¿Cuál es la relación entre los billetes de soles de oro de los años 70 y 80 y Pedro Suárez Vértiz?
Los soles de oro duraron en el mercado monetario peruano de 1931 a 1985. En un lapso de 54 años cambiaron los diseños de sus anversos y reversos, de figuras románticas y abstractas a rostros de grandes héroes o fundadores del Perú. Un ancestro del conocido rockero Pedro Suáre Vértiz es responsable de estos cambios. Esta es la historia.
Cuatro unidades monetarias han marcado la historia del Perú de los últimos cien años: la libra peruana de oro, el sol de oro, el inti y el actual nuevo sol. La libra se imprimió desde 1897 hasta 1930, y es recordada por sus figuras del anverso y reverso que combinaban imágenes de estilo romántico con actividades productivas; hasta que apareció el sol de oro, de larga vigencia pues circuló entre 1931 y 1985.
Fue el 18 de abril de 1931 que se promulgó la Ley Nº 7137, que estableció el nuevo patrón. A mediados de la década de 1930, hubo por única vez un billete de un sol de oro, con la figura de la libertad y el escudo nacional. Así es descrito en el libro "Billetes emitidos por el Banco Central de Reserva del Perú (2008), de Daniel Robles Smithson.
EL LARGO CAMINO DEL RECORDADO SOL DE ORO
Las series del sol de oro se sucedieron durante las décadas de 1930 y 1940, cuando presidía el directorio del BCR, Manuel Prado Ugarteche (futuro presidente del Perú). Luego, la Ley Orgánica Nº 10535 amparó el diseño e impresión de los soles de oro en los años 50. Los billetes de 5, 10, 50 y 100 soles de oro reproducían, como antaño, las alegorías de la libertad y el escudo patrio. La impresión la hacía la casa Thomas de la Rue.
Los agitados años 60 comenzaron de la mano del gobierno de Manuel Prado y una nueva ley orgánica con la que el BCR emitió los billetes con las mismas denominaciones anteriores, pero llevando en el anverso los mensajes: “Pagará al portador” y “De acuerdo con la Ley Nº 13958”.
A finales del primer gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968), el Perú vivió en medio de una economía en crisis, con una balanza de pagos en negativo. Eran los tiempos en que el Banco Central de Reserva (BCR) se regía por la Ley Nº 13958. En ese contexto de devaluación monetaria (1967) se hizo una variación: los nuevos billetes se alejarían en su diseño de los grandes conceptos y las actividades económicas, para acercarse a la historia y reivindicar el espíritu independiente y nacionalista que empezaba a difundirse en el país.
Las “nuevas imágenes” en los billetes del sol de oro, esos “nuevos rostros” en los billetes de fines de los años 60 fueron impresos también por la casa Thomas de la Rue, con fecha justamente del 23 de febrero de 1968. El verde de los 5 soles de oro con el Inca Pachacútec, o el rojo medio anaranjado de los 10 soles de oro con el Inca Garcilaso de la Vega eran los billetes que los niños de clase media de los años 70 recibían como propinas habituales. Mientras los adolescentes buscaban el billete azul de 50 de Túpac Amaru II.
Para los gastos más fuertes, estaban los billetes de 100 soles de oro en gris oscuro, casi negro, con la figura de Hipólito Unanue; y los 200, en morado, con el caudillo Ramón Castilla. Estos circulaban en los centros comerciales, en las empresas y en los bancos con más frecuencia. Palabras mayores eran los billetes marrones de 500 soles de oro del ‘Califa’ Nicolás de Piérola; y ni hablar del billetón de 1,000 soles con el color guinda y los rostros inconfundibles de Miguel Grau y Francisco Bolognesi, héroes de la Guerra del Pacífico (1879-1883).
EL DIBUJANTE DE LOS PRÓCERES Y HÉROES EN LOS BILLETES
El artista detrás de esas recordadas figuras se llamaba Germán Suárez Vértiz (1897-1975). Fue el tercer director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, luego de Daniel Hernández y José Sabogal; además de haber sido redactor de El Comercio durante la década de 1920. No obstante, Suárez Vértiz, abuelo del músico Pedro Suárez Vértiz, fue, ante todo, un perfeccionista del retrato.
Amigo de José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre, a don Germán no le interesó militar en ningún partido político. Sus hijos, Álvaro y Gonzalo Suárez Reyes cuentan que su padre traía a su casa a personajes importantes para retratarlos. Una vez mandó a sus hijos al segundo piso para que el presidente Manuel Prado posara tranquilo y en silencio.
Uno de las pinturas que le encargaron fue la imagen principal de las estampillas del 400 aniversario del descubrimiento del río Amazonas, con la poderosa mirada tuerta del español Francisco de Orellana. Álvaro Suárez Reyes dice que esa figura fue “el cuadro de papel más caro que se haya vendido en el Perú, pues costó como 25 mil dólares. Es un Orellana que estuvo en la Biblioteca Nacional, y se remató cuando iban a hacer la nueva biblioteca en los años 40”. Por su parte, Gonzalo Suárez Reyes confiesa que su padre aceptaba encargos porque tenía que mantener a una familia de doce hijos.
“Hacía una investigación histórica previa. Para el Gonzalo Pizarro de las estampillas del 42 le regalaron un casco de la guardia de Palacio de Gobierno, la escolta Mariscal Nieto, que era un casco francés, pero que le servía para el detalle del brillo. Una vez para hacer las botas de Francisco Pizarro mandó a hacer un par de botas solo para ver cómo caía el pliegue”, relata Gonzalo.
Sobre el tema de las figuras que pintó por encargo para los nuevos billetes de soles de oro de fines de los años 60, ambos hijos coinciden en algo: “Mi padre asumió el trabajo con mucho cariño, pero terminó descontento con la impresión de esos billetes”. Don Germán había recibido ese encargo del entonces gerente general del BCR, Carlos Rodríguez Pastor.
Le pagaron 25 mil soles de oro de la época por su trabajo, lo que cayó muy bien en la numerosa familia Suárez Reyes. El artista hizo participar a uno de sus hijos en el proyecto. “A mis 18 años, ayudé a mi padre en el dibujo de los billetes de 5 y 10. Pero solo en los rostros de Pachacútec y Garcilaso; no, por ejemplo, en el paisaje del lago Titicaca del reverso de los 10 soles”, dice Álvaro, pues su padre sabía la dificultad de esos detalles artísticos.
UN ERROR EN APELLIDO HISTÓRICO
Es sabido que el error más memorable ocurrió en el billete de 1,000 soles de oro, en el que se escribió “Bologñesi” y no “Bolognesi”, como es el apellido del héroe. El error no fue del artista, por supuesto, sino de la casa Thomas de la Rue que imprimió los billetes de esa manera. Eso obligó al BCR a destruir tres series completas.
La era de los soles de oro terminó junto con el segundo gobierno de Fernando Belaunde (1980-1985). Luego de los fatídicos intis del primer gobierno de Alan García (1985-1990), con la Ley Nº 25295 veríamos un renacimiento monetario con el nuevo sol, emitido por primera vez el 1 de enero de 1991, hasta el día de hoy.
ACLARACIONESNota elaborada en base al artículo del mismo autor publicado en la sección Economía de la edición impresa, el 23 de julio de 2014, con el título de "La travesía de los héroes en los billetes".