¿Cómo era el Domingo de Ramos en el siglo XX? El registro histórico de El Comercio | FOTOS
En la Lima del siglo pasado, en templos y parroquias -incluso de los pueblos más olvidados- siempre se revivía el triunfal ingreso de Jesús a Jerusalén.
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Todos los fieles que escucharon misa en la Catedral de Lima pugnaban por llevarse los olivos bendecidos. Postal de 1966. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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En muchas provincias los fieles acompañaban los actos litúrgicos con cánticos, procesiones y alfombras de flores. También los prelados y sacerdotes llamaban a reflexionar sobre estos días de Semana Santa, a un reencuentro personal, y a no olvidar al prójimo. Postal de Imperial (Cañete) en 1975. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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En 1966, desde el Vaticano, el Papa Paulo VI inició la Semana Santa con una bendición especial. Mientras tanto en Lima, el arzobispo Juan Landázuri Rickets ofició la misa y presidió la procesión de palmas y olivos en la Catedral. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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Otras escenas que se repetían eran de madres con sus bebes en brazos. Las mujeres usaban mantillas, accesorios indispensables para asistir a los cultos de Semana Santa. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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Conducido por dos frailes franciscanos, escoltado por miembros de diversas hermandades religiosas y rodeado de niños, el pollino encabeza la Procesión de Palmas de Domingo de Ramos en la plazuela de San Francisco. En aquella ocasión, el paseo del asno se volvió a realizar después de cuatro décadas. Postal de abril de 1965. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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A la misa de Domingo de Ramos asistían adultos mayores acompañados de sus familiares. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
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Así celebraron en Pisco la procesión de Domingo de Ramos en marzo de 1967. Foto: Archivo Histórico El Comercio / EL COMERCIO
Esta sin duda alguna será una Semana Santa atípica, pues nos ha tocado quedarnos en casa. En estos días compartiremos con Uds. fotogalerías y notas alusivas a estas fechas importantes en el calendario católico, empezando por el Domingo de Ramos.
En templos y parroquias -incluso de los pueblos más olvidados- siempre se revivía el triunfal ingreso de Jesús a Jerusalén, para ser aclamado horas antes de su pasión, muerte y resurrección. Ni siquiera en la época del terrorismo o cuando el cólera era la epidemia de turno, los fieles católicos dejaban de ir a la misa y posterior bendición de las palmas y ramos de olivos. En algunos distritos de Lima y en provincias como Apurímac, Cajamarca, Ayacucho e Ica, por mencionar algunas, sacaban a la imagen de Jesús sobre un burro, que salía disparado por la plaza principal; mientras los fieles de todas las edades trataban de seguirle el paso.
Revisando las informaciones de décadas pasadas concluimos que uno de los recintos religiosos más concurridos siempre ha sido la Catedral de Lima, donde el arzobispo preside el acto litúrgico conmemorativo.
Las iglesias de La Merced, San Francisco, Santo Domingo y San Pedro, en el Centro de Lima, también eran abarrotadas por los limeños, quienes llevaban las tradicionales palmas para que sean bendecidas. Los vendedores ambulantes hacían su agosto aumentaban su precio aprovechando la demanda de los fieles. También los crucifijos, rosarios y otros artículos de carácter religioso eran vendidos en las inmediaciones de los templos.
En 1990 y 1995 la fiesta religiosa del Domingo de Ramos coincidió con las Elecciones Generales. Por ello en diversos sectores del país las misas se llevaron a cabo un día antes para que los fieles puedan participar.