Sucedió hace 50 años: imágenes inéditas del día que un terremoto devastó a todo el Perú

El 31 de mayo de 1970 se produjo uno de los sismos más devastadores en la historia del país. La ciudad de Yungay, en el departamento de Áncash, desapareció del mapa nacional en solo unos minutos, tras un apocalíptico aluvión.

“Lo que se aprecia en este pueblo es aterrador”. Esas fueron las primeras impresiones del periodista Javier Ascue al llegar a Caraz con el reportero gráfico José Michilot. La labor de nuestros periodistas quedó inmortalizada en las historias y fotografías que documentan los días posteriores al sismo de 1970. Foto: Archivo Histórico El Comercio
“Lo que se aprecia en este pueblo es aterrador”. Esas fueron las primeras impresiones del periodista Javier Ascue al llegar a Caraz con el reportero gráfico José Michilot. La labor de nuestros periodistas quedó inmortalizada en las historias y fotografías que documentan los días posteriores al sismo de 1970. Foto: Archivo Histórico El Comercio

El 31 de mayo de 1970 se vivía en Huaraz un día de buen sol. Un grupo de niñas y sus profesoras festejaban el Corpus Christi en un colegio de la zona. Mientras tanto en Casma, los jóvenes regresaban a sus casas después de jugar un partido con los amigos. Y así en todo el Perú se repetían escenas propias de un domingo cualquiera. Sin embargo, de un minuto para otro la tierra tembló y se abrió. Los cerros se vinieron abajo destruyendo y envolviendo en una masa de lodo a niños, mujeres, hombres, ancianos y todo aquello que estaba en su camino.

Ni bien la tierra dejó de temblar, periodistas y reporteros gráficos de El Comercio se movilizaron hacia la costa norte del país para luego llegar a Áncash. Otro equipo cubrió los desastres en Lima y un tercero llegó hasta la carretera Central. Asimismo, los corresponsales en provincias comenzaron a recorrer sus localidades. El producto de su cobertura periodística quedó plasmado en primeras planas e informes especiales con fotografías estremecedoras. Hace dos años, un equipo del Archivo Fotográfico digitalizó las comisiones fotográficas de aquellos días. Más de 2,000 fotografías inéditas que incluyen vistas aéreas. En esta fotogalería presentamos un apretado resumen.

