Eran las 11 y 50 de la mañana del lunes 4 de mayo de 1970, cuando tres delincuentes fuertemente armados irrumpieron en la agencia del Banco Comercial del Perú, ubicada en la esquina de las avenidas Los zorzales y Limatambo, en San Isidro. Ya en el interior del local, los asaltantes empujaron a los clientes y obligaron a los empleados a tirarse al suelo. Varios transeúntes vieron lo que pasaba porque las dos paredes del local que daban a la calle eran de vidrio. De esta manera, se apoderaron de la entidad financiera cercana al Ministerio del Interior.
LEE TAMBIÉN | El niño peruano que dieron por muerto y apareció vivo después de luchar contra el bravo mar de una isla en Huacho
Segundos después, los criminales le dijeron a un empleado bancario que abriera la caja fuerte. El cajero se negó a hacerlo y recibió un ‘cachazo’ en la cabeza. Es así como empezaron a insultarlo y lo amenazaron de muerte. Cuando uno de los delincuentes rastrillo su arma para cumplir sus amenazas, el administrador del banco obligó al trabajador a que entregara la llave. Ya con la caja fuerte abierta, los asaltantes sacaron 350 mil soles y los colocaron en unas bolsas. En seguida, encontraron otros S/. 110.000 y 307 dólares en un escritorio y también se los guardaron.
Cuando fugaban del local, los criminales gritaron que el dinero lo utilizarían “en la revolución”. De esta manera, salieron y subieron a un taxi con placa 300406, en donde los esperaba otro de sus cómplices. Es en ese momento que el administrador de la agencia salió a perseguirlos y casi recibe un disparo de uno de los delincuentes. Por suerte, el tiro le pasó muy cerca y perforó una luna de la sucursal bancaria. El atraco duró menos de 4 minutos. Una hora después del asalto, el vehículo utilizado en la fuga fue encontrado en la cuadra 4 del jirón Los Mirtos, en la urbanización San Eugenio, en Lince.
Un patrullero de la zona pudo auxiliar al chofer del auto. Este se había liberado de sus ataduras y salido de la maletera por sus propios medios. Segundos después, el conductor le reveló a un cronista de El Comercio que fue secuestrado por los delincuentes cerca de las 10 y 30 de la mañana de ese día. Fue reducido y amordazado cuando llegó al jirón Clements, en Pueblo Libre. Allí lo hicieron bajar e introducirse en la maletera del vehículo. Tras un largo recorrido, los criminales hicieron una parada de varios minutos y detuvieron otro taxi.
Horas más tarde, los trabajadores del banco revelaron a la Policía de Investigaciones del Perú (PIP) que todos los asaltantes tenían una mano enguantada, la cara cubierta y que uno de ellos llevaba un sombrero de paja. También manifestaron que el jefe de la banda era un hombre fornido y de tez blanca. Esta era la segunda vez que el Banco Comercial sufría un robo en menos de 40 días. En marzo de ese año, varios delincuentes se llevaron más de 6 millones de soles de un camión blindado en la calle Capón, en el Centro de Lima. Los malhechores fueron atrapados por la policía y el caso se cerró en tres días.
La noche de ese 4 de mayo, la PIP hizo que todas las personas que estuvieron en el banco al momento del asalto revisaran más de veinte archivos de delincuentes conocidos. Ninguno se puso de acuerdo para describir a los criminales. De todas maneras, los agentes policiales hicieron dos juegos de identikits que fueron repartidos por todas las comisarías de la capital. Además, se puso un equipo especial de detectives para investigar el caso. Un asalto en donde se había usado el mismo modus operandi que en el atraco a la agencia del Banco Popular de la avenida Perú (San Martín de Porres), ocurrido el 15 de abril de ese año.
MIRA TAMBIÉN | Rolling Stones en el Perú: cuando Mick Jagger y Keith Richards fueron desalojados de dos hoteles limeños por sus malos hábitos
Pista clave
Al día siguiente, el martes 5 de mayo de 1970, el Banco Comercial del Perú reveló que parte del dinero que se llevaron los asaltantes era de una serie que iba a ser puesta en circulación en pocas semanas. La entidad financiera envió toda la información a la policía. Ese día, la PIP también realizó varias batidas por todo Lima e hizo que las víctimas del asalto volvieran a revisar las fotos de los delincuentes que tenían en sus archivos. Esa noche, un criminal fue capturado a balazos en Surquillo y otro fue detenido por ser considerado cómplice del robo al Banco Popular.
El domingo 24 de mayo de 1970, El Comercio publicó la noticia que uno de los asaltantes del Banco Comercial había sido detenido por la PIP. El nombre del malhechor se mantuvo en reserva y los detectives del caso no quisieron dar más información sobre el tema. Solo aseguraron que todo estaba a punto de esclarecerse. Semanas después, otro asalto ocurrió en Lima. Aquella vez, varios delincuentes robaron el Banco de Crédito de Balconcillo (La Victoria) y se llevaron más de 600 mil soles. Otra vez, los asaltantes usaron el mismo modus operandi que en los dos atracos bancarios anteriores.
En los siguientes días, la policía siguió con las batidas y capturó a 40 sospechosos. Los agentes estaban seguros que solo se trataba de una banda criminal. No obstante, los delincuentes no dejaban ningún rastro y desparecían del mapa “hasta que se calmara todo”. Este grupo de criminales ya se había llevado más de un millón de soles en los tres asaltos. Es así como otra vez intentaron dar el golpe en una agencia del Banco de Crédito de Pueblo Libre el 12 de agosto de ese año. Esa vez, el administrador de la entidad activó la alarma y los malhechores tuvieron que fugar sin el botín.
