcalde de Lima Eduardo Orrego ofreció colaborar con toda su familia. Además el Concejo limeño donó 20 millones de soles para la ejecución de la obra. Escolares y profesores de colegios aledaños a la vía Expresa se sumaron como voluntarios en sus horas libres.
Aquel mural fue el símbolo de lo que es posible hacer cuando se tiene el apoyo de los ciudadanos de todas las edades. Una vez finalizado el de Espinoza, en noviembre de 1983, comenzó la segunda etapa del proyecto con la ejecución del mural del pintor peruano Fernando de Szyszlo. Su obra titulada “Paisaje de la costa peruana” abarcó más de 300 metros cuadrados de la vía Expresa. Los tonos crema, blanco y color tierra predominaban en su obra.
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A inicios de los años 90, jóvenes pertenecientes a Cedro y trabajadores de Emape continuaron con la labor de embellecimiento de la vía Expresa. Esta vez el mural, de unos 100 metros de largo, tenía motivos de la cultura Nazca. Los materiales para su construcción fueron donados por diversas fábricas del rubro construcción.
En junio de 1992, fue inaugurado el mural de Ricardo Wiese a la altura de los puentes Benavides y Ricardo Palma, en Miraflores. El diseño fue realizado en base a líneas y figuras curvas que al repetirse creaban ritmos visuales. Unos 60 jóvenes, que emplearon unos 100 metros cúbicos de desechos de losetas y azulejos, trabajaron en la obra durante 17 meses. El apoyo de la Municipalidad de Miraflores y las donaciones de la empresa privada hicieron posible esta obra de arte. A 30 años de su inauguración, el mural de unos 500 metros de largo fue restaurado bajo la supervisión de su autor.
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