El 31 de mayo de 1970, el movimiento telúrico ocasionó que cientos de limeños salieran de sus domicilios y permanecieran en las plazas y avenidas de la capital durante largas horas. Ese día, varias personas pernoctaron en la calle ante el miedo de que vuelva a ocurrir alguna réplica del sismo. Asimismo, la Asistencia Pública Central de Lima, atendió a centenares de personas afectadas por el fuerte impacto emocional de la tragedia. Foto: Archivo Histórico El Comercio
El 31 de mayo de 1970, el movimiento telúrico ocasionó que cientos de limeños salieran de sus domicilios y permanecieran en las plazas y avenidas de la capital durante largas horas. Ese día, varias personas pernoctaron en la calle ante el miedo de que vuelva a ocurrir alguna réplica del sismo. Asimismo, la Asistencia Pública Central de Lima, atendió a centenares de personas afectadas por el fuerte impacto emocional de la tragedia. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Esquivando las grietas en la carretera, esta familia sale en busca de agua en Chimbote. Numerosas personas durmieron en sus autos. Solo quedaron en pie los edificios de concreto armado, pero tenían serias rajaduras. Foto: Archivo Histórico El Comercio
Esquivando las grietas en la carretera, esta familia sale en busca de agua en Chimbote. Numerosas personas durmieron en sus autos. Solo quedaron en pie los edificios de concreto armado, pero tenían serias rajaduras. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Un aspecto de nostalgia ofreció Chimbote, una de las ciudades más castigadas por el violento movimiento sísmico del 31 de mayo. En la imagen se puede ver cómo un auto fue aplastado por el derrumbe de las viviendas que había a su alrededor. Los reporteros gráficos de El Comercio Luis Ríos Miranda y Alberto del Rosario llegaron a la zona donde pocas paredes laterales quedaron en pie. Esto era un peligro constante para ellos y la población del lugar. Foto: Archivo Histórico El Comercio.
Un aspecto de nostalgia ofreció Chimbote, una de las ciudades más castigadas por el violento movimiento sísmico del 31 de mayo. En la imagen se puede ver cómo un auto fue aplastado por el derrumbe de las viviendas que había a su alrededor. Los reporteros gráficos de El Comercio Luis Ríos Miranda y Alberto del Rosario llegaron a la zona donde pocas paredes laterales quedaron en pie. Esto era un peligro constante para ellos y la población del lugar. Foto: Archivo Histórico El Comercio.
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El enviado especial Víctor Rodríguez caminó 50 horas para llegar a la ciudad de Huaraz donde encontró a los pobladores escarbando entre las ruinas de sus casas, la mayoría hechas de adobe. Foto: Archivo Histórico El Comercio
El enviado especial Víctor Rodríguez caminó 50 horas para llegar a la ciudad de Huaraz donde encontró a los pobladores escarbando entre las ruinas de sus casas, la mayoría hechas de adobe. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Impresionante vista de la ciudad de Huaraz, captada por el reportero gráfico Darío Médico, que desde la avioneta que alquiló El Comercio pudo sobrevolar la zona más afectada por el terrible sismo de 7,9 grados de magnitud. En la imagen se aprecia la torre de la Iglesia de la Soledad, uno de los principales templos de la ciudad, cuyo edificio quedó totalmente destruido. Casi la totalidad de las viviendas terminaron en ruinas y solo unos cuantos edificios permanecieron en pie. Foto: Archivo Histórico El Comercio
Impresionante vista de la ciudad de Huaraz, captada por el reportero gráfico Darío Médico, que desde la avioneta que alquiló El Comercio pudo sobrevolar la zona más afectada por el terrible sismo de 7,9 grados de magnitud. En la imagen se aprecia la torre de la Iglesia de la Soledad, uno de los principales templos de la ciudad, cuyo edificio quedó totalmente destruido. Casi la totalidad de las viviendas terminaron en ruinas y solo unos cuantos edificios permanecieron en pie. Foto: Archivo Histórico El Comercio
“Hemos pasado la noche más triste de nuestra vida. En una intangible jornada, que comenzó desde el movimiento telúrico, grupos de voluntarios no cesaron en prestar auxilio a los heridos, rescatar cadáveres y proteger a mujeres aterradas y niños indefensos”, declaró un angustiado alcalde de Huaraz, José Sotelo Mejía, el 1 de junio de 1970, un día después del terremoto. Esa noche, mucha gente de la ciudad durmió en las calles y lugares descampados como se aprecia en la fotografía. Esto ante el temor de que se produzca un nuevo aluvión. Foto: Archivo Histórico El Comercio
“Hemos pasado la noche más triste de nuestra vida. En una intangible jornada, que comenzó desde el movimiento telúrico, grupos de voluntarios no cesaron en prestar auxilio a los heridos, rescatar cadáveres y proteger a mujeres aterradas y niños indefensos”, declaró un angustiado alcalde de Huaraz, José Sotelo Mejía, el 1 de junio de 1970, un día después del terremoto. Esa noche, mucha gente de la ciudad durmió en las calles y lugares descampados como se aprecia en la fotografía. Esto ante el temor de que se produzca un nuevo aluvión. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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El fotógrafo José Michilot y Javier Ascue, nuestro querido Taita, llegaron a Caraz después de tres días viajando por tramos a caballo y la mayor parte del tiempo caminando. “Lo que se aprecia en este pueblo es aterrador”, sería el inicio de su crónica. Ascue y Michilot partieron desde Chimbote y recorrieron pueblos que habían quedado en ruinas como: San Jacinto, Moro, Ullpan, Chunya, Yupán, Pamparomás, entre otros. Foto: Archivo Histórico El Comercio
El fotógrafo José Michilot y Javier Ascue, nuestro querido Taita, llegaron a Caraz después de tres días viajando por tramos a caballo y la mayor parte del tiempo caminando. “Lo que se aprecia en este pueblo es aterrador”, sería el inicio de su crónica. Ascue y Michilot partieron desde Chimbote y recorrieron pueblos que habían quedado en ruinas como: San Jacinto, Moro, Ullpan, Chunya, Yupán, Pamparomás, entre otros. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Los montañistas Siegried Hoani, alemán (centro) y Adolfo Zelhweiger, suizo (derecha) relatan a Javier Ascue la forma cómo salvaron milagrosamente de morir aplastados por el alud que arrasó Yungay y Ranrahirca. Ambos vieron cómo los Andes se desmoronaban y los grandes bloques de nieve barrían lo que encontraban a su paso. Foto: Archivo Histórico El Comercio
Los montañistas Siegried Hoani, alemán (centro) y Adolfo Zelhweiger, suizo (derecha) relatan a Javier Ascue la forma cómo salvaron milagrosamente de morir aplastados por el alud que arrasó Yungay y Ranrahirca. Ambos vieron cómo los Andes se desmoronaban y los grandes bloques de nieve barrían lo que encontraban a su paso. Foto: Archivo Histórico El Comercio
El fotógrafo de El Comercio Tomas Matta realizó un largo recorrido por Chiquián, un distrito ubicado en la Provincia de Bolognesi, en Áncash. En el lugar pudo registrar como luego del sismo la población quedó aislada, sin ningún medio de comunicación y sin alimentos ni medicinas. La fotografía muestra como los pobladores tuvieron que ingeniárselas para comer. Foto: Archivo Histórico El Comercio
El fotógrafo de El Comercio Tomas Matta realizó un largo recorrido por Chiquián, un distrito ubicado en la Provincia de Bolognesi, en Áncash. En el lugar pudo registrar como luego del sismo la población quedó aislada, sin ningún medio de comunicación y sin alimentos ni medicinas. La fotografía muestra como los pobladores tuvieron que ingeniárselas para comer. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Desoladora imagen por donde pasó el aluvión en la ciudad de Yungay. En medio del desastroso panorama solo quedaron las capas y parte de los troncos de las esbeltas palmeras yungaínas. Por esos días, algunos pobladores de los caseríos aledaños evacuaron la zona portando sus escasas pertenecías cargadas por asnos. Foto: Archivo Histórico El Comercio
Desoladora imagen por donde pasó el aluvión en la ciudad de Yungay. En medio del desastroso panorama solo quedaron las capas y parte de los troncos de las esbeltas palmeras yungaínas. Por esos días, algunos pobladores de los caseríos aledaños evacuaron la zona portando sus escasas pertenecías cargadas por asnos. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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Rocas de varias toneladas de peso cayeron sobre la Carretera Central a la altura de Ñaña. Trabajadores del Ministerio de Transportes y Comunicaciones trabajaron incesantemente para limpiar la vía. Foto: Archivo Histórico El Comercio
Rocas de varias toneladas de peso cayeron sobre la Carretera Central a la altura de Ñaña. Trabajadores del Ministerio de Transportes y Comunicaciones trabajaron incesantemente para limpiar la vía. Foto: Archivo Histórico El Comercio
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