Semanas más tarde, la banda delictiva asaltó el Banco de Lima en Miraflores. De allí se llevaron más de 400 mil soles en efectivo. Este último trabajo dejó una pista clave. Una empleada de la entidad reconoció a uno de los asaltantes en una reunión social. Su nombre se mantuvo en reserva. La PIP informó a la prensa que este grupo de delincuentes era conocido por realizar sus atracos con boinas negras, revólveres con silenciadores y taxis robados, en donde metían a los choferes asaltados en la maletera “sin hacerles daño”. Además, siempre gritaban que el dinero robado lo usarían “para la revolución”.
Boinas negras
La tarde del martes 13 de octubre de 1970, el director general de la PIP reveló que habían detenido a siete delincuentes sospechosos de los asaltos a los bancos de Lima. Todos ellos tenían amplios registros de antecedentes policiales por delitos comunes. También comunicaron que se confiscaron cuatro automóviles que eran usados para los atracos. Los detectives anunciaron que se daría una conferencia de prensa con todos los detalles en las siguientes horas. Esa noche, todos los delincuentes fueron interrogados por el Departamento de Seguridad del Estado.
A las once de la mañana del miércoles 14 de octubre de 1970, la Policía de Investigaciones desveló que cuatro de los detenidos conformaban la banda criminal ‘Los boinas negras’, autores de los asaltos bancarios en la capital. Los asaltantes fueron identificados como César Figueroa Laos (jefe de la banda), Hugo Montoya Cárdenas, Miguel Rullier Farfán y Octavio Castillo Cabrera. Este último se encontraba recluido en el penal El Sexto desde mediados de agosto de ese año. Los otros tres malhechores fueron capturados en su escondite, ubicado en el jirón Coronel Cano, en Chorrillos.
Los investigadores explicaron que había otros tres delincuentes prófugos. Estos eran Gustavo Rullier Farfán, José Ríos Leindemberg y Guillermo Cánepa Marticorena. Asimismo, aclararon que fueron tres los criminales que planearon los atracos mientras estaban recluidos en la cárcel por delitos contra el patrimonio. Su forma de operar era secuestrar choferes de taxis, pagarles sus carreras para “no perjudicarlos” y, al momento de la fuga de los bancos, hacer creer a los clientes y empleados que eran un “grupo de extremistas”.
Después de cada asalto, los integrantes de la banda se separaban por tres o cuatro días. Luego, se reunían para repartirse el dinero. Con su parte, cada uno viajaba a provincias para gastárselo sin ser reconocidos. Tras 15 o 20 días, volvían a la capital limeña para planear los nuevos asaltos. Los primeros robos les permitieron comprar dos autos, los que utilizaron para “conocer el movimiento y costumbres de los empleados y clientes” de las agencias bancarias escogidas. Cada delincuente logró obtener más de 100 mil soles en todos estos robos. Ellos confesaron que se gastaron su dinero en divertirse a lo grande.
MÁS INFORMACIÓN| El primer banco del Perú: una historia que terminó con su dueño preso hasta el final de sus días y una liquidación que duró un siglo
Puesto en libertad
En los siguientes días, la PIP siguió buscando a los tres delincuentes prófugos. La orden era perseguirlos por todo el país. Para ello, se destinó varios equipos de detectives de la División de Delitos contra el Patrimonio. Los taxistas limeños estaban asustados. La gran mayoría se mostró a favor de que les den “cadena perpetua” a los delincuentes que asaltaban sus unidades. Incluso muchos choferes optaron, como medida de seguridad, por no realizar carreras a lugares peligrosos de Lima, salir a trabajar en las noches o llevar a grupos de personas en sus vehículos.
A las seis de la tarde del jueves 22 de octubre de 1970, la policía capturó a Gustavo Rullier Farfán, alías “Rulito” y quinto integrante de ‘Los boinas negras’. El criminal fue detenido cuando estaba en la casa de su mamá, ubicada en la calle Tacna, en el Callao. Al ver que los agentes lo tenían rodeado y él estaba desarmado, Rullier subió al techo para escapar. Los detectives tuvieron que cercarlo y disparar al aire para detenerlo. Durante la intervención, dos policías fueron agredidos por familiares del criminal. Ambos fueron atendidos en la Asistencia Pública de Lima.
Horas después, la PIP informó que el detenido solo participó en el frustrado asalto al Banco de Crédito de Pueblo Libre y en el robo al Banco de Lima de Miraflores. Al momento de su captura, el delincuente tenía un pasaporte falso y no se le encontró dinero. Más adelante, se supo que Gustavo Rullier solo participó en dos asaltos porque estuvo preso durante los tres primeros por delitos contra el patrimonio. Su encarcelamiento se dio el 11 de marzo de 1970. Un Juez de Turno lo puso en libertad cuatro meses después. Es así como se integró rápidamente a la banda criminal.
En los siguientes días, no se supo nada de los dos asaltantes prófugos. Solo se pudo recuperar 270 soles del botín robado a las agencias bancarias limeñas. Recién el 26 de noviembre de 1970, los cinco integrantes de ‘Los boinas negras’ pasaron a disposición del Juez Suplente del Cuarto Juzgado de Instrucción de Lima. Asimismo, se ordenó la detención provisional de estos criminales. A ellos se les acusó de ser los asaltantes de los bancos: Popular de San Martín de Porres, Comercial de San Isidro, Crédito de La victoria y Pueblo Libre, Lima de Miraflores y en agravio de Andrés Vargas Antay. El monto que sustrajeron en todos estos robos fue de más de 2 millones de soles.
¿CONOCES NUESTRA TIENDA VIRTUAL?
En nuestra tienda virtual contamos con una selección de las mejores ilustraciones, fotos y páginas históricas de El Comercio que podrán solicitar fácilmente a través de un simple formulario ubicado en la siguiente dirección: https://www.tiendaelcomercio.com/.