César Morales Arnao (1923) había sido corresponsal en Huaraz de la United Press, y luego lo fue del diario El Comercio durante varias décadas. El hombre de prensa y andinista tuvo en mente rendir un homenaje especial al aviador peruano Jorge Chávez Dartnell, quien fue el primero en cruzar los Alpes por Domodossola en 1910. Los hechos ocurrieron el jueves 31 de agosto de 1961 y fue verdaderamente un acontecimiento histórico.
Fue la primera vez en la historia de los Alpes que un escalador había colocado en la punta del Mont Blanc (4,810 m.s.n.m), de Francia, una pulcra bandera peruana. Jorge Chávez hubiera celebrado esa proeza de César Morales, y habría recordado su fantástico vuelo en su aeroplano Bleriot: la misma sensación de victoria, de sueño cumplido.
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Morales Arnao era muy conocido en el ámbito del andinismo peruano, de hecho había sido uno de sus pioneros. El interés por el ascenso a las montañas empezó tras el aluvión de 1941, que había causado violentos estragos y mortandad en Huaraz (Ancash). El triste evento atrajo a muchos alpinistas, los cuales se convirtieron en amigos para el joven lugareño César Morales. Ellos le regalaron al aficionado escalador peruano bolsas de dormir, zapatos de montañista y, a la vez, le dieron las primeras lecciones para subir esos bravos nevados del Callejón de Huaylas.
El andinista contó a El Comercio, el 10 de junio de 2017, que la primera montaña que conquistó fue el Vallunaraju, un nevado de la Cordillera Blanca que se aprecia desde la Plaza de Armas de Huaraz. Pero de lo que estaba realmente orgulloso -más allá obviamente de haber estado en 1953 en el primer equipo peruano en escalar el Huascarán (6,768 m.s.n.m.), el nevado más alto del Perú- era ese homenaje a Jorge Chávez en la cumbre del gigante europeo.
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“Puse nuestra bandera en el Mont Blanc, en los Alpes”, contó emocionado el propio Morales Arnao, autor de cinco libros en torno a los nevados y cumbres del Perú, así como investigador con publicaciones sobre el andinismo en revistas extranjeras. En ese entonces, a fines de agosto de 1961, el escalador peruano andaba por Europa, en Francia específicamente, donde con una beca de dos meses estaba llevando un curso completo de montañismo en la famosa Escuela Nacional de Ski y Alpinismo de Chaminox, la ciudad al pie de los Alpes.
Allí aprendió los secretos del montañismo a través de numerosos recorridos previos al lado de los famosos alpinistas, los franceses Lionel Terray (1921-1965) y Maurice Lenoir (1922-2014), el holandés Cornelis Geoffrey Egeler (1917-1983) y el italiano Walter Bonatti (1930-2011). A todos ellos los conoció Morales Arnao cuando estos fueron a los Andes del Perú con expediciones francesas, holandesas e italianas.
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El director de la Escuela de Chaminox lo apoyó abiertamente para que cumpliera su idea de llegar a la cima del Mont Blanc y con la bandera bicolor darle un saludo al héroe de la aviación peruana. Morales Arnao, quien había viajado en barco, pagado por él mismo, hasta que se apareció en Chamonix, esa zona fronteriza entre Francia e Italia, para hacer realidad su homenaje, no solo había dejado la bandera peruana en la cima de Europa, sino también colocó en la nieve de la cumbre, con la delicadeza de un rito sagrado, un chullu andino y una moneda de un sol.
La dificultad mayor del Monte Blanco eran los fuertes desniveles de sus pendientes. Pero tanto en la subida como en la bajada, el peruano montañista acumuló experiencias, conocimientos y aprendizajes. Se fijó mucho en los refugios que pululan en el camino. En la nota de 1961, contó a El Comercio que se imaginó esos mismos refugios bien instalados en el trayecto de la “Cordillera Huanca”, que poseía decenas de picos muy altos y que atraía por esos años la atención de los montañistas europeos.
César Morales Arnao, uno de los fundadores del Parque Nacional Huascarán en los años 60, ha escalado alrededor de 20 montañas en muy distintos países, y en cada una de esas travesías escaladoras nunca dejó de sentir la más grande emoción en cada paso que daba.
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