Lolo Fernández: el episodio que casi le cuesta la vida al ídolo del fútbol
Todo ocurrió cuando el ‘cañonero’ disfrutaba de una noche familiar en su casa. Entonces el futbolista se sintió mal y al ser llevado a un hospital tuvo que ser sometido allí a una operación quirúrgica de urgencia. Su excelente estado físico ayudó mucho en su recuperación.
Días después de que el presidente Fernando Belaunde Terry colocara la primera piedra para el inicio de las obras en el proyecto Tinajones en Lambayeque, una noticia asustó a todos los amantes del fútbol peruano. El 7 de enero de 1965, Lolo Fernández fue sometido a una operación de emergencia en el Hospital del Empleado (hoy Hospital Edgardo Rebagliati), ubicado en Jesús María. El cañonero sufrió una peritonitis purulenta cuando estaba reunido junto a sus familiares dentro de su domicilio. El inesperado hecho casi le cuesta la vida al goleador peruano. Pero el ídolo crema salió totalmente recuperado del nosocomio.
DOLOR QUE CASI LE CUESTA LA VIDA
La noche de ese 7 de enero, Teodoro Fernández estuvo compartiendo un momento con su familia. De un instante a otro, el ‘cañonero’ empezó a sentirse mal. Se retorcía y quejaba de un dolor debajo del estómago, casi por la pelvis. Esto hizo que sus familiares lo trasladaran de emergencia al Hospital del Empleado, en Jesús María. La situación no pintaba bien.
Los médicos de emergencia determinaron que Lolo Fernández sufría una peritonitis purulenta. De inmediato, los cinco galenos se reunieron y decidieron que era fundamental realizar una intervención quirúrgica. El goleador no podía esperar más. Su vida estaba en peligro.
La operación fue todo un éxito. Eso le dijo el doctor Pompeyo Chávez, uno de los cirujanos, al cronista de El Comercio: “La intervención quirúrgica ha sido un éxito, y ha contribuido a ello el vigoroso estado físico del veterano ex deportista”. Luego de unas horas, pasó a una habitación del quinto piso del hospital.
RECUPERACIÓN DE LA GLORIA CREMA
El 9 de enero de 1965, El Comercio informó que el goleador peruano ya se estaba recuperando de la operación en donde le extirparon el apéndice. Sin embargo, los médicos y enfermeras que lo atendieron extremaron los cuidados en su habitación. Lolo sentía el cariño de todos los trabajadores del hospital.
Esa noche, Lolo recibió la visita de sus hermanos, sobrinos y una gran cantidad de familiares que llegaron desde su natal Cañete, al sur de Lima. Además, todos los pacientes de ese piso se acercaron a su habitación para saludarlo y ofrecerle sus servicios y atenciones. Nadie quería perderse la oportunidad de estar cerca del histórico futbolista.
Al día siguiente, el doctor Pompeyo le dijo a El Comercio Gráfico que el goleador había pasado una noche tranquila y que gozaba de un excelente humor. “Conversa y tiene ya ánimo para hacer bromas”, dijo, sonriente, el galeno.
Luego, Lolo Fernández expresó, por primera vez, que se sentía bien y que agradecía “por nuestro intermedio a los médicos y auxiliares que han intervenido en su operación, y a todos los hinchas que se han interesado por su salud”. Más adelante, los doctores informaron que Lolo iba a ser dado de alta en unos días. Es así como el ídolo crema pudo superar una inesperada situación que casi lo mata.