El France: la historia del enorme barco que llegó al Callao y no pudo entrar al terminal por medir como un edificio de 14 pisos
La mañana del 28 de enero de 1974, el transatlántico France no pudo entrar a las instalaciones portuarias del Callao porque no cabía en estas. Su parte más alta tenía la altura de un edificio de 14 niveles. Era un hotel navegante de cinco estrellas.
Mientras en el Madison Square Garden de Nueva York todo quedaba listo para que esa noche la “Pelea del Siglo” entre Cassius Clay y Joe Frazier paralizara al mundo, por la mañana, en el Callao, todos esperaban un barco. Pero no era un barco cualquiera, sino uno de dimensiones colosales. El trasatlántico France, con 2.200 turistas abordo y una tripulación total de casi mil personas, daba un servicio esmerado en una nave que era tan grande que no pudo ingresar al Terminal Marítimo del Callao, en donde debía acoderarse.
Por eso, los botes y las lanchas que transportaron a cientos de pasajeros y a gran parte de la tripulación hacia el puerto chalaco, debieron recorrer antes cerca de cinco kilómetros. La hermosa nave de la Compañía General Transatlántica, con sede en París, realizaba una de las travesías más largas de esos años: el Franceatravesaría cinco continentes, tres océanos y haría 25 escalas.
El France era una ciudad flotante, altiva y poderosa que navegaba desde la década pasada (años 60) y que aún se imponía en todo el mundo. En su interior había una capilla y una biblioteca, tres comedores de lujo, varios bares, piscinas, boutiques, casinos y zonas de descanso, hasta una sala de cine con 650 asientos. Incluso se editaban dos diarios a bordo, para mantener informados a sus pasajeros de 24 nacionalidades, incluidos algunos peruanos.
En realidad, nada faltaba en ese gigante, en ese hotel navegante, cuyo costo ascendía a 160 millones de dólares de esos años. Medía de largo 315 metros y pesaba unas 66 mil toneladas. El France había partido, en esa ocasión, el 4 de enero de 1974, desde el puerto de El Havre, en el noroeste de Francia, en la región de Normandía. De allí arribó a los puertos de Southampton (sur de Inglaterra), Fort de France (Martinica), Bahía y Río de Janeiro (Brasil); y después llegó al Estrecho de Magallanes, acoderándose luego en el puerto Montt en Chile.
A partir de allí, en tierras chilenas, el gigante francés se transformó en un “transpacífico” y se enrumbó hacia el Callao, donde llegó aquella mañana veraniega del 28 de enero de 1974. Esa noche, Clay ganó por puntos al recio Frazier, pero el recio France no pudo acoderarse en el puerto chalaco por sus increíbles dimensiones.
Luego de abordar las lanchas y los botes para llegar al muelle de la Escuela Naval en La Punta, los centenares de turistas que descendieron del France se vieron sorprendidos por un colorido recibimiento dancístico en la explanada de la escuela; de esta forma, se dieron una idea de nuestra riqueza cultural.
Extasiados, alegres y curiosas, los visitantes de diversos países no pararon de usar sus cámaras fotográficas y fílmicas para inmortalizar su llegada a tierras peruanas. Minutos después, abordaron ómnibus y autos privados, que fueron contratados para llevarlos de paseo por Lima.
Así, el transatlántico más grande del mundo de esos años –su parte más alta medía como un edificio de 14 pisos– no solo dejaba a gran parte de sus turistas libres, sino también se preparaba para reabastecerse de insumos y de lo necesario para seguir su marcha; aprovechó también para cambiar a la mayor parte de su tripulación.
Los pasajeros, mayoritariamente mujeres, se encaminaron al centro de Lima para visitar iglesias y museos, y compraron en tiendas especializadas objetos típicamente peruanos como tejidos y platería. Además, hicieron paseos cortos a las playas del norte de Lima y a Chosica, al este de la capital.
Al día siguiente, el martes 29 de enero de 1974, el transatlántico France partió del puerto del Callao hacia el mediodía, con rumbo a las islas de la Soledad, en Tahití, a donde llegarían el 5 de febrero de ese año. Desde la Polinesia francesa, se dirigiría hacia Oceanía. Estarían en Nueva Zelanda, Australia y Tasmania; y luego en la zona asiática como Indonesia, Ceilán (hoy Sri Lanka), Hong Kong e India. Desde allí, visitarían África: Kenia, Sudáfrica y Senegal.
El France cruzaría nuevamente el océano Atlántico, y arribaría imponentemente al puerto de Nueva York, su destino final en Estados Unidos, ya a mediados de abril de ese inolvidable año 1974.