La llegada de los cheques bancarios al Perú y las anécdotas que dejaron en la Lima de 1914
Los cheques circulares fueron fabricados en la Casa de la Moneda por el litógrafo alemán Teodoro Scheuch. La curiosidad que despertaron los cheques bancarios fue tal que muchas personas pagaron “un ligero premio” por adquirirlos.
El sábado 12 de setiembre de 1914 la tierra tembló unas 35 veces en Caravelí, Arequipa. Según las informaciones que llegaban a El Comercio, a través del telégrafo, los movimientos fueron leves y no causaron mayores daños solo temor en la población. Mientras tanto en Lima el único movimiento que tenía en vilo a propios y extraños era el suscitado en las agencias bancarias. ¿La razón? Desde aquel día entraban en circulación los cheques circulares.
El sistema financiero mundial había sucumbido a los ecos de la Primera Guerra Mundial. La economía peruana colapsó. Algunos bancos cerraron y escaseaba la moneda metálica. El gobierno del coronel Óscar R. Benavides a través de la Ley N 1968, promulgada un 22 de agosto de 1914, autorizó a las entidades bancarias y a la Caja de Ahorros de la Beneficencia de Lima emitir cheques circulares al portador, también conocidos como billetes.
Estos tenían valor desde 1, 5, 10 hasta un millón 100 mil libras peruanas. Su garantía era el oro, los bonos y créditos hipotecarios y los bienes inmuebles con que contaban los bancos en el Perú. Asimismo se creó la Junta de Vigilancia para firmar los cheques circulares y guardar las garantías de los bancos.
Los primeros cheques fueron fabricados en la Casa de la Moneda por el litógrafo alemán Teodoro Scheuch. Su existencia fue transitoria, pero más tarde reaparecieron con innovaciones sucesivas hasta convertirse en documentos de curso forzoso.
“Desde las últimas horas de la tarde del sábado 12 los cheques emitidos por las instituciones de crédito de la capital han entrado en circulación pública”, informó el decano en su edición del 14 de setiembre de 1914.
Su primer uso fue para pagar los sueldos de los trabajadores del gobierno, de la plana mayor de los buques de la escuadra y también a la oficialidad de la artillería de costa.
La curiosidad que despertaron los cheques bancarios fue tal que muchas personas no solo pagaron “un ligero premio” por adquirirlos; sino que formaron largas colas para ser atendidos en los bancos Popular, Italiano (hoy BCP), Alemán Transatlántico, Internacional del Perú (hoy Interbank), entre otros.
Los locales comerciales comenzaron a recibirlos con normalidad. Sin embargo, se presentaron algunos problemas al momento de dar el vuelto, pues carecían de monedas.
El decano relató el caso de la tienda de Won Long, ubicada en la calle de Pampa de Lara hoy cuadra 10 del jirón Cusco, donde al cambiar solo dos cheques se quedaron sin monedas. Por ello se negaron a aceptarlos. Nuestros periodistas encontraron más casos de personas intentando en vano comprar todo tipo de artículos con los cheques.
La policía no sabía cómo solucionar estos conflictos, pues ambas partes tenían razón en su reclamo. Estos problemas ocasionaron que muchos negocios simplemente se negaran a aceptarlos.
Con el paso de los años y con una economía más estable los cheques bancarios serían utilizados con mayor facilidad. Ya en 1964 se entregaban las famosas chequeras.