La Cruzada del Vidrio: cuando miles de voluntarios recolectaron millones de botellas para ayudar a las zonas más pobres de Lima
En junio de 1961 un ejército de voluntarias recorrieron las calles de la capital buscando botellas vacías. Se esperaba superar los 3 millones recolectados en la primera cruzada. El objetivo era dotar de recursos a la Misión de Lima para sus obras asistenciales.
Con más de tres mil voluntarias y mil vehículos a su disposición comenzó la II Cruzada del Vidrio en junio de 1961. Este movimiento de cooperación estaba basado en la recolección de botellas y pomos vacíos que luego serían vendidos para reunir fondos y cooperar con las obras de la Misión de Lima.
Las organizadoras de esta colecta, que duró dos días, buscaban superar el éxito de 1959, año en que se efectuó la primera cruzada. En esa ocasión se recogieron alrededor de 3 millones de botellas las que luego de una minuciosa clasificación fueron vendidas en 300 mil soles de oro. Dicha suma fue invertida en su totalidad en obras de asistencia social en pueblos jóvenes.
Integraban el comité organizador María Rosario Araoz, María Boza de Denegri, Isabel Ferreyros de Miró Quesada, Zoila de Guzmán Marquina, Carmela de Jarque, Sara Bustamante, Clarisa Arangoitia de Cava, Julia Meyer y Augusta de Tenorio.
En busca de botellas
El desarrollo de esta segunda cruzada fue cuidadosamente planificada. Lima fue dividida en 25 sectores con sus respectivos depósitos. En camiones, autos y jeeps, proporcionados por empresas e institutos armados, un verdadero ejército femenino con el que colaboraron escolares, trabajadores municipales y vecinos recolectaron casa por casa botellas vacías.
Después de recoger los pomos u otros objetos de vidrio se dirigieron a los depósitos indicados para su almacenamiento.
Según los primeros informes de aquel viernes 15 de junio de 1961, la cruzada estaba teniendo un rotundo éxito. En el segundo día de colecta las brigadas continuaron con su plan de visitas. Además llegaron a las casas que solicitaron por teléfono su presencia.
Con los fondos recolectados, la Misión de Lima planeaba construir un hogar de emergencia para niñas en el asentamiento Dos de Mayo; una escuela parroquial en Pampa de Comas; casas misión en Leticia, Miramar y el Callao; y obras asistenciales en Vitarte.
Acción publicitaria
Para asegurar el éxito de la campaña el comité realizó una intensa labor publicitaria a través de la prensa, radio y televisión.
En diversas zonas estratégicas de Lima y Callao se colocaron gigantescas botellas de cartón pintadas de verde con la siguiente inscripción: “Obsequie una botella. La misión vendrá por ella”.
En la II Cruzada del Vidrio se recaudaron 4 millones de botellas. Aunque la campaña terminó, se dejó abierta la posibilidad de que más vecinos sigan colaborando. En Lima y balnearios se habilitaron lugares para depositar donativos.
En una carta publicada en el diario decano, el Arzobispo de Lima Juan Landázuri Ricketts agradeció en nombre de la Misión de Lima la colaboración de los alcaldes distritales, cuerpo diplomático, congregaciones religiosas, medios de comunicación, profesores y alumnos de las grandes unidades escolares, institutos técnicos y vecinos.