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La increíble historia del niño peruano que con 7 años ingresó a San Marcos, hablaba cinco idiomas y daba conferencias sobre medicina
Hugo Diego André Zúñiga Utor tenía 5 años de edad cuando obtuvo su certificación como técnico en reparación de computadoras. Con tan solo un año y dos meses de nacido, empezó a leer sus cuentos. En 1997, el pequeño limeño dio su primera conferencia sobre el sistema digestivo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Era la mañana del viernes 31 de marzo de 1995, cuando una noticia publicada en las páginas interiores de El Comercio sorprendió a todos los peruanos. Ese día, el diario decano publicó una pequeña entrevista con Hugo Diego André Zúñiga Utor, un niño peruano de 5 años de edad que se había certificado como técnico en reparación de computadoras.
Hugo Diego nació en Lima el 26 de junio de 1989. Sus padres eran el odontólogo Víctor Hugo Zúñiga y Elisa Virginia Utor. Con tan solo 5 años, ya estaba en segundo grado de primaria. También leía muy bien en inglés y francés y era considerado una mente prodigiosa por varios especialistas nacionales. “Hace dos años le hicieron una prueba de coeficiencia intelectual. Los resultados fueron sorprendentes, pues se certificó que poseía un coeficiente superior”, dijo su padre durante la entrevista.
El odontólogo reveló que el menor empezó a leer sus cuentos con tan solo un año y dos meses de nacido, un hecho que también dejó asombrado a su pediatra. Minutos después, César Vargas, presidente de la Sociedad Nacional de Informática, afirmó que el niño lo impresionó cuando logró desarrollar el curso de “Reparación y ensamblaje de computadoras” que su institución impartió: “Para mí ha sido una experiencia extraordinaria. Este niño ha demostrado tener una inteligencia prodigiosa”.
Antes de finalizar la entrevista, Huguito, como le decía su familia, explicó que era importante reconocer el valor de la sencillez y la humildad, y confesó que “de grande” solo quería ser un buen hombre: “Si Dios me da vida, voy a estudiar para ser médico y ayudar a otras personas. Voy a especializarme en ancianitos”, dijo el menor antes de volver a su computadora, a quien consideraba una “fiel amiga y compañera”. Ese año, Hugo Diego jugó ajedrez con Julio Granda, el primer gran maestro internacional del Perú.
La mañana del lunes 11 de noviembre de 1996, este periódico volvió a informar sobre el pequeño genio. Dos días antes, el sábado 9 de noviembre, un cronista de El Comercio lo visitó en un laboratorio de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ahí sus padres revelaron que, desde hace un año, el menor asistía a esa casa de estudios como alumno libre todos los sábados: “Lo habíamos matriculado en clases de biología, pero él siempre quería más y no le gustó que le dieran microscopios de juguete, así que decidimos traerlo a la universidad”, contó su madre.
Elisa también recordó que cuando estaba embarazada del menor, el doctor acertó diciéndole que su hijo iba a ser “muy inquieto”. Segundos después, Huguito se puso unos guantes, acomodó un banquito ayudado por su padre y se instaló en una mesa para manipular algunos cerebros disecados. Luego, empezó a dar una catedra del tema: “El cerebro nos permite movernos, pensar y controlar nuestras reacciones. El hipotálamo es el que regula los latidos del corazón, también regula tus emociones”. A la charla se sumaron varios alumnos de odontología que estaban en el mismo laboratorio.
Entre los que escuchaban la ponencia, estuvo el profesor Juan Gutiérrez, quien explicó que para trabajar con el pequeño estaba siendo asesorado por dos psicólogos. “Es que Huguito es realmente especial”, dijo el catedrático. Después, Hugo, que era hincha de la ‘U’, dijo que si pudiera hacer algo por el planeta “le pediría a Dios que salve a los niños pobres, que proteja al mundo y que todos seamos felices”. También confesó que estaba “enamorado” de una compañera de su grado del Colegio Jesualdo de San Isidro y que acompañaría en el piano a una amiga, de 21 años, en un concierto que se realizaría en el Museo de la Nación por los 50 años de ordenación sacerdotal del Papa Juan Pablo II.
Al año siguiente, el martes 13 de mayo de 1997, Hugo Zúñiga dio una conferencia sobre el sistema digestivo en la UNMSM. A la presentación llegó vestido con un polo blanco, pantalón corto y medias de Bugs Bunny. El lugar de la exposición lució repleto de gente. Allí estuvo acompañado por sus padres. Es así como ayudado por unas diapositivas, explicó, a alumnos y profesores de San Marcos, el funcionamiento de varios órganos que componen el aparato gástrico.
La charla la amenizó con algunos chistes. Luego, se sentó en un piano y tocó tres temas musicales. Al final de la ponencia, el niño de siete años fue ovacionado por el público. Después, su madre aseguró que estaba muy orgullosa de él y que, a pesar de su sobresaliente inteligencia, pensaban darle una “infancia normal”. Huguito solo afirmó que le encantaban los dibujos animados y que se sentía “orgulloso” de él mismo.
Meses después, en noviembre de 1997, el pequeño prodigio limeño dio una nueva entrevista a El Comercio desde el Colegio Mariscal Toribio de Luzuriaga, en Ate. Allí confesó que le encantaba tocar el piano (instrumento para el que tenía una destreza inimaginable, así lo describió la reportera del decano) y que conoció en Argentina a Sarah Ferguson, Duquesa de York. También se supo que viajó por varios países de América demostrando sus habilidades y que, según un examen que le hicieron, tenía 160 de coeficiente intelectual (CI).
Durante la conversación, el genio peruano reveló que no se sentía diferente a los demás y que quería que lo traten como un niño normal. Asimismo manifestó que le gustaba usar su computadora y ver ‘El laboratorio de Dexter’. Aquella vez, explicó que deseaba convertirse en un pastor evangélico cuando sea grande, al igual que su padre, y desveló que no le gustaba la política ni deseaba ser presidente del Perú en un futuro. Además, agradeció a la Universidad Nacional de San Marcos por abrirle “sus puertas para aprender más” y reveló que le fascinaba leer la biblia.
Al mes siguiente, el 5 de diciembre de 1997, Hugo Zúñiga Utor volvió a conversar con el diario decano. Ya con 8 años de edad y en cuarto de primaria, desveló que lo que más le encantaba del colegio era el recreo, que le gustaba la música de Beethoven, que no se consideraba un niño genio y que nació por cesárea. También se conoció que iba a dar su tercera conferencia sobre anatomía en la Municipalidad de San Borja, donde también tocaría música clásica en un piano. Además, se supo que hablaba inglés, francés, italiano, alemán y español. Asimismo, quería aprender a hablar chino.
La última información que se tuvo de Hugo Diego André Zúñiga Utor es que, en enero del 2000, este diario publicó un anuncio del Colegio Modelo Saco Oliveros en donde se le felicitaba por ser alumno libre de San Marcos con tan solo 10 años, hablar cinco idiomas y seguir dando conferencias sobre medicina. En la actualidad, es neurólogo en la Clínica Centenario Peruano Japonesa (Pueblo Libre), trabajó en el Hospital Guillermo Almenara Irigoyen (La Victoria) y está casado. Esperemos que pronto podamos saber más sobre la vida de este genio que sorprendió a todos los peruanos en los años 90.